“Una experiencia inolvidable”
EL IRUNDARRA JAVIER DELGADO COMPLETÓ EL SÁBADO UN IRONMAN LLEVANDO A LILYO, UN NIÑO DE OCHO AÑOS CON DISCAPACIDAD CUYO “SUEÑO” ERA DISPUTAR UNA PRUEBA ASÍ Y QUE “DISFRUTÓ MUCHÍSIMO”
UN REPORTAJE DE NÉSTOR RODRÍGUEZ. FOTOGRAFÍA N.G. - Martes, 29 de Mayo de 2018 - Actualizado a las 06:03h
La lancha de Lilyo iba atada al cuerpo de varios nadadores, entre ellos el irundarra, en los 3,8 kilómetros a nado
Han pasado 72 horas, pero Javier Delgado sigue aún “emocionado”. No es para menos, ya que el sábado por la tarde este triatleta irundarra de 42 años completó el Ironman Frenchman, celebrado en Hourtin (al norte de Burdeos) y lo hizo llevando consigo a Lilyo, un niño francés de ocho años con discapacidad y cuyo “sueño” era completar un triatlón. La organización del Frenchman se puso en contacto con él, y Javier, que lleva años disputando pruebas de larga distancia con fines solidarios, se mostró encantado de afrontar un nuevo reto de esta índole, con el añadido de que esta vez era muy exigente físicamente.
La recompensa para el triatleta guipuzcoano fue vivir una jornada muy especial. “Fue una experiencia única, inolvidable, es difícil describirla. Fue increíble”, dice ya en su casa, donde recupera fuerzas tras el esfuerzo de doce horas y media para completar los 3,8 kilómetros nadando, los 180 en bici y el maratón corriendo. En el agua Lylio iba en una lancha que estaba atada con una cuerda a Javier, en el tramo de ciclismo su silla iba enganchada a la bici del irundarra y en el tramo a pie se turnaron entre varios para ir empujando la silla del chaval.
El triatleta guipuzcoano, que estuvo acompañado en todo momento por otros participantes para ocuparse de la seguridad y las necesidades de Lilyo, se levantó a las cinco de la mañana para afrontar la prueba. “A las siete ya estábamos en el agua y la natación la hicimos fácil, pero la bici me costó mucho, y eso que me hicieron algún relevo con el chaval. Fue muy duro, parecía que la bici no avanzaba, sufrí mucho, pero lo superamos con la ayuda de la gente. Y en la maratón me hacían turnos, sobre todo mi novia Carmen. En total fueron doce horas y 25 minutos”.
La entrada a meta fue muy emotiva, ya que bajaron a Lilyo a 20 metros del final y le ayudaron a entrar andando: “El chaval disfrutó muchísimo, es un niño encantador, feliz, que se lo pasó genial. El maratón eran cuatro vueltas a un circuito de diez kilómetros y estuvo todo el rato chocando manos con la gente. Nos lo pasamos muy bien, fue una experiencia increíble”.
Para Javier Delgado este tipo de retos -lleva ya cuatro años colaborando en diversas causas solidarias- siempre suponen “una cura de humildad”: “Logramos dar visibilidad a gente que lo necesita. Yo le veía a Lilyo feliz y pensaba: De qué nos quejamos los demás. Estaba todo el rato riéndose, lo hizo todo muy fácil. Yo, mientras el cuerpo me lo permita, seguiré ayudando a los demás”.
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