«Este año los trajes llevan como complemento la mascarilla a conjunto»
Conchy y Ana son hermanas y comparten desde hace muchos años el hobbie de crear a mano trajes de caseraConchy Vergara Trajes de baserritarra creativos y artesanos
Estoy leyendo 'Almáciga', el nuevo libro de la escritora y veterinaria de campo María Sánchez. Es una recopilación de palabras y expresiones del campo y nuestros medios rurales. Es una delicia, os lo recomiendo. Empieza con una cita de Donna J. Haraway que dice así: «Importa qué historias contamos para contar historias, qué pensamientos piensan pensamientos, qué descripciones describen descripciones, qué lazos enlazan lazos. Importa qué historias crean mundos, qué mundos crean historias». Pienso que, justamente, en esos trajes de baserritarra o casera que, tal vez, no nos pongamos mañana, hay mucha historia y mucho mundo. Ésta es la historia y el mundo de las hermanas Vergara. Conchy y Ana viven en un mundo de telas y lanas con el que cuentan cada vez una historia diferente. Y es que nunca han hecho dos trajes iguales porque no hay dos historias iguales, pero sí mucho mundo detrás de cada traje de casera que confeccionan con pasión y mucha dedicación. Ésta es su historia y su mundo.
–Conchy, queda un día para el Santo Tomás más extraño que hayamos vivido...
–¡Desde luego! Menudo año. Nosotras hemos trabajado bien, estamos hasta arriba de pedidos, pero es verdad que hemos echado mucho de menos las ferias.
–¿Habrá quien estrene traje mañana?
–Por supuesto. Nuestra ilusión sigue intacta, hemos seguido buscando telas y nuevos modelos con la misma ilusión. Ha sido un año difícil y muy raro, pero aquí seguimos y mañana habrá muchos estrenos. ¡Te lo aseguro! (Risas)
–Tu hermana, Ana, y tú habéis confeccionado trajes de casera adaptados a este 2020. He visto algún complemento más allá de la toquilla...
–¡Sí! ¿Has visto? Hemos hecho algunas mascarillas también a conjunto con los trajes. Es verdad. Este 2020 no lo vamos a olvidar nunca, así que teníamos que adaptarnos y hacer el traje completo. En el 2020 el traje además de toquilla o kaiku, ¡lleva mascarilla!
–Quién os lo iba a decir cuando empezasteis, ¿verdad?
–Pues nadie, la verdad. A las dos nos han gustado los trabajos manuales desde siempre. Es algo que hemos visto en casa desde pequeñas. La ama cosía, así que lo llevamos casi en la sangre. Es un hobbie que tenemos en común. Lo hacemos por puro disfrute. Es algo familiar. Hace algunos años, nos ofrecieron la oportunidad de estar en una feria de artesanía que hacen en Bera, Lurraren eguna, nos animamos y desde entonces... Así andamos, cada fin de año trabajando a tope. (Risas)
–La magia de las artesanas y de las ferias...
–Las ferias son una gozada, sí. Ese primer año fuimos con la intención de probar. Nada más. Llevamos muy poquita cosa, pero vimos que la gente tenía interés y empezamos a hacer más. De ahí, también comenzamos a ir a más ferias. Hemos estado en muchas, desde la de Endanea hasta Elizondo. Es algo que nos gusta mucho porque podemos estar en contacto con la gente y también conocer a muchos artesanos que hacen verdaderas maravillas.
–¿Vuestras maravillas las hacéis en casa?
–Sí, sí. Y ahora, incluso, teletrabajamos y casi tenemos que hacer contrabando.
–¡Pero bueno! ¿Por qué?
–Yo vivo en Irun y mi hermana en Bera. Llevamos ya muchos meses separadas. (Risas) Nos vamos contando por teléfono lo que vamos haciendo. Nos mandamos fotos y hablamos mucho. Y luego, alguna cosa ya hemos tenido que meter en el coche de algún familiar o amigo que se movía por trabajo. Sobre todo sus toquillas y kaikus las hemos tenido que entregar casi haciendo contrabando. Nos lo tomamos con humor, es lo que toca.
–El ánimo no lo habéis perdido, está claro. ¿Cómo hacéis para crear tantos trajes diferentes?
–Uy, volviendo loco a todo el mundo. Yo a mi marido, a Agustín, lo tengo loco cada vez que vamos de viaje. A donde voy siempre saco alguna foto o me traigo algún pedazo de tela. Así vamos haciendo. En realidad, los trajes de casera dan mucho juego. De momento, no hemos hecho dos iguales.
–¿Hay vida más allá del traje negro de lunares blancos?
–(Risas) Mucha vida, ¡todo un mundo! La cuestión es combinar bien las telas y los colores, pero hay miles de posibilidades y unos estampados preciosos.
–¿Hay modas?
–Modas no sé, pero hay gente que cambia y que le gusta tener un traje bonito. Tenemos algunas clientas muy fieles que nos van encargando trajes para los peques de la casa, por ejemplo. No les hacen repetir, les gusta estrenar. Y no me extraña. Ya te digo que los trajes son preciosos y es un trabajo muy creativo.
–Además del teletrabajo obligado, ¿cómo os organizáis tu hermana y tú?
–A mí de siempre me ha gustado más coser y a ella tejer. Hace poco se ha empezado a recuperar la chaqueta vasca, el Kaiku, y tiene más trabajo que hacer toquillas o chalecos. Nos ponemos de acuerdo con los colores, pero cada una hace a su aire. Lo hacemos todo a mano, desde la blusa a la combinación.
–Quedan días de Navidad, ¿quien quiera un traje qué puede hacer?
–Hasta ahora hemos trabajado muy bien a través de las ferias, pero ahora nos tendrán que buscar en Internet.
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