José Mensuro Hernández 'Mensu' (Artista): «Nunca es tarde para empezar a atender las asignaturas pendientes»
A sus 81 años, el veterano pintor bidasotarra acaba de ganar un concurso de acuarela y ha publicado su primer relato
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Ahora que comienza el año, quien más quien menos, todos andamos marcándonos nuevas metas y enumerando buenos propósitos. Para renovar planes y abrir caminos inexplorados no importa la edad. Y si no, que se lo pregunten a José Mensuro, 'Mensu'. El veterano pintor bidasotarra ganó recientemente el concurso de la felicitación navideña de la Agrupación de Acuarelistas Vascos y publicó su primer relato en la obra colectiva 'Oskarbi 21'. Siempre que la salud acompañe, «hay que manter activa la cabeza», dice.
-¿Cómo ha vivido el premio de los acuarelistas y su estreno como escritor?
-Con mucha ilusión. Ganar el concurso de la Agrupación de Acuarelistas Vascos ha sido muy importante para mi, porque yo soy más de óleo y ahí dentro hay gente buenísima. No quiero decir con eso que mi obra haya sido la mejor, sino que quizá haya acertado con el tema. Yo empecé a hacer acuarela hace unos años, cuando mi hijo, que trabaja en temas de arte, tuvo el proyecto de hacer un libro sobre los acuarelistas vascos. Y me dijo, medio en broma: «Debería meterte ahí, porque eres mi padre». Aquello me motivó y así empecé a darle a la acuarela.
-¿Y su relato, 'Náufrago'? ¿Cómo nació?
-Me surgió una idea para un final y de ahí fui buscado un principio. Era un final sorprendente. A mi me gusta sorprender. Tengo un humor que no se si es surrealista, porque a veces la gente no lo entiende, de manera que a veces dudo de que sea humor. Pero bueno..., surgió esa idea y coincidió que se me rompió un tendón, andaba un poco mal para pintar y yo tengo que estar siempre haciendo algo. Ahora paso más tiempo en casa, porque Amparo, mi mujer, está en silla de ruedas y salimos menos. Fue ella la que me animó a escribir, por eso le he dedicado el relato. Escribir siempre me ha gustado. Ya hace muchos años, gané un premio en aquellos Juegos Florales que se celebraban en Fuenterrabía. Amparo tiene una fe ciega en mi, aunque yo no creo que sea para tanto. Ella es muy lectora y hablamos a menudo de esta novela o de la otra o de tal o cual escritor y ella me decía: «Tú tienes que escribir». Y yo le contestaba: «Si, si, voy a escribir un tocho de esos de 1.000 páginas, de los que a ti te gustan». Bueno...al final, he empezado por un relato y espero que se de por satisfecha.
-Todo es empezar y usted es la prueba de que nunca es tarde.
-Pues sí. Ya estoy escribiendo otro relato y tengo alguna idea para el siguiente. La verdad es que me ha hecho mucha ilusión que me lo publiquen y tengo que agradecérselo a Ana, la librera de Oskarbi, y a la asociación de escritores, que son todos muchísimo más jóvenes que yo. Yo ya tengo 81 años. Me quedará cuerda de aquí a Errenteria, pero eso no me preocupa. Lo que me preocupa es que la cabeza me falle. Me da escalofríos pensarlo. Por eso tengo que aprovechar a hacer cosas mientras tenga la cabeza lúcida. Lo que pienso es: «O lo hago ahora, o nunca lo haré». Creo que nunca es tarde para atender las asignaturas pendientes.Eso es lo que me motiva para meterme en todos estos berenjenales. La escritura, la fotografía... todo lo que esté relacionado con el arte. Ahora, de contabilidad no me preguntes, porque en eso soy un desastre.
-No dominará los números, pero ha conseguido vivir de la pintura.
-SI, he sido un gran afortunado, aunque me costó horrores. He hecho muchas cosas antes de poder vivir de la pintura. Yo creo que el que una persona pueda vivir de aquello que siente y necesita es algo muy importante, porque siempre vas a trabajar para hacerlo lo mejor posible. Tu trabajo nunca se va a convertir en una rutina. Cuando mi hijo tuvo que elegir carrera, le dije: «Haz lo que te guste». ¿Pero tiene salida? Pues quizá no tenga mucha salida, pero alguien lo va a pedir y si te gusta lo que haces y necesitas hacerlo, seguro que estarás entre los diez primeros. Si, por el contrario, eliges algo que no te guste, aunque tenga salida, puede que haya 200 aspirantes y tú estés de los últimos.
-¿Continúa pintando lo mejor que le es posible?
-Sí, claro. Todas las mañanas. Es una necesidad, más que una afición. Pero ahora voy a mi aire, disfrutando. Hace tiempo que dejé de dar clases. Preferí retirarme cuando sabía que aún me entregaba y que mis alumnos me apreciaban. No quise seguir y dejar que me pesaran los años y acabar sin ganas. Más vale retirarse a tiempo, como los toreros y seguir con otras cosas. Lo mismo me pasa con las exposiciones. Ya solo las hago cuando las galerías me piden algo para una colectiva. La gente no sabe el trabajo que lleva una individual. La tensión que tienes, porque siempre quieres subir un milímetro más alto que en la anterior, más enmarcar, atender a la prensa y si la galería está fuera, viajar, pasar una semana en un hotel... Eso no es para ahora. Ahora lo que quiero es disfrutar con esas asignaturas pendientes y con los nietos.
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