Rescatan a once barranquistas, cinco de Gipuzkoa, atrapados por la crecida en Fago
Se vieron sorprendidos por una repentina subida del caudal del agua y tuvieron que pasar la noche en el interior de una cueva, pendientes del río
La repentina subida del caudal de las aguas en la Foz de Fago, en Huesca, estuvo a punto de provocar una desgracia. Un grupo de once barranquistas, cinco de ellos guipuzcoanos, vivieron momentos de máxima tensión tras verse atrapados por la crecida a causa de las tormentas. Afortunadamente, todos pudieron ser rescatados sanos y salvos por efectivos de la Guardia Civil, en una operación de gran complejidad, tras pasar la noche en una cueva pendientes del nivel del río. Ayer, con las primeras luces del día, los equipos de salvamento, mediante el empleo de un helicóptero, lograron sacarlos del cauce. Los guipuzcoanos son vecinos de Irun, Oiartzun, Hondarribia y Pasaia.
La voz de alerta de que el grupo podía estar en situación de riesgo la dio otro barranquista el sábado por la tarde, poco después de que hubiese finalizado el descenso por la misma Foz de Fago. Fuentes de Guardia Civil informaron de que sobre las cuatro y media, el comunicante advirtió a la central 062 del instituto armado que detrás de él descendía un grupo importante de barranquistas que no había llegado al final, por lo que intuía que podían haber tenido alguna dificultad debido a la gran cantidad de agua que llevaba por una crecida súbita del caudal, como consecuencia de las intensas precipitaciones que se habían registrado en la comarca.
Tras el aviso, una patrulla de seguridad ciudadana de la Guardia Civil de Ansó se dirigió primero a los parkings cercanos a las zonas de entrada y salida del barranco. Los agentes se percataron de que todavía había varios vehículos estacionados, lo que les indujo a pensar que había personas aún en el barranco.
La cifra
- 55 metros
- de cable tenía la grúa del helicóptero con la que intentaron rescatar en un primer momento a los barranquistas y aun y todo no llegaba hasta el lugar en el que permanecían. Al día siguiente, con otra aeronave consiguieron izarlos. Para ello fue necesario efectuar siete viajes.
Ante esta situación, los guardias contactaron con las empresas de turismo activo de la zona por si alguno de los grupos hubiera comunicado que tenía algún problema. Así supieron que unos de los guías no había regresado y que tampoco había establecido contactado. Desde la empresa respondieron que no habían dado la voz de alerta porque el retraso no les parecía preocupante. Ante esta situación, se dirigió al lugar la Unidad Aérea con personal de refuerzo de la Sección de Montaña de la Guardia Civil de Jaca al objeto de sobrevolar la zona, por si hubiera alguna persona con problemas.
Al llegar al barranco, los especialistas de la Guardia Civil ya observaron que el río llevaba un caudal fortísimo, muy superior al habitual, debido a las descargas de lluvias que se habían producido esa misma mañana en la parte alta de la cuenca.
Señales al helicóptero
Durante el recorrido visual que efectuaron desde el helicóptero, el equipo de rescate consiguió detectar la presencia de tres personas que les hicieron señales y que permanecían atrapadas en el barranco, en una zona que parecía tener una pequeña cavidad.
Mediante la grúa de la aeronave, con un cable de 55 metros de longitud, el máximo de capacidad, los miembros del equipo de salvamento intentaron acceder hasta los barranquistas. Fue necesario incluso largar una cuerda para que se pudiera llegar hasta la cavidad. Una vez abajo, el agente localizó en el interior de la cueva al guía con otros ocho barranquistas a su cargo. También había dos personas más que se habían unido al grupo en ese punto, ya que tampoco podían continuar debido al caudal y fuerza de la corriente.
Todos los barranquistas se encontraban ilesos, aunque presentaban los primeros síntomas de una ligera hipotermia, por lo que se les proporcionó comida y bebida caliente, mantas térmicas y abrigo.
Sin embargo, como quiera que el caudal del río continuaba ascendiendo se vieron en la necesidad de refugiarse en la cavidad. Ante la imposibilidad de que pudieran ser rescatados por otras vías diferentes a la área, el helicóptero se dirigió a Jaca donde recogió a dos especialistas más de la Sección de Montaña de la Guardia Civil de dicha localidad, con más material para intentar desplegar una instalación de cuerdas.
Dado que la noche empezaba a echarse encima, lo que dificultaba sobremanera la operación, el helicóptero dejó a los expertos de montaña en una repisa a 120 metros por encima de la cueva donde se encontraban los barranquistas.
Los agentes comenzaron entonces a desplegar las cuerdas para llegar hasta donde permanecían los atrapados. Cuando lo consiguieron era la una de la madrugada. Los guardias civiles proporcionaron a los barranquistas más abrigo y comida caliente. Asimismo, dispusieron una tirolina por si el caudal aumentaba y llegaba a cubrir la cueva. Este sistema les permitiría abandonar la zona y sacar a los atrapados, aunque se trataba de una maniobra delicada de realizar sin luz y dada la altitud de la pared.
Bajó el nivel
Al final hubo suerte. Tras pasar la noche en la cueva y sin que el caudal del río aumentase, las primeras luces del día permitieron ver que la fuerza del agua había remitido. Ante la mejoría observada, el helicóptero de la Unidad Aérea de la Guardia Civil de Huesca se desplazó al lugar y consiguió evacuar a los once barranquistas. Para ello fue necesario efectuar siete viajes. La operación de salvamento se dio por concluida a las diez de la mañana.
Los rescatados son un vecino de Irun de 36 años; una mujer de 37, de Pasaia; un varón de 35, de Oiartzun, y dos mujeres de 36 y 38 años, ambas de Hondarribia.
Además, en el grupo había dos residentes en Tudela, otros dos en Madrid y el último en Jaca.
Fuentes de la Guardia Civil destacaron «la gran complejidad» que entrañó el rescate. Especialmente difícil resultó el acceso a la zona donde habían quedado atrapados los barranquistas. Ante la imposibilidad de abandonar la zona, ya fuera por vía aérea o por tierra, no les quedó, por lo tanto, otra opción que aguardar y ver cómo evolucionaba la situación.
Fuentes del instituto armado afirmaron que en el caso de que el barranco hubiese aumentado más su caudal, habría terminado por anegar la cueva, «lo que podía haber tenido un fatal desenlace».
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