Jose Mari Aldaya (Médico y escritor): «Mi intención ha sido entretener y si lo he conseguido, estoy contento»
Mañana jueves, a las 19.00 horas, presenta en la biblioteca CBA 'Spanish doctors welcome', su primera y divertida novela
Desde la Grecia antigua, hay una larga tradición de médicos escritores. Jose Mari Aldaya, osteópata donostiarra con residencia y consulta en Irun, acaba de aterrizar en la pista literaria, pero apunta maneras. Mañana jueves, a las siete de la tarde, presenta en la biblioteca CBA su primera obra, titulada 'Spanish doctors welcome' (Bubok Editorial). Se trata de una divertida novela semi-autobiográfica, ambientada en los años 90, en la que relata, entre otras cosas, las peripecias de un joven galeno que, antes de ponerse a estudiar el MIR, prefiere probar suerte en varios hospitales del Reino Unido.
-Recién terminada la carrera y sin dominar el idioma de Shakespeare, hace falta coraje para largarse de casa y aventurarse a trabajar en un hospital inglés.
-¡No, no, tampoco es para tanto! Para mí, los valientes fueron los que se quedaron aquí estudiando el MIR. Eso era un horror. Yo no podía más. Ya no me entraba nada en la cabeza. Me largué, estuve allí seis años y fue una buena experiencia, tanto en lo profesional como en lo personal. Lo recomiendo.
-'Spanish doctors welcome' es su primera novela publicada, pero ¿había escrito algo antes?'
-Aunque he ido por ciencias, siempre he escrito algo. En el colegio creo que no hacía mal las redacciones, porque recuerdo que gané uno de aquellos concursos de Coca-Cola. Luego, por los estudios, dejé aparcada la escritura y la retomé años después, a través de los correos electrónicos que mandaba a mis amigos. Me gustaba el formato, porque era rápido, podías corregir sobre la marcha y darle un poco tu carácter. Además, empecé a escribir sobre viajes. Me gusta viajar y desde hace unos diez años, escribo algo de cada viaje. Pero vamos... que tampoco he escrito mucho. Sí recuerdo que, cuando volví de Inglaterra, dejé escritos un par de episodios que están en el libro. Uno de ellos fue el de la víspera de San Sebastián.
-Pues ese es un capítulo bien cómico. Lo cuenta estupendamente, porque no nos ha costado nada imaginar esa hilarante Tamborrada de galenos que describe, compuesta por una birmana, un indio, un chipriota, un holandés, dos británicos y tres donostiarras. Habría que verlos tocados con gorro de cocinero, armados con cuchillos y tenedores e intentando entonar el «Bagera! gu ere bai...»
-Bueno, sí, ja,ja,ja. La vida allí era así. Conocías a un montón de gente extranjera y hacías piña atendiendo a tus afinidades. Te ibas con el que te arropaba y te daba calor, fuera de donde fuera.
-Hay otros episodios muy chistosos en su libro pero, sin dejar de lado el humor, también relata algunos de esos momentos duros que vive todo inmigrante, aunque sea médico.
-Sí, sí, nos reímos con las anécdotas, pero el libro también habla de lo que es tener que marcharte de tu pueblo, porque aquí no tienes manera de ganarte la vida. Te encuentras con los que te reciben con los brazos abiertos, que para mí fueron la mayoría, pero también con los que te hacen vivir situaciones que podrían calificarse de racistas. En nuestro caso, era algo más solapado, porque el mundo de los hospitales es muy particular. Pero, aparte de las jerarquías, también veías el racismo. No era lo mismo un médico de piel oscura que un médico europeo. Digamos que, de cara a conseguir un puesto más elevado, lo tenían peor los morenos y los que no eran ingleses. El tema de 'los de aquí' y 'los de fuera' es de siempre y de todas partes.
-Con todas esas experiencias, fue armando su libro.
-Sí, pero muy poco a poco, porque yo no tengo tiempo. En un momento dado, vi que tenía unos cuantos correos electrónicos, unas cuantas historias y pensé que podía hacer un libro con ellas. El primer manuscrito se lo pasé a un antiguo profesor mío de Lengua, para que me diera caña y me la dio. Me hizo un montón de anotaciones en rojo. Me dijo: «Aquí hay material para un libro, pero, tal y como está, es indigerible. Empieza de nuevo». ¿Qué? Lo dejé aparcado cuatro meses. Y volví a escribirlo. Se lo pasé a un editor y, aunque no fue tan crudo, también me dio caña. Al final, lo he escrito cuatro o cinco veces y no sé si me he pasado de vueltas o si tendría que haberle dado alguna vuelta más.
-Pero bueno...¿se ha quedado satisfecho con la novela?
-Pues no sé... Creo que ahora la escribiría de otra manera. Lo he hecho para mi disfrute y para que les hiciese gracia a mis amigos. Además, lo he terminado cuando mis hijos ya están acabando sus carreras y pueden apreciarlo. Mi hija lo ha leído, le ha gustado y se ha reído y mi hijo lo está leyendo. Mi intención ha sido entretener y si lo he conseguido, estoy contento.
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