Rosa Mari Garmendia investiga sobre la Alcaldía de sacas en el nuevo boletín de estudios de LUKT
Este «órgano de resguardo o juzgado de contrabando», anterior a la Aduana, funcionó en Irun hasta mediados del siglo XIX
El nuevo boletín de la colección 'Estudios' de Luis de Uranzu Kultur Taldea (LUKT) acaba de ver la luz: 'La Alcaldía de sacas de Gipuzkoa' es el título de la investigación que firma Rosa Mari Garmendia. Licenciada en Geografía e Historia y profesora del colegio El Pilar desde hace cuatro décadas, ha publicado varios artículos en el Boletín de Estudios del Bidasoa y, ahora, da a conocer los resultados de una investigación a la que lleva dedicada «prácticamente toda la vida», explicó José Monje, miembro de LUKT.
Efectivamente, Rosa Mari Garmendia comenzó a investigar sobre la Alcaldía de sacas que existió en Irun hasta mediados del XIX «recién terminada la carrera. Realicé un estudio sobre el establecimiento de la Aduana Nacional en Irun desde 1841, y descubrí que, hasta esa fecha, en la ciudad había estado operativa la Alcaldía de sacas de Gipuzkoa». Era «un órgano de resguardo, o juzgado de contrabando, cuya finalidad era controlar la extracción de artículos que estaba prohibido sacar en el Reino de Castilla: caballos, legumbres, carnes, joyas... Y un largo etcétera».
- 'La Alcaldía de Sacas de Gipuzkoa'
- El trabajo de Rosa Mari Garmendia Estomba es el volumen número 17 de la colección 'Estudios' de Luis de Uranzu Kultur Taldea. Tiene una extensión de 575 páginas.
- Precio
- El libro puede adquirirse en las librerías de Irun al precio de 29 euros. Para los socios de Luis de Uranzu Kultur Taldea, a quienes se les enviará directamente el volumen, el coste será de 22 euros.
La Alcaldía de sacas era un órgano «de gran relevancia, una de las joyas más apreciadas por todos los guipuzcoanos. No en vano, la existencia de este juzgado aseguraba el suministro de alimentos y otros artículos libres de gravámenes». Además, hay que tener en cuenta que «ocupar el principal puesto de esta institución», el de Alcalde de sacas, se traducía en «obtener elevados ingresos» y en «un prestigio social». Haber desempeñado dicho cargo era, asimismo, un trampolín a otros: «muchos de los alcaldes de sacas consiguieron, después, ser diputados generales», explicó Rosa Mari Garmendia.
Era un órgano, también, «de gran utilidad para la Corona. La libre introducción de alimentos para el sustento de todos los guipuzcoanos garantizaba el poblamiento de esta parte del Reino», lo que, a su vez, le permitiría «defenderse de Francia en caso de que se produjeran hostilidades». No obstante, «nada hay perfecto», y «al amparo de la Alcaldía de sacas se desarrollaba un contrabando no sólo por parte de los guipuzcoanos, sino también de foráneos». Y, por otra parte, «las necesidades financieras de la Corona, cada vez más acuciantes dadas las numerosas empresas bélicas en las que participaba, llevaron al poder Real a acentuar el control sobre las extracciones e importaciones que aquí se realizaban».
Con el paso del tiempo, «se fueron restringiendo las competencias de este organismo», señaló Rosa Mari Garmendia. Fue a finales del siglo XVIII cuando «se puso en tela de juicio la validez» de la Alcaldía de sacas como «órgano de resguardo». En un principio, los cuestionamientos venían sólo «de representantes Reales, que veían como su funcionamiento perjudicaba al erario público. Pero, con el tiempo, las irregularidades comerciales perjudicaron también al comercio guipuzcoano». Hubo varios intentos de suprimir esta institución, que finalmente se materializaron en 1841. Así se cerraba la historia de la Alcaldía de sacas de Gipuzkoa, que había estado en activo desde el año 1517.
Esa es la historia resumida de esta institución, en la que se puede ahondar a través del nuevo boletín de LUKT: la investigación desarrollada por Rosa Mari Garmendia trata «los orígenes de este órgano de resguardo, su evolución a lo largo de la época moderna, las funciones que tenía, que variaron a lo largo del tiempo; los recursos humanos y materiales con los que contaba, el interés que suscitaba en guipuzcoanos, foráneos y organismos reales de la provincia; la conflictividad que generaba con todas estas entidades y, finalmente, el ocaso de la institución».
Rosa Mari Garmendia transmitió su agradecimiento «al Ayuntamiento de Irun por el patrocinio de esta obra, y a la Sociedad de Estudios del Bidasoa LUKT por la buena acogida que ha dispensado a mi trabajo desde un primer momento». El agradecimiento se hizo extensivo a José Monje, «por los ánimos, los desvelos y todas las gestiones que ha realizado para que este trabajo se pudiera publicar». El representante de LUKT, por su parte, destacó el «gran trabajo que ha supuesto la publicación de esta obra para su autora». José Monje también animó a la ciudadanía «a que se haga socia de LUKT».
La delegada de Cultura, Juncal Eizaguirre, señaló que el de la Alcaldía de sacas «puede ser un tema desconocido para muchos», cuyos entresijos y contexto histórico «se pueden descubrir a través de esta publicación, tremendamente interesante». La delegada agradeció «la labor e implicación de LUKT. Gracias a estos boletines, vamos ampliando el fondo histórico de la ciudad».
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