IRUN
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Una noche mágica para todos
Los mayores, los más pequeños, todos vivieron con intensidad la visita de los Reyes Magos que ya están de regreso a Oriente con la promesa de volver
07.01.14 - 01:25 -
Como siempre, las aceras se llenaron mucho antes de que la cabalgata arrancara. Miles de niños, en compañía de sus padres y familiares, aguardaron, impacientes, la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar.
Para muchos, muy pequeñitos aún para comprender en todo su volumen esa noche del cinco de enero, la experiencia fue alucinante. Fue el caso de Amaiur, que apenas cuenta dos años y medio, y veía, a hombros de su ama, un desfile que la dejaba boquiabierta.
El Rey Melchor acababa de pasar por delante de ella lanzando caramelos y cuando su carroza apenas había alcanzado la calle Iglesia, entre el retumbar de los tambores de Santiagoko Deabruak, emergía la de Gaspar por el paseo de Colón, girando hacia San Juan. «¡Ama, begira! ¡Beste bat!», informaba ella.
Más impresionante si cabe fue la llegada de Baltasar. Su carroza iba precedida de la batukada de Zozongo. No será la música más navideña, desde luego, pero puso a bailar a todo el mundo. Saludado el tercero de los reyes, a los txikis les quedaba aún otra sorpresa. Porque navideñas tampoco son, es cierto, pero pocas figuras hacen más ilusión a los enanos de la casa que la de Mickey Mouse, que con su tropa Disney saludaba desde la cuarta y última carroza del desfile. Las Majorettes de San Vicente de Paúl con la música de las fanfarres Elizatxo y Los tranquilos cerraron el espectáculo callejero de la víspera del día de Reyes.
Pequeños y mayores
Ya desde el balcón, los Reyes se dirigieron a los irundarras. Melchor explicó a los críos que está un poco harto de que sus dos colegas le tomen el pelo por su edad.
Gaspar confesó que quisiera quedarse a vivir «con vosotros en esta hermosa ciudad» y Baltasar desveló a los niños el secreto para hacer sonreír a los demás. Después se comprometieron a visitar cada una de sus casas esa misma noche. Y cumplieron.
Pero los hogares no fueron el único sitió al que rindieron visita. Antes de pasearse por la ciudad, los Reyes se acercaron a las residencias de mayores. Allí conversaron con los residentes y les dejaron unos detalles para demostrar que la ilusión y la magia de estas fechas no son cosa de los más pequeños, sino una alegría que hay que compartir con todos. Ayer por la mañana ya se habían marchado con la promesa de volver dentro de 364 días.
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