«Procuramos traer zapatillas para calzar bien a los pies más delicados»
- M. J. A. | IRUN.
La zapatería Pombar de la calle Mayor es el establecimiento más antiguo de los cuatro citados en este reportaje. Abrió sus puertas al público en 1939, en el mismo local de la calle Mayor en el que se encuentra ahora. «Ya antes de la guerra, mi suegro, Luis Pombar, había empezado en este local como zapatero remendón y fue en el 39 cuando puso la zapatería», cuenta Inma Ariztia, que actualmente regenta el establecimiento junto con su hijo Óscar.
A Luis Pombar le sucedieron en el negocio sus hijos José Luis, Miguel y Jesús, los dos últimos ya fallecidos. «Mi marido era el pequeño, Jesús, y al morir él nos quedamos en la zapatería Óscar y yo. Mi hijo es la tercera generación de zapateros Pombar y aquí seguimos, aguantando carros y carretas, que no está la cosa fácil», dice Inma.
¿Quién no ha comprado unas alpargatas en la zapatería Pombar? «Las alpargatas ayudan, claro. San Marcial nos da un empujoncito y otro nos lo dan las navidades, con las abarcas. Pero en Pombar vendemos de todo, porque tenemos buen género. Trabajamos con casas con las que llevamos muchos años y son de garantía».
La zapatería de la calle Mayor cuenta con una clientela fiel. «Tenemos muchos clientes de siempre, muchas abuelas que siguen viniendo si pueden y si no pueden, mandan a los hijos o a los nietos a por las zapatillas de casa y les dicen: ''¡Pero trae de Pombar, eh!''».
El trato con el cliente es esencial para que el negocio funcione. «Nosotros tenemos un trato muy cercano con el cliente», continúa Inma. «Aquí vienen las viejitas y te empiezan a contar su vida, porque tienen ganas de hablar y yo las escucho encantada mientras voy probándoles las zapatillas. Me lo paso pipa. La relación humana se está perdiendo en el comercio y es una pena. Hay gente que está tan acostumbrada a ir a los centros comerciales que cuando entra en una tienda pequeña como ésta de Pombar, se pone a mirar las zapatillas y ni saluda. Y tú estás detrás del mostrador y piensas: ¡Oye, que estoy aquí!»
Anchos especiales
Pombar ofrece «zapatillas de anchos especiales para pies delicados y la gente viene buscarlas. Hay pies anchos, pies hinchados, pies con juanetes y con dedos de martillo... Procuramos traer zapatillas para calzar bien a los pies más delicados. Zapatillas normales, hay en muchos sitios. En los centros comerciales hay pasillos enteros de zapatillas normales. Nosotros con eso no podemos competir. Yo aconsejo a los clientes y les digo si el calzado les queda ancho o si hay otro modelo que les puede quedar mejor. Otra cosa es que luego me hagan caso, pero yo les miro el pie y ya veo si la zapatilla que me han pedido les va a ir bien o no y se lo digo, porque es mi trabajo».
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