Behobia recupera el pulso
Gran afluencia de clientes franceses en los comercios de la muga tras la reapertura del paso fronterizo
98 días después del cierre de la muga por la pandemia del coronavirusBehobia recupera el pulso. La reapertura del paso fronterizo la pasada medianoche ha reiniciado la activad en la zona comercial de la muga, donde este domingo se ha producido una gran afluencia de clientes galos. Atrás han quedado los tres largos meses de confinamiento y desescalada por el Covid-19 en los que las persianas echadas, las terrazas cerradas y las mesas y sillas encadenadas habían sustituido al trajín habitual de unos comercios cuya clientela depende en «un 99%» de la clientela de Iparralde. «La mejor noticia es que estamos trabajando muy bien», señala el presidente de la Asociación de comerciantes de Behobia, Rubén Fraile.
Junto a su hermano David, Rubén regenta La Cave, una tienda en la que venden productos de charcutería y alimentación, vinos y licores. El establecimiento abre a las 8 de la mañana, pero él llega con antelación para tener todo listo cuando. Hoy lo ha hecho a las 7:20 y se ha encontrado con una sorpresa. «Había colas de clientes, sobre todo, en los estancos y uno decía que había venido desde Burdeos. Son 250 kilómetros» cuenta.
Eusko Etxepare es una de las personas que pacientemente ha hecho cola bajo un sol que apretaba a mediodía. «Quizá estaría mejor en la playa, pero quería aprovechar la ocasión». Etxepare vive en Urrugne y habitualmente acude a la zona atraído por los precios más baratos de algunos de los productos, especialmente tabaco. Ha esperado 25 minutos hasta que ha llegado su turno para hacerse . «Compensa porque a este lado de la muga un cartón de la marca de rubio que fumo ronda los 50€ y en Francia, en cambio, pueden ser 120 o 130 euros», explica antes de que se le acabe el ticket de la OTA y encaminar sus pasos hacia el aparcamiento de rotación donde ha dejado su vehículo.
No es fácil encontrar un lugar para aparcar. Los parking están llenos y hay coches esperando en doble fila, agazapados y a la espera de que algún hueco se libere. En el que está frente a las cafeterías de diecisiete coches solo d0s tienen matrícula francesa. Entre los que esperan para repostar en la gasolinera de enfrente también son mayoría los del país vecino. De quince que están en la cola, únicamente uno no procede del otro lado de la muga. Y en las máquinas de la OTA, otro tanto . Allí, Iker, el vigilante, se las apaña para atender las dudas de los que quieren sacar su ticket y comprobar que los vehículos aparcados no se pasan de la hora. «No doy a basto. Ayer no había nadie y hoy no cabe un alfiler», señala. «Lo que hace falta es que sea así otros muchos días del verano», responde Marco, que junto a su hermano Luis dirige Venta Teixeira.
El ir y venir de clientes se mantiene constante durante toda la mañana.Los comerciantes no paran y apenas tienen tiempo para atender a alguien que no quiera hacerse con alguno de sus productos. Sonríen detrás de las mascarillas porque «este movimiento es lo que hacía falta. Sin clientes franceses Behobia estaba muerta. Ahora podemos tener ilusión, después de haber visto nuestro futuro gris casi negro», afirma Marco mientras ordena el expositor que tiene en la calle con productos de menaje. «Hay faena como cualquier otro domingo, como si el coronavirus no hubiera pasado. Que siga así», finaliza.
Se pone fin a tres meses para olvidar. De persianas cerradas y calles vacías. La zona fronteriza de Behobia en Irun ha vivido estas últimas semanas ajena a la desescalada. La apertura paulatina de comercios, los aforos, las colas para comprar... Ni la fase 1, ni la 2 ni la 3. La nueva normalidad parce que no venía nunca. Hasta hoy.
La frontera de Behobia se ha mantenido hasta a medianoche de ayer cerrada a cal y canto con una enorme valla metálica, lo que ha provocado que nadie pasara por ahí ni hiciera un alto en el camino para repostar, comprar en las tiendas de la zona o comer en alguno de los negocios de hostelería. Con ese panorama, la mayoría de los negocios han mantenido la persiana bajada.
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