Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 21 de Febrero de 2021.
Un camino para seguir innovando en movilidad
Mugikortasun berriruntz. Tres jóvenes, dos de ellos irundarras, han presentado a todos los partidos un ambicioso documento para que la ciudad recupere una posición pionera en la movilidad urbana
Formación, sensibilidad, investigación y ambición. Con esos ingredientes, Alba Molas, Oier Martínez Violet y Mikel Ormazabal redactaron Mugikortasun berriruntz, una propuesta de movilidad urbana para Irun que han compartido con todos los grupos políticos del Ayuntamiento. Fueron dos meses y medio de trabajo compatibilizados con sus respectivas profesiones y estudios.
«La ciudad no es de un alcalde ni de un grupo político, pero es verdad que lo parece porque desde la sociedad civil no hay mucho movimiento», explican. Ellos tienen interés personal y profesional en los nuevos modos de movilidad e Irun ha sido a menudo protagonista de sus tertulias sobre el tema. Así, decidieron tomar la inicitativa y elaborar un documento muy completo, serio, y profesional que después han regalado al consistorio.
Quieren dejar claro que su propuesta «no es apolítica, porque está cargada de ideología, pero sí es apartidista. Creemos que todos los grupos deben apoyar medidas en esta línea». 'Esa línea' es la que comprende la movilidad como un concepto amplio que va a ser trascendental en las ciudades en estos próximos años. «No es sólo tráfico y aparcamiento. Es cómo usamos el espacio público, es contaminación y ruido: más de la mitad del ruido y la contaminación en las ciudades, según la Agencia Europea del Medioambiente, lo genera el tráfico».
La Ley de Transición Ecológica y Cambio Climático va a exigir cambios profundos en la movilidad urbana. «Va a limitar el uso de vehículos y no va a valer con cambiar los coches por otros eléctricos». Las propuestas de este joven equipo de tres siguen la línea que marca la ley, la misma que se apunta desde Europa y que no termina de llegar a la sociedad con claridad: hay que reducir los movimientos de vehículos a motor y fomentar los desplazamientos activos (peatonal y en bicicleta).
Recuperar la ambición
Molas, Martínez y Ormazabal destacan que Irun fue pionera en movilidad sostenible con medidas como la de implantar la Zona 30 en todo el municipio, «la segunda ciudad del Estado que tomó esa decisión», una idea que en los últimos años se ha ido generalizando. «Pero actualmente, la movilidad de la ciudad sigue planteándose en términos de coche y tráfico. No se toman determinadas medidas porque afectan al coche y, mientras, se siguen reclamando aparcamientos». Admiten que «Irunbus funciona y ha mejorado mucho, pero no se prioriza lo suficiente el transporte público, ni el peatón, ni la bici».
El documento que redactaron recoge diez líneas de actuación pero hay una que vertebra el cambio hacia un escenario en el que las demás tendrían sentido y serían realmente útiles. El paso trascendente es el que recoge la infografía que abre esta página y se resume en una idea: limitar el uso de buena parte del paseo de Colón, desde la plaza de San Juan hasta la avenida de Gipuzkoa, a bicicletas, autobuses y taxis.
Molas, Martínez y Ormazabal proponen una solución viaria con los carriles bici en el centro separados físicamente de calzadas a ambos lados. El mismo diseño se mantiene, con las necesarias variaciones, hasta el puente sobre el ferrocarril, aunque en ese otro tramo sí plantean la cohabitación con los vehículos privados, sobre todo para habilitar giros y permitir el paso de un lado al otro de Colón.
En la avenida de Navarra también apuntan la necesidad de carril bici, en ambos sentidos o al menos en el de subida. De esta manera, se pacificaría todo el eje central de la ciudad, minimizando la contaminación ambiental y la acústica y se podrían eliminar los semáforos, innecesarios para regular un tráfico mínimo en una zona de máximo 30 por hora. Esa transformación dejaría vía libre a la «mejora de las frecuencias de los autobuses urbanos e interurbanos», que tardarían bastante menos tiempo en completar los respectivos recorridos «por la ausencia de atascos y semáforos y por no tener que salir del carril de circulación y volver a incorporarse en cada parada».
La movilidad ciclista, no hay duda, se vería reforzada por contar «con un eje transversal Hospital-Punttas, con carriles bici segregados, lo que da mucha seguridad a los usuarios». También saldría ganando el peatón, que encontraría un centro urbano por el que se movería sin semáforos y, casi, sin tráfico.
Desde este punto de partida, la propuesta plantea lanzar nuevas líneas de autobús, impulsar el reparto de mercancias en el centro con sistemas basados en la bicicleta, incorporar guardabicis seguros, convertir Ficoba y su aparcamiento en un recurso para los visitantes que quieren ir al centro... También aparecen otras medidas como elevar el coste anual de la tarjeta OTA y ajustar las plazas de aparcamiento en superficie para desincentivar la compra de coches.
En el documento, cada una de las propuestas se explica con detalle, se argumenta y se defiende con casos de éxito y estudios como, por ejemplo, el realizado en Londres y que calculó en un 40% más el gasto de quienes se mueven a pie, en bici o transporte público y en un 17% menos los locales cerrados en calles pacificadas.
También con datos (de actuaciones en Berlín o París) defienden que esta transformación podría llevarse a cabo con un coste bajo. Sugieren 'acciones tácticas', que son las que producen cambios profundos con una inversión escasa. En esto, no se van lejos en busca de ejemplos. «Lo que el Ayuntamiento de Irun ha hecho los últimos meses con el paseo y bidegorri de Letxunborro o la peatonalización de la calle Javier Esteban Indart son acciones tácticas».
Sea de la forma que ellos proponen, sea de otra, el nuevo marco legal va obligar a las ciudades a una transformación radical en la manera en la que entienden la movilidad. Molas, Martínez y Ormazabal avisan de que su planteamiento «es de mínimos», lo necesario para encajar en ese nuevo marco. «Pero habría que ir mucho más allá». No son ajenos a que operaciones de este perfil, «encuentran inicialmente rechazo en la ciudadanía, pero la experiencia demuestra que una vez aplicadas, luego la población no las quiere revertir, no quiere volver a la situación anterior».
Debate serio
Los cambios trascendentales de su propuesta «se podrían llevar a cabo en medio año», pero con la reflexión para la redacción del nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible en marcha, la clave está en que en ese documento medidas como las que plantean tengan posición preponderante. «Con el anterior PMUS Irun fue pionera en cuanto a avances en movilidad sostenible y es el momento de que vuelva a serlo».
Las decisiones en movilidad siempre son polémicas y las que va a haber que tomar no estarán exentas de debate. De momento, dando muestra de la seriedad del trabajo de estos tres jóvenes, el Grupo Popular recogió una de sus propuestas (estudiar una nueva línea de autobús que pase por Santiago, Ficoba y Mendibil) proponiéndola para que el Gobierno la incorpore a su programa. Además del PP, Socialistas de Irun, Podemos-IU y EH Bildu votaron a favor.
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