Una Edad Media con acento francés
El mercado medieval de Behobia se estira hasta hoy para recibir a los vecinos galos, que disfrutan de una jornada festiva
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
«Hay más gente que cualquier otro domingo, lo difícil es saber si se debe a que en Francia están de puente, a que ha salido este día nublado que siempre ayuda al mercado medieval o es por todo un poco», señalaban ayer en un comercio del barrio de Behobia que desde el viernes y hasta hoy disfruta de una feria de la Edad Media organizada por los comercios del barrio con el apoyo de la asociación vecinal y la asociación de comercios irundarra Bidashop y con la colaboración del Ayuntamiento de Irun.
Cierto que un domingo de mayo es de por sí una apuesta casi segura en el barrio fronterizo, cuyas tiendas prevén la visita de numerosos vecinos del otro lado del Bidasoa. Pero también lo es, como confesaba Eliane, la madre de una familia de San Juan de Luz y la mejor hispanohablante entre ellos, que «si no fuera por este mercado medieval seguramente no habríamos venido hoy». Lo decía mientras disfrutaba con los suyos de una copiosa comida de producto gallego, rodeados de bolsas de plástico «con las compras del día. Sí son muchas», reconocía entre risas».
Pero ayer en Behobia no se hablaba sólo francés. Josune y Mikel se habían acercado desde el centro de Irun «dando un paseo. Teníamos mucha curiosidad por ver la feria, porque el año pasado no pudimos venir y nos quedamos con las ganas. Está bien, pero quizá esperaba algo más. Me han gustado los personajes que andan por la calle ambientando el evento, le da un poco de chispa a esta historia. Ahora vamos a ver si vemos algún aguilucho», explicaba ella de camino a la zona de cetrería donde se concentraba muchísima gente para ver las 15 aves rapaces presentes y, con suerte, coincidir con alguna de las exhibiciones de vuelo.
Los personajes a los que se refería la vecina irundarra eran actores de calle. Ayer por la mañana, destacaban dos grotescos ‘matasanos’ que recorrían la zona de los puestos avisando de supuestas enfermedades que podrían sanar con sus estrafalarios productos. También se dejó ver Froilán, el simpático duende que no desaprovechaba oportunidad alguna de sacar los colores a los paseantes y que caminaba dando saltos a la voz de «hoy, yo también estoy ‘votando’».
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