Vuelven los contrabandistas
Bitamine Faktoria y Nekatoenea ponen en marcha un proyecto de cultura contemporánea transfronteriza. Profesionales del arte editan 'Kontrabandistak', una publicación que habla en varios idiomas y reflexiona sobre la muga y lo que representa
«Gracias por permitir que esta red haya llevado a cabo esta aventura tan ambiciosa. Somos contrabandistas, sí, pero contrabandistas culturales. Hace un tiempo nos propusimos la meta, para algunos anacrónica y para otros imposible, de crear una publicación transfronteriza en papel y hacerla pasar de mano en mano, utilizando las antiguas redes sociales, aquellas en las que el 'me gusta' se daba con un apretón de manos y una mirada cómplice. Gracias por uniros a esta red y por confiar en la palabra».
Éste fue el mensaje que Carlos Sánchez (en euskera), Elke Roloff (en francés) y Helga Massetani (en castellano) transmitieron a los asistentes a la presentación del primer número de 'Kontrabandistak', una publicación impulsada por la red de cooperación transfronteriza Mugakide, creada en 2015 con el fin de reforzar la comunicación y la promoción del entramado artístico-cultural de la comarca del Bidasoa, que ya venía produciéndose con la colaboración entre Bitamine Faktoria, de Irun y Nekatoenea Résicence d'artistes, de Hendaya. Una decena de profesionales del arte y de la cultura de ambos lados de la muga y de otras procedencias han colaborado en el proyecto 'Kontrabandistak' (KBK), que, desde las artes visuales y plásticas, propone una reflexión sobre los límites que nos condicionan, nos separan y nos dividen, así como un relato diferente sobre la frontera.
La convocatoria
Diferente fue, también, la convocatoria que nos llevó en la noche del pasado viernes hasta la presentación de KBK. Hará unos veinte días, recibimos en la redacción de DV una invitación extraña. La cita, clandestina, fijaba una fecha, el día 2 de marzo; un lugar, la puerta del restaurante de Ficoba y una hora, las 18.30. Los convocantes se hacían llamar... 'Kontrabandistak' y apenas daban pistas sobre su identidad. La curiosidad nos pudo y el viernes nos presentamos en el lugar y a la hora convenidos, vestidos con ropa oscura y calzado cómodo, según se nos había indicado.
Allí nos encontramos con gente conocida e igualmente intrigada, la mayoría relacionada con el mundo del arte, en sus diferentes expresiones. A todos nos entregaron un salvoconducto y, sin conocer en absoluto nuestro destino, subimos a un autobús que nos estaba esperando. De camino, el autocar fue recogiendo a más 'contrabandistas', hasta que no quedó ni un asiento libre.
Finalmente, el autocar se detuvo en algún punto de Hendaya, frente a un camino rural, enlosado, que todos los convocados fuimos recorriendo mansamente. Hacia la mitad del trazado, escuchamos un canto de pájaros muy particular y vimos a lo lejos la luz de lo que parecían dos candiles. Conforme las luces se fueron aproximando, pudimos ver a sus portadores: dos contrabandistas con su carga al hombro, que nos indicaron el camino hacia Nekatoenea, nuestro oculto punto de llegada. Ya al pie de la casa, una portera revisó nuestros salvoconductos y nos franqueó la entrada, al grito de «¡todos somos contrabandistas!» Una vez en el interior, a media luz y cuando los anfitriones nos estaban dando la bienvenida, irrumpieron dando voces dos agentes de la Aduana Volante, que nos obligaron, de malas maneras, a entregarles los bolsos. Según dijeron, debían realizar un control porque tenían noticias de que una persona del grupo transportaba «material no autorizado». Obedecimos todos, salvo una mujer muy seria que se negó a entregar su mochila a los agentes.
El cabo y el sargento se la arrancaron a la fuerza y vaciaron la carga: decenas de pequeños sacos en forma de sobre, con la publicación 'Kontrabandistak' en su interior. A continuación, citaron, uno por uno, a todos los componentes del equipo de redacción: Jon Aizpitarte, Oier Gil, Fançois Loustau, Jorge Marín, Alban Morlot, Nausica Sánchez, Natacha Sansoz y Kunsthal, para llevarlos al cuartelillo.
Los organizadores de la presentación consiguieron convencer a los agentes, actores ambos del grupo Legaleón-T, de que la publicación nada tenía de «material no autorizado» y el anuncio de que, a continuación, se servirían unos canapés acabó de tranquilizarlos.
De vuelta a casa
A las nueve de la noche ya estábamos de vuelta. El autobús se iba acercando a Ficoba y creímos que allí terminaría todo, o como mucho, que seguiría en la feria de la cerveza artesana que se celebraba en el recinto ferial. Pero no, estábamos muy equivocados. Justo en el lugar donde se detuvo el autobús, dos furgones policiales nos estaban esperando. Desde entonces estamos aquí, en esta celda, desde donde contamos las cosas que pasan, esperando a que los contrabandistas vengan a rescatarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario