Irun vibra con la Vuelta
Los irundarras han salido a la calle para apoyar a los ciclistas que han realizado un recorrido de ocho kilómetros por la ciudad en salida neutralizada
El pelotón de la Vuelta a su paso por la plaza San Juan de Irun.
«¿A qué hora pasan los ciclistas?», ha sido la pregunta que con más frecuencia se han hecho los irundarras esta mañana. Ha sido una matinal especial. No todos los días tu ciudad acoge la salida de la Vuelta a España, eso sí, empañada en parte por las restricciones de la pandemia del coronavirus que no han impedido que la gente haya salido a la calle a apoyar a los Roglic, Carapaz, Valverde, Froome, y compañía.
Ese ha sido el plan de los amigos Martín Muguruza y Juanjo Carrillo. Ambos estaban en el paseo Colón en la esquina con la calle Pikoketa. Su intención era clara: Ver a los ciclistas en la avenida principal de Irun y luego subir a una de las calles más emblématicas de la ciudad, la Calle Mayor: «Para una vez que salen de Irun es una ilusión verles pasar», ha explicado Carrillo.
Su amigo ponía el contrapunto: «De momento, sabemos que va a poder salir, a ver si la carrera puede terminar», ha recordado en clara referencia a la pandemia del Covid-19. Además, este año los irundarras también se han quedado sin la Behobia-San Sebastián, una de las pruebas emblemáticas que abarrotan las calles de la ciudad ciudad. Al menos el paso del pelotón ciclistas ha mitigado esa pena: «Intentamos aprovechar los poco que hay», ha reconocido Muguruza.
El punto que más público ha congregado ha sido la Calle Mayor por donde todos los 30 de junio desfilan los alardes. Este año parte de los mejores ciclistas del pelotón profesional han tomado el relevo de las escopetas y la gente ha acudido a aplaudir a los deportistas a su paso por el 'pavé (adoquín) irundarra'. «Este año nos hemos quedado sin nada, sin Alarde y sin fiestas en el barrio. Lo poquito que haya tenemos que aprovechar», se consolaba Koldo Susperregi, vecino de la Calle Mayor irundarra.
La anécdota de la jornada también se ha vivido en la Calle Mayor. Justo antes de que pasara el pelotón ciclista, a las 13.00 horas en punto se han levantado los bolardos que impiden a los vehículos acceder a esa zona de Irun, lo que ha provocado que la caravana de coches se haya tenido que parar hasta que un agente de la Policía Municipal lo ha conseguido bajar. El toque curioso de la mañana.
Para muchos lo que se ha vivido en Irun ha sido «la fiesta del ciclismo», como lo ha definido Guillermo Sendon quue también ha presenciado el paso del pelotón en el Paseo Colón. «Me veo todo el ciclismo y es una ilusión que salga tan cerca de casa».
La organización de la Vuelta había pedido al público que animara desde casa pero los irundarras no han podido resistir salir a la calle y aplaudir desde casa. Leoncia Martín y sus nietas estaban en un sitio privilegiado. Se habían colocado frente al Ayuntamiento resguardadas de la lluvia. Pero se han tenido que marchar por seguridad: «Nos parecía demasiado bueno estar aquí», se lamentaba. «Queremos ver a los corredores pero nos han dicho que tenemos que irnos, así que nos vamos y listo».
Tras unos cuantos minutos de espera, el momentos más especial ha llegado pasadas las 13.10 horas cuando el pelotón ha asomado por la plaza San Juan. La salida neutralizada ha favorecido que el público haya podido ver a los ciclistas a un ritmo más bajo que el de competición por lo que han tenido oportunidad de incluso animarles por su nombre. Todo un lujo en este año tan especial.
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