«Las mejores carreteras para andar en bici tienen detrás una historia terrible»
El periodista y escritor Ander Izagirre presenta mañana online su libro 'Pirenaica', dentro de la serie audiovisual 'En busca de tu aventura'
Ander Izagirre iba para ciclista. Compitió, de hecho, hasta los 20 años, «pero no me dio para más y tuve que pasarme al periodismo», dice. Fue una suerte para este oficio nuestro y también para la literatura que Izagirre no se hiciera profesional de la bicicleta. Eso nos ha permitido disfrutar de sus reportajes, columnas y libros, algunos de ellos reconocidos con importantes premios, como el Europeo de Prensa o el Euskadi de Literatura.
En dos de sus obras, 'Plomo en los bolsillos' y 'Pirenaica. Catorce crónicas de la cordillera', Ander Izagirre ha combinado sus dos pasiones: el ciclismo y la escritura. Mañana jueves, a las 19.30, dentro de la agenda cultural que el Ayuntamiento ofrece online, Izaguirre presentará 'Pirenaica' (GeoPlaneta, 2018). La actividad se desarrollará en euskera, en el marco del programa 'En busca de tu aventura' y puede seguirse a través de Zoom o del canal de Youtube del autor (www.youtube.com/anderiza).
Desde su casa donostiarra hasta Sant Pere de Rodes, Izagirre narra con humor e inteligencia dos semanas de ruta ciclista, en las que caben mitos, leyendas, historias de frontera y el capricho de una emperatriz que abrió sin pretenderlo el trazado del Tour de Francia. Catorce etapas con sus respectivas crónicas forman el libro y de ellas, la primera tiene mucho que ver con la comarca del Bidasoa y alrededores.
«Quería hacer la travesía del Pirineo en bici y escribir, pero no quería caer en el rollo del que va contando sus aventuras», explica el autor. «Me parecía más estimulante contar historias desconocidas de sitios conocidos, como son los del Pirineo».
Dos años antes de publicar 'Pirenaica', Ander Izagirre había escrito la biografía de Luis Ortiz Alfau ('El siglo de Luis Ortiz Alfau'), «un señor que murió con 102 años, que había sido un esclavo del franquismo, un preso que formó parte de un batallón de trabajadores forzados, que estuvo haciendo carreteras en el Pirineo y también aquí», cuenta.
Izagirre llevaba «toda la vida andando en bici y no sabía que las carreteras de Jaizkibel, Aritxulegi, Agiña, Arkale... habían sido construidas con mano de obra esclava durante la postguerra. Se me ocurrió que se podía hacer una primera etapa sobre esas carreteras maravillosas, las mejores para andar en bici, las que más nos gustan y sobre la historia negra, terrible que tienen detrás. No hicieron esas careteras por un sentido práctico civil, sino con un objetivo militar y porque tenían mano de obra barata a la que querían castigar. Me llamó mucho la atención ese contraste y creí que había que contarlo».
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