Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 2 de Octubre de 2020.
«Cada verano cambiamos algo, pero esta vez ha sido 'la gran inversion'»
Su academia está preparada para que los más txikis aprendan inglés y que ningún confinamiento lo impidaAmaia y Miriam Sánchez Arnáez Kiddies Academy
«Muzzy. I'm big Muzzy». Si perteneces a esas primeras generaciones de la ESO, seguro que recuerdas a este extraterrestre, peludo, grande y verde. Así hice yo, con mayor o menor acierto, mis primeros pinitos en inglés. Con Muzzy y la familia real inglesa aprendí eso de cerca y lejos en inglés. Miriam y Amaia también conocen a Muzzy, pero ellas dieron un paso más y perfeccionaron su inglés en Liverpool. Ahora, con ese inglés tan bonito que cantan los Beatles, enseñan inglés a los más pequeños. Todo ha cambiado mucho, Muzzy ya no existe, los libros ahora tienen forma de tablet y los juegos casi siempre son con mascarilla. Pero, «don't worry», el té sigue siendo a las cinco y Kiddies el lugar en el que aprender inglés es cosa de niños.
–Hay otra cosa que recuerdo de mis primeras clases de inglés. Una canción que decía: «head, shoulders, knees and toes». ¿Sabes cuál es, Miriam?
–¡Claro! Entonces, además de Muzzy, también veías esa seríe. (Risas)
–Vuestro inglés se nota que no es el de Muzzy...
–Nosotras también lo conocemos, pero es cierto que estudiamos en inglés y luego vivimos cinco años en Liverpool.
–Sin duda, prefiero el inglés de John Lennon que el de Muzzy. Pero, ¿por qué Liverpool?
–Fue un profesor el que me animó. Él me dijo que Liverpool era una ciudad con muchos estudiantes, muy cosmopolita y también con mucha música. Yo entonces andaba tocando un poco la guitarra y me pareció una idea genial.
–La ciudad de 'The Cavern', ¿te dio algún éxito como a los Beatles?
–(Risas) Tanto no, pero conocí a muchos músicos. Mis compañeros de piso siempre coincidía que eran músicos, así que siempre estuve muy cerca de la música. Luego, con Amaia, también organicé algunos eventos. Bueno, ya te habrás dado cuenta de que somos muy guindillas.
–Guindillas e inseparables. ¿Por qué fuiste tú también a Liverpool, Amaia?
–Fui a visitar a Miriam y me contó que estaba tan a gusto, que no lo dudé y yo también me fui a estudiar la carrera allí. Luego fue Miriam la que volvió primero y empezó a dar clases.
–¿Como big Muzzy, Miriam?
–(Risas) Daba clases particulares de inglés a todas las edades, pero es cierto que entonces me di cuenta de que con los que más disfrutaba era con los niños. Fue mi padre el que sembró la semilla en mi cabeza. Él me dijo que si disfrutaba tanto, que hiciese algo orientado a los niños. Entonces volvió Amaia y nos metimos en la gran obra.
–¿Qué es eso, Amaia?
–Literal que nos pusimos el buzo para preparar la academia. Todas estas paredes de colores las hemos alisado y pintado nosotras, por ejemplo. Todo lo hemos hecho nosotras.
–Very easy.
–(Risas) Más o menos. Luego las cuestiones más académicas las preparamos con algunos amigos y amigas que habían estudiado magisterio. Lo preparamos todo bien y el 1 de julio de 2013 abrimos la puerta de Kiddies.
–¿Y por qué solo para pequeños estudiantes?
–Primero porque nos gustaba y veíamos que podíamos aportar nuestra experiencia. Y segundo, porque Miriam, en sus clases particulares, se encontró con que, en general, el nivel de los niños era muy bajo. Vimos una necesidad y como somos unas guindillas, ¡nos lanzamos!
–Y siete años después, supongo que las cosas habrán cambiado...
–Sí. Siempre intentamos, cada verano, hacer cambios. En agosto cerramos y cada año hemos buscado mejorar o cambiar, pero este año ha sido la gran inversión.
–Pero este año, el verano se ha adelantado.
–Así es. El confinamiento nos ha obligado a repensar algunas cosas. Lo hemos digitalizado todo. Ahora, todos los alumnos tienen su tablet y las pizarras también son especiales.
–Los niños ya no traen un pan debajo del brazo, traen una tablet. ¿Ha sido sencillo el cambio, Miriam?
–Para nosotras está siendo complicado dar clases en esta situación. La incertidumbre es muy grande. Lo que vale hoy, no sabemos si valdrá mañana. Pero los chavales se están portando fenomenal. Durante el confinamiento ya se portaron súper bien y pudimos mantener el nivel de lo aprendido antes. Estamos muy orgullosas.
–Amaia...
–Y los aitas y las amas. A ellos también tenemos mucho que agradecerles. Nos han apoyado y animado muchísimo. Ellos también se han encargado de que nadie se pierda su clase de inglés. A ellos también hay que ponerles buena nota.
–Miriam, entonces en Kiddies no hay papel ni confinamiento que frene las clases.
–El uso excesivo del papel era algo que también nos veníamos cuestionando. Gastábamos mucho en cuadernos y fotocopias, por ejemplo, y ahora todo está digitalizado. Es muy cómodo.
–Lo más incómodo sigue siendo la máscarilla, pero tú tienes tu truco para respirar aire libre. ¿Verdad, Amaia?
–(Risas) Desde txikis hemos navegado, pero justo antes del confinamiento, en marzo, yo recuperé mis entrenamientos y estoy en un equipo de vela. Nos está yendo bien compitiendo y estoy muy contenta.
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