El Camino de Santiago hace escuela
Siete alumnos de diversificación curricular del colegio San Vicente de Paúl han puesto en práctica un proyecto sobre la ruta jacobea
- MARÍA JOSÉ ATIENZA | IRUN.
Siete alumnos del aula de diversificación curricular del colegio San Vicente de Paúl han participado en un proyecto innovador, en el que el Camino de Santiago se ha convertido en escuela. Kevin García, Juan Manuel Pretel, Patricia Rodríguez, Aitor Ángel, Nahiara Gamíndez, Eider Rodríguez y Carlota Hernández son los estudiantes protagonistas de esta historia, que en el curso 2013/14, decidieron poner en marcha los profesores Josune Labandibar e Imanol Iñarra.
«Los chavales son alumnos de 4º de la ESO, de un aula que se llama diversificación curricular. Es una clase para alumnos con ciertas limitaciones. Suelen formarla grupos pequeños, de entre 8 a 12 estudiantes, que han repetido una vez como mínimo o que, por diferentes circunstancias, no pueden seguir una clase ordinaria. Se les adapta el currículum y se trabaja con ellos de diferente manera, mediante proyectos en dos ámbitos de aprendizaje: el sociolingüístico y el científico-tecnológico».
El Berritzegune de Irun proporcionó a los profesores un proyecto sobre el Camino de Santiago. «Era un proyecto virtual, pero nos preguntamos si no se motivarían más poniéndolo en práctica. Nos pareció interesante poder trabajar conjuntamente los dos ámbitos y que ellos pudieran transferir las cosas que aprenden de un asignatura a la otra».
Dicho y hecho. Profesores y alumnos se pusieron manos a la obra y el proyecto virtual acabó transformándose en tres etapas verdaderas del Camino de Santiago (entre Puentelarreina y Logroño) de 25 kilómetros cada una y realizadas en bicicleta. «En el ámbito sociolingüístico, trabajamos el diario, la argumentación, la narración, la escritura, la historia del camino, el perfil de los peregrinos...», explica Josune Labandibar. «En el ámbito científico-tecnológico, los alumnos calcularon las calorías quemadas por cada uno, elaboraron las dietas, estudiaron las distancias y los tiempos... Todo lo hicieron ellos, desde llamar a los albergues hasta ajustar las etapas a un presupuesto pequeño. También aprendieron a cambiar ruedas y arreglar averías y a ejercitar la paciencia, porque los ritmos de unos y otros eran muy distintos».
Los siete alumnos describen así su experiencia en el Camino de Santiago: «Ha sido un reto logrado, una lucha por la autosuperación», dice Patricia. «Me ha servido para conocer mejor a mis compañeros», añade Aitor. «Ha sido una experiencia inolvidable y gratificante», afirma Kevin. «Me ha dado la oportunidad de conocer a gente nueva. Nos hacíamos entender, sin importarnos de dónde fuesen, ni el idioma», señala Carlota. «Me ha hecho ver de otra manera la vida, aprender a valorar el paraíso que nos rodea y que no apreciamos», confiesa Eider. Es una experiencia que te ayuda a crecer como persona», continúa Nahiara, «y que hace que aprendas a apreciar pequeños detalles que en la vida cotidiana no valoras», asegura Juan Manuel.
La experiencia ha sido muy enriquecedora, «tanto para ellos como para nosotros, los profesores», concluye Josune Labandibar.
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