Ana Pérez, directora y responsable de la adaptación de la obra de teatro Medea: «Como Jasón en la nave Argo, iniciamos nuestra propia aventura»
Se trata de la primera experiencia teatral, impulsada por el Museo Oiasso, que forma parte del festival romano 'Dies Oiassonis'
- MAIALEN APARICIO
- IRUN
La heroína epónima Medea ha convertido su relato en una de las tragedias griegas más emblemáticas de la historia. Este fin de semana se representa, de la mano de iruneses voluntarios, la gran obra helena de Eurípides. Este proyecto teatral, presente en el festival romano 'Dies Oiassonis' el viernes 17, a las 22.00, y el domingo 19, a las 12.30 horas, ha sido impulsado por el Museo Oiasso con el fin de difundir la cultura clásica y al mismo tiempo integrar a parte de la ciudadanía en escena. La adaptación de la obra viene de la mano de la también directora del proyecto, Ana Pérez, que estará acompañada por Mertxe Tranche, ayudante de dirección; por Javier Larreina, diseñador del espacio escénico e iluminación; por Vega Iguaran, responsable de regiduría, y por Monika Lukin, encargada del atrezzo y del vestuario.
-¿Por qué ha elegido representar la tragedia griega 'Medea'?
-A partir de que el Museo Oiasso me llamara para llevar a cabo este primer proyecto teatral, tuve la idea de representar Medea porque es una manera de englobar una serie de temas que no pasan de moda. El más evidente es la figura de la mujer, encarnada por la heroína Medea, pero también se habla de pasiones, de sentimientos y de amor. De hecho, una de las frases de la obra dice así: 'El amor viene y se va, y Medea fue una insensata al olvidarlo'.
-¿Podría decirse entonces que Medea es un personaje atípico?
-Es un personaje clásico pero diferente. No solo es una mujer fuerte e importante, reina de Cólquida, sino que también es una hechicera. Pero el amor que siente por Jasón le hace abandonar su hogar y partir con él. En el transcurso de su relación se convierte en madre y llega a unas tierras que le son extrañas, donde la rechazan por tener cultura, ritos y costumbres diferentes. Pasa de ser una mujer importante a convertirse en una repudiada, esta y otras circunstancias son roles que una mujer contemporánea también asume ahora o que pueden ser frecuentes.
-¿Qué le ha resultado lo más difícil de adaptar una obra clásica al teatro en la calle?
-A diferencia de otras, esta obra tiene aspectos contemporáneos. Se representan escenas que muy bien podría protagonizar nuestro día a día, por ejemplo, el vellocino de oro no es más que la representación de la ambición. Del mismo modo, la obra parte de la lucha por el amor hasta el último extremo. Y muestra que dicho enfrentamiento, junto al entramado político, es el que en el fondo nos hace cortar otras relaciones, con nuestra familia, amigos... Y eso, todavía ocurre hoy en día.
-¿Este teatro se parecerá a las otras representaciones que ha dirigido en Irun, como por ejemplo el memorial de Luis Mariano del año pasado o la representación de la llegada del ferrocarril de 2013?
-Este año no nos moveremos del sitio, hemos intentado crear un anfiteatro natural. Nos colocaremos en la calle Escuelas. El escenario estará en la carretera de la parte baja de la calle y los espectadores se repartirán por las escaleras que suben hasta el museo. Montaremos un escenario al uso, hecho interesante, ya que recuperamos un espacio que podría ser muy útil para otras representaciones.
-¿Cómo se desarrolló la selección de actores voluntarios?
-A la primera convocatoria acudieron unas 24 personas, y ahí se establece un primer filtro debido a los horarios, ya que no todos están disponibles para ensayar todas las semanas. Al final se han quedado 18 personas, entre los 24 y los 80 años, y a partir de ahí, yo me pongo a trabajar y hago una adaptación de la obra. No tengo una lista de personajes o papeles que tengo que repartir, sino que me adapto al elenco que hemos conseguido.
-¿Ha habido un duro trabajo de adaptación entonces?
-Sí, este año tengo tres o cuatro hombres y el resto son mujeres por lo que he tenido que hacer una adaptación importante del texto. Además, he desarrollado la obra en dos partes. La primera, basándome en la obra de Eurípides, Séneca y Alfonso Sastre, es más clásica y se parece más a una tragedia griega. Es el modo que tenemos de hacer entender al público el contexto previo de la obra y la razón de ser de los personajes. La segunda parte es mucho más contemporánea, el texto se dice de forma más cruda, directa y comprensible. La puesta en escena, inspirada en Heiner Müller, también es más moderna tiene un aspecto más estético y con movimiento. Todo con el fin de mostrar a una Medea feroz, llena de ira y muy resentida.
-¿Tanto tiempo en la piel de los personajes, al final el grupo ha llegado a identificarse con la obra?
-Al ser una experiencia teatral con voluntarios para nosotros es como formar parte de la nave Argo. Jasón emprendió su propia odisea en el barco para conseguir el vellocino de oro, y nosotros, en cierto modo hacemos lo mismo, emprendemos nuestra propia aventura.
-¿Qué ha resultado ser lo más difícil de todo el proceso?
-Lo más difícil ha sido establecer una disciplina de estudio, donde los ensayos son trabajo y necesitan de un refuerzo en casa. No se puede presionar siempre porque es voluntario, hay que mezclar disciplina, placer y juego. Pero evidentemente, es una labor que se vuelve a elaborar y dar forma con cada ensayo.
-Ya falta poco para la representación, ¿cómo van los nervios?
-Más que nada estamos alerta, tenemos la tensión justa que hay que tener, y como diría Alfonso Sastre: «Medea está destinada a ser representada ante grandes públicos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario