Diez años sin quitarle la vista al río después de la grave inundación de febrero de 2009
En la última década no ha llegado a producirse ningún episodio tan complicado, pero sí se han registrado incidentes
Hace dos meses se cumplió una década desde las últimas grandes inundaciones que ha sufrido el barrio de Behobia. En varias calles el agua llegó a alcanzar una altura de casi un metro. Bajos de todo el barrio, incluídos numerosos comercios, se llenaron de agua y barro lo que, en muchos casos, se tradujo en importante pérdidas materiales. De los garajes subterráneos, qué decir.
Superado el mal trago del momento, vecinos, comerciantes, Foro Ciudadano y hasta el propio Ayuntamiento pidieron a una voz que se dragara el lecho del río, confiando en que esa acción -que desde el cierre de las empresas que lo acometían como parte de su negocio llevaba 30 años sin realizarse- minimizaría el riesgo de que el episodio se repitiera en el futuro.
Costas del Estado contestó que no, alegando que esa cuestión no era relevante a la hora de evitar inundaciones. La incredulidad ante la afirmación se minimizó a finales de 2012, después de que Bidur, un estudio con fondos europeos impulsado por el Consejo General del departamento francés de Pirineos Atlánticos, confirmara que, efectivamente, los metros cúbicos de depósitos en el fondo del río tenían una incidencia milimétrica en las probabilidades de desbordamiento.
Para entonces, el Ayuntamiento ya había apostado por el sistema de compuertas, 19 piezas que se colocaban en los puntos del barrio más sensibles a la entrada del agua. Tras la instalación previa de una sencilla infraestructura, en caso de alertas de crecida, Policía Local y Protección Civil podían colocar las barreras y hacer las calles estancas en cuestión de minutos.
Desde entonces, Behobia ha vivido muchas situaciones de riesgo, pero ninguna inundación relevante. Ante la coincidencia de marea alta y fuertes lluvias, pendientes siempre del caudal del río a su paso por Legasa y Endarlatsa, las barreras se han colocado. La mayoría de las veces en vano, aunque en ocasiones, el agua ha tomado la rivera del río y han sido las compuertas las que no le han dejado alcanzar las calles.
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