El Ayuntamiento quiere que su aplicación interna de avisos y quejas sea «pública y participativa»
Cada año más irundarras utilizan este sistema para trasladar al consistorio problemas y sugerencias | El pasado año se registraron 5.193 entradas, de las que 1.429 se tramitaron por internet, doblando el dato de 2014
El servicio de Avisos, Quejas y Sugerencias se puso en marcha en 1997 con la entrada en funcionamiento del SAC. Empezó registrando entre 1.000 y 2.000 entradas por año. Ya a mediados de la primera década del nuevo siglo la cifra de entradas anuales se estabilizó por encima de 3.500. En 2008, por primera vez, se superaron las 4.000; el pasado año, se rompió el techo de las 5.000 con 5.193.
La mayoría de las cuestiones reportadas por los irundarras a través de este servicio «son sobre competencias de Servicios de Txingudi, por lo que lo que hacemos es tramitarlo para que las atiendan», explica el delegado de Participación Ciudadana y Sociedad de la Información, Pedro Alegre. «En este grupo, tuvimos el pasado año más de 1.500 entradas: 837 sobre residuos urbanos y 710 sobre limpieza viaria». Aún hubo otras 200 más que se hicieron llegar a las instituciones competentes correspondientes en cada caso.
Entre lo que sí corresponde al Ayuntamiento, la mayoría de avisos y quejas están relacionadas con parques y jardines y mantenimiento urbano. «Para el área de Vía Pública y Obras este servicio es fundamental», admite la delegada, Cristina Laborda. «Tenemos personal del área que vigila el estado de la ciudad y una brigada que también va detectando necesidades. Pero contar con los propios ciudadanos supone incorporar muchos miles de pares de ojos. Sin ellos es muy difícil detectar que en un punto se ha levantado un alcorque, que en otro hay una baldosa suelta o que una rama de un árbol está tocando una ventana».
Para ese tipo de actuaciones, así como para otras menos habituales, el tiempo de respuesta del Ayuntamiento «se ha ido reduciendo en los últimos años y en 2018 estuvo ya por debajo de cinco días, en 4,35 concretamente», destaca Pedro Alegre. Laborda añade que, para que sea así, «para que podamos dar una respuesta satisfactoria en aquello que los ciudadanos nos demandan hace falta destinar recursos». El pasado, más de 7,5 millones de euros, «un gasto medio por habitante 121,70 euros».
El modelo de Vitoria-Gasteiz
El servicio de Avisos, Quejas y Sugerencias «funciona bien», valora Alegre. No obstante, el área de Sociedad de la Información está trabajando en una actualización del sistema que lo haga «más participativo», informa. Se trata de un proyecto en el que los técnicos del área trabajan a medio plazo con el objetivo de lanzarlo «el próximo mandato».
Actualmente, cada entrada que se produce en el sistema, ya sea a través de irun.org, del 010 o de la oficina del SAC, «llega a un referente interno que la tramita al área o a la institución correspondiente. Si es una cuestión municipal, cuando se resuelve, se contacta con la persona que tramitó el aviso». Pero, efectivamente, no hay constancia del hecho para el resto de la ciudadanía: ni de la demanda ni de la solución ofrecida. «Nos estamos planteando un modelo en el que, al dar lugar a una entrada, cada ciudadano pueda decidir si quiere que sea pública o no». Si opta por lo segundo, la tramitación seguiría por la línea actual. Hacerla pública «supondría ponerla a disposición de toda la ciudadanía para que otras personas pudieran opinar, hacer comentarios, proponer mejoras... En el caso de los avisos, sobre todo, parece que puede ser algo muy interesante», apunta Pedro Alegre.
Su departamento ha encontrado en Vitoria-Gasteiz un espejo en el que mirarse. «Allí tienen un modelo similar a lo que nos estamos planteando y es todo un éxito. Por ejemplo, cuando hay heladas o nevadas, o si hay algún problema de tráfico por un accidente, los ciudadanos pasan el aviso de lo que puede estar ocurriendo en un punto concreto a través de ese canal. Mucha gente se ha acostumbrado a mirarlo y lo usa habitualmente. Se generan interacciones, como en una red social, y resulta muy interesante».
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