sábado, 22 de febrero de 2020

Una habitación con medio millar de llaves

Noticia publicada en Diario Vasco,el sábado día 22 de Febrero de 2020.

Una habitación con medio millar de llaves

SAC. En el servicio de objetos perdidos de Irun se entregan cada año casi 2.000 artículos

El depósito. Izaskun Larrarte coloca una maleta en la sala de los objetos perdidos./F. DE LA HERA
El depósito. Izaskun Larrarte coloca una maleta en la sala de los objetos perdidos. / F. DE LA HERA
JOANA OCHOTECO
El mundo se divide entre quienes devolverían una cartera llena de dinero y quienes no; entre quienes creen que todavía existe gente que elige la primera opción y los que dudan de que queden personas así. ¿Son de los segundos? Aquí va una historia para hacerles cambiar de opinión: en cierta ocasión, una chica entregó en el SAC de Irun «una bolsa, un saquito lleno de monedas de uno o dos euros. En total, había unos 2.500 euros», explica Izaskun Larrarte, responsable del SAC. «Tenía pinta de ser la recaudación de alguna máquina de vending. La chica que lo trajo daba por hecho que alguien lo iba a reclamar, ¡era mucho dinero!». Sigan leyendo, que la historia no acaba aquí y además de sobre la honradez de las personas podemos terminar debatiendo si existe el karma: pasaron dos años, el plazo que marca la ley para que un objeto perdido pase a ser de quien lo encontró. El propietario original de aquella bolsa de dinero «no había aparecido, así que llamamos a la chica. El dinero pasaba a ser legalmente suyo. La pobre vino y nos decía que &lsquono os imagináis en qué momento me dais esto&rsquo. Resulta en aquella época andaba con ciertos apuros para afrontar una serie de gastos. &lsquoMe viene como caído del cielo&rsquo, nos decía. Al que hace el bien, le viene de vuelta».
Esta es una de las anécdotas que han ocurrido en el servicio de objetos perdidos del SAC, en activo desde 1997. Allí tienen pruebas de que, efectivamente, hay personas que devuelven dinero perdido. Otro caso: «nos trajeron una cartera con bastante dinero, que habían encontrado en Irun pero la persona propietaria era de Pamplona. Intentamos localizarla buscando sus apellidos en el listín telefónico y no lo conseguimos. Pero en la cartera había una tarjeta de citas de un dentista y decidimos llamar allí. Casualidades de la vida, la persona que había perdido la cartera estaba en la consulta en aquel momento».

Datos de 2019

1.858
objetos perdidos se entregaron en el SAC durante el año pasado.
1.580 fueron entregados
938 a sus propietarios originales, 16 a la persona que los había depositado y 75 a la ONG Behar Bidasoa. En estos dos últimos casos, había transcurrido el plazo legal para reclamarlos. 159 objetos fueron enviados a la prefectura de Baiona u otros organismos de la ciudad en la que residía el propietario, y 392 fueron destruidos o reciclados.
En el servicio de objetos perdidos se entregan no pocas carteras, pero no es el artículo que más abunda. Las que marcan la cifra récord son algo que todos hemos perdido alguna vez: las llaves. En estos momentos hay más de medio millar en una habitación situada detrás de la sala de atención al público del SAC, donde se almacenan todos esos objetos a la espera de que aparezca su dueño. Y hay mucho más: 432 artículos clasificados como documentación (tarjetas), 116 teléfonos móviles, 112 gafas... Izaskun Larrarte explica que «son los cuatro grandes grupos», los objetos que más perdemos. Pero en ese almacén hay también «carteras, bufandas, ropa, bisutería, paraguas...».

Dentadura postiza busca dueño

Estos son los artículos habituales, pero en el SAC de Irun también se han entregado rarezas. Atentos a la lista: «audífonos, un cuadro grande, una fusta, una correa de perro, un andador para personas con problemas de movilidad, unos palos de golf, una silla de ruedas plegable, placas de matrícula, un estimulador muscular, un neumático. Y una dentadura postiza». Como es lógico, «los agentes del SAC utilizan guantes de látex para manipular los objetos», especifica Javier Arranz, director del área municipal de Sociedad de la Información.
Además, el manual de procedimiento del servicio especifica que todo lo que se vaya a almacenar en la sección de objetos perdidos debe «cumplir con las condiciones de salubridad. Por ejemplo, si recibimos una prenda de ropa con restos de comida, se guarda un par de días pero si no se reclama, se destruye. Lo que no puede ser es que se esté literalmente pudriendo en el SAC», explica Izaskun Larrarte.
Un procedimiento indispensable que debe seguir el personal del servicio cuando reciben un objeto perdido es «registrarlo inmediatamente», incluyendo una descripción «lo más exhaustiva posible: forma, color, material...». Esto permite que, accediendo a la base de datos, todos los agentes dispongan de los detalles de cada artículo para compararlos con la descripción que ofrezcan quienes acudan en busca de un objeto perdido.
Si el artículo es, por ejemplo, una tarjeta Mugi con nombres y apellidos que pertenece a alguien de Irun, los propios agentes del SAC intentan contactar con la persona. Ha habido ocasiones en las que lo han conseguido teniendo sólo el nombre: «nos llegó una pulserita de bebé, con un nombre, la inicial del apellido y la fecha de nacimiento. Esta última era reciente, por lo que se nos ocurrió que podíamos consultar los últimos habitantes inscritos en el padrón. Y, efectivamente, encontramos a la dueña», recuerda Izaskun Larrarte.

Behar Bidasoa y Cruz Roja

En 2019 se depositaron en el SAC 1.858 objetos perdidos. La cifra se mantiene en márgenes similares año tras año; en 2018, fueron 1.730. Más números que ilustran el funcionamiento del servicio: el año pasado 938 objetos fueron devueltos a sus propietarios; 16, a quienes los habían depositado en el SAC dos años antes; 159 se enviaron a otras ciudades en las que residían sus dueños y 392 se destruyeron. Esto último ocurre, por ejemplo, y siempre que han transcurrido ese plazo legal de dos años, con las llaves.
Pero hay otros objetos perdidos que encuentran nuevos propietarios: en 75 casos, el año pasado, a miles de kilómetros de aquí, en los polos de desarrollo de la ONG Behar Bidasoa: «tenemos un convenio con ellos y, transcurridos dos años, les entregamos artícureutilizables como ropa, herramientas, balones...». En 2019, además, el SAC recibió una petición de Cruz Roja Irun «que nos pidieron paraguas para colectivos sin recursos». La propuesta fue bien acogida y se entregaron a la entidad catorce paraguas que llevaban dos años esperando dueño.

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