domingo, 23 de marzo de 2014

La fuente de la que bebe la comarca

Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 23 de Marzo de 2014.

IRUN

La fuente de la que bebe la comarca

Servicios de Txingudi celebra el Día Mundial del Agua con una visita guiada al embalse de Endara. Las instalaciones ubicadas en San Antón son la principal fuente de abastecimiento para las ciudades de Irun y Hondarribia 

23.03.14 - 00:26 - 
La fuente de la que bebe la comarca
El técnico Eduardo Arzak, que conduce las visitas, ofrece algunas explicaciones sobre el embalse.
6000 litros por segundo. Es la cantidad que arroja esta tubería de desagüe, una de las dos que existen, y que refuerzan el aliviadero. :: FOTOS: F. DE LA HERA
Conocido como el embalse de Endara o San Antón, la principal fuente de abastecimiento de agua de Irun y Hondarribia cumplió en 2013 un cuarto de siglo. Ayer se conmemoraba el Día Mundial del Agua y, con motivo de esta celebración, el embalse celebrará hoy una jornada de puertas abiertas y una visita guiada a estas instalaciones.
Quienes participen en la iniciativa podrán descubrir el funcionamiento del embalse, ubicado en terrenos de la vecina Lesaka y cuya construcción concluyó en 1988 tras haberse iniciado cuatro años antes. Su capacidad es 14 veces mayor a la del único embalse que existía hasta entonces, el de Domiko, situado al sur de San Antón. El embalse de Endara, con una capacidad de 5 millones de metros cúbicos de agua y una cuenca superior a los 10 kilómetros cuadrados, es la principal fuente de abastecimiento pero no la única: el mencionado Domiko dispone a su vez de dos depósitos, Errenga y Arrizurreta; y también se cuenta con cinco manantiales en Jaizkibel y siete pozos en este mismo enclave.
El técnico medioambiental Eduardo Arzak es el encargado de conducir las visitas guiadas al embalse. El recorrido empieza en el exterior de la presa, ubicada en un paraje privilegiado con el macizo de Peñas de Aia a un lado y Kopakoarri al otro. La regata de Endara «es la que alimenta al embalse. Termina desembocando en Endarlatsa, en el río Bidasoa». La ermita de San Antón completa el paisaje: esta edificación «marcó la cota a la que se podía llegar» cuando se procedió a la construcción de la presa.
En su superficie en calma destaca una boya amarilla. Es el elemento que marca «la zona más profunda, de 49 metros. Es importante que se realicen mediciones de profundidad. La calidad del agua varía, ya que los arroyos y riachuelos que alimentan al embalse aportan también materia orgánica, como ramas o piedras, que se acumulan en el fondo. El agua más limpia está, por lo tanto, arriba. Pero el agua fría pesa más que la caliente y, en invierno, el agua de la superficie va al fondo y viceversa». Gracias a la boya, se puede saber «en qué momento se produce ese fenómeno, de modo que en la planta potabilizadora tengan conocimiento de ello».
Se potabilizan 9 millones al año
Eduardo Arzak explica que la capacidad del embalse asciende a «5 millones de metros cúbicos de agua». En Elordi se potabilizan al año «9 millones, eso significa que, como mínimo, el embalse tiene que llenarse dos veces al año para poder suministrar el agua necesaria a Irun y Hondarribia». En épocas de sequía «el nivel del embalse baja. Entonces, se puede tomar la decisión técnica de que a Elordi llegue agua desde otros puntos», como el acuífero de Jaizkibel. No obstante, «normalmente eso está parado, porque suele ser suficiente con el embalse. Y además, tenemos el de Domiko».
Una división entre la cantidad de agua que se potabiliza al año y el número de habitantes de Irun y Hondarribia permite conocer que el consumo medio diario por persona «se aproxima a los 350 litros. Pero hay que tener en cuenta que ahí se incluyen las necesidades de limpieza viaria, los consumos en edificios públicos... Si nos limitamos al consumo domiciliario, estaríamos hablando de 116 litros por persona al día», concreta Eduardo Arzak.
La siguiente parada está en el aliviadero, a través del que se descarga el exceso de agua del embalse. «La construcción de una presa de estas características conlleva un impacto medioambiental que hay que tratar de reducir lo más posible», pero una vez construida «también tiene sus ventajas. Si hay un período largo de sequía prolongada, el caudal ecológico siempre funciona. Los 50 litros de agua por segundo» que se vierten a través del aliviadero «alimentan la regata de Endara en todo momento y permiten conservar el ecosistema del río». Por otro lado, «en épocas de muchas precipitaciones y ante un riesgo de desbordamiento del Bidasoa, desde aquí se puede retener mucha agua para no echar más leña al fuego y evitar inundaciones. Son las dos caras de la misma moneda», resume Arzak. Este año, en el que las precipitaciones han sido abundantes, el aliviadero «está actuando».
Las instalaciones del embalse de San Antón son más de lo que se ve desde el exterior. El viaje continúa con un recorrido por las galerías subterráneas de la presa, en las que «se controlan dos aspectos: uno es el movimiento de la propia presa, porque con el llenado experimenta ligeros movimientos que hay que controlar». Asimismo, en estas instalaciones se controlan «las filtraciones de agua» que puedan producirse.
Las tuberías de desagüe
Para llegar a este emplazamiento subterráneo es preciso descender unas empinadas escaleras. En las galerías se realiza el proceso de trasladar el agua embalsada a las tuberías que desembocan en la potabilizadora de Elordi. «Es un paso delicado, fundamentalmente por la presión. Si dejáramos salir el agua de golpe, las tuberías reventarían». Para evitarlo, se emplea un mecanismo que funciona «como un 'by pass'. Se parte de unas tuberías estrechas que se van ensanchando poco a poco».
El recorrido finaliza accediendo de nuevo al exterior, al punto en el que desembocan las dos tuberías de desagüe. Este mecanismo se emplearía en caso de que el aliviadero del exterior no fuese suficiente para descargar el exceso de agua. Ver estas tuberías en funcionamiento es todo un espectáculo, como se aprecia en la fotografía sobre estas líneas. La potencia del caudal impresiona: nada menos que «unos 6.100 litros por segundo», y eso abriéndolas tan sólo «un diámetro de 12 centímetros. Se podrían abrir hasta 60 centímetros, imaginaos la fuerza que tendría el agua. En un caso de urgencia extrema, el embalse podría vaciarse en 24 horas». Así concluye una visita guiada de la que disfrutarán hoy los ciudadanos que se acerquen a San Antón. Las plazas para acceder a las instalaciones en autobús ya están completas.
«El inicio de la transformación del abastecimiento de agua de la comarca fue la construcción del embalse», resume Miguel Ángel Muñagorri, gerente de Servicios de Txingudi. «El sistema actual no tiene nada que ver con lo que teníamos antiguamente».

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