Cuentos para mayores
La experiencia, que se realizaba por primera vez, resultó muy positiva tanto para el público como para la narradora
La residencia Caser-Anaka celebró el Día del Libro con nuevas actividades
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
A muchos de los asistentes a la narración de Maider Galarza, el pasado lunes en la residencia Caser-Anaka, nunca les contaron cuentos en la niñez. «La vida era dura», decía Corpus. «Nosotros éramos ocho hermanos y no había tiempo para cuentos. Sólo había tiempo para trabajar, así que he tenido que esperar a ser mayor para que me los cuenten». Corpus salió contenta de la sesión. «Me ha gustado mucho», decía. «Esta chica habla muy bien. Bueno, para eso es cuenta cuentos ¿no? Pero sí, hay que decir que hace muy bien su trabajo».
La residencia Caser-Anaka decidió, este año, «celebrar el Día del Libro organizando dos sesiones de cuenta cuentos, una en el Centro de Día y otra, en la planta baja de la residencia», señalaba Nagore, la técnico de animación. «Es una experiencia nueva y esperamos que guste para poder repetirla».
Un examen
Si para los residentes la actividad del Día del Libro resultó ser una agradable novedad, para la narradora se convirtió en una especie de examen. «Nunca había contado cuentos a gente mayor. Llevo nueve años contando cuentos a niños y a adultos, pero nunca me había dirigido a un público como el que he tenido en Caser», decía Maider Galarza. «La verdad es que venía un poco confiada, porque si algo tienen las personas mayores es que están más acostumbradas a escuchar que nosotros y también están mucho más acostumbradas a imaginar y a contar».
'Cuentos de Marruecos' fue el título elegido por Maider para la sesión de Caser-Anaka. «Son cuentos populares del mundo árabe. Los escogí porque los cuentos populares son muy parecidos en todo el mundo y Marruecos no está tan lejos. Pensé que el público engancharía mejor con este tipo de cuentos que con otros más modernos y creo que he acertado».
Algo que comprobó la narradora tras sus dos sesiones de cuenta cuentos en la residencia es que «como público, los niños y las personas mayores se paracen mucho. Lo comentan todo y en ese comentar está toda la verdad. Si no les gusta, te lo van a decir y si se enganchan, también. Los adultos se cortan más, pero los mayores están en una edad en la que comentan las cosas sin ningún tipo de pudor, como los niños. Eso es bueno y es malo. Si la contada va mal... es un desastre, pero si va bien, te transmiten mucha energía».
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