Larreaundi decidirá este otoño qué hacer en la parcela de la subestación
El Gobierno municipal pondrá en marcha en octubre un proceso de participación que abarcará ese espacio, el centro escolar anexo y la calle Íñigo de Loyola
La subestación eléctrica de Larreaundi ha desaparecido. Quedan sólo los muros y la solera; el aparataje descomunal que formaba parte del paisaje del barrio ya no está. Su función la cumple la nueva instalación de Iberdrola en Txenperenea y la eléctrica está tramitando la descontaminación de suelos, que espera acometer el mes que viene.
«Mientras tanto, desde el Ayuntamiento vamos a poner en marcha el proceso de participación para escuchar a los vecinos y saber qué quieren hacer con el espacio que se va a liberar», anunció ayer el alcalde, José Antonio Santano. «En octubre está programada ya una reunión con los responsables de la AVV de Larreaundi y a partir de ahí arrancará un proceso de participación con las herramientas habituales».
Una visión integral del barrio
Los mecanismos serán similares a los de consultas realizadas en otras zonas de la ciudad. Pero ésta tendrá alguna peculiaridad. La principal es que no afectará únicamente a la mencionada parcela. «Junto a ella tenemos un antiguo parvulario, en el que hoy se alojan algunas asociaciones, y queremos incorporar ese suelo». También entrará en la reflexión la cercana calle Íñigo de Loyola, «en la que todavía no hemos actuado y en la que sabemos que en los próximos tiempos habrá que hacerlo». El proceso de participación se planteará, por tanto, con el objetivo de recoger opiniones «con una visión integral sobre el uso de esos tres espacios: la parcela de Iberdrola, la del parvulario y la calle Íñigo de Loyola».
Una vez que la fase de participación finalice, hacia el mes de noviembre, se hará uso de la partida presupuestaria de 32.000 que hay disponible para «comenzar a redactar los proyectos», avanzó el primer edil. La idea es empezar por la antigua subestación «porque será el primer suelo que estará disponible» y porque los proyectos en calles, como en el caso de Íñigo de Loyola, «suelen ser más complejos y suelen requerir más tiempo». Sin embargo, Santano señaló que esa primera actuación «podría ser tanto independiente como una primera fase de algo mayor que afecte a la parcela anexa», en función del resultado que se obtenga de la consulta a los vecinos.
Al contrario que en otros procedimientos de participación recientes como el de Vollmer o el de la calle Hondarribia, el de Larreaundi no partirá de un anteproyecto. «Será desde cero. En este caso nos parecía lo más adecuado. Vamos a preguntar al barrio qué ideas o criterios tienen como los prioritarios para trasladar usos a estos espacios. El único límite es que se trate de espacios públicos, de usos abiertos al barrio, y lo que hacemos es posibilitar que la reflexión se haga de una manera integral teniendo en cuenta las tres zonas».
Consciente de que en una de ellas, en la parcela de la antigua guardería, caben usos residenciales bajo el modelo de alojamiento dotacional, el primer edil quiso dejar claro que ese aprovechamiento «se trasladará a otros desarrollos de la ciudad. Creemos que en Larreaundi ya hay bastantes viviendas y que lo que necesita el barrio es mejorar la calidad del espacio público, más espacios libres».
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