Las obras del ascensor de Artia terminarán antes de finales de año
El elevador, con capacidad para diecisiete personas, unirá las calles Darío de Regoyos y Pío Baroja
Las obras para construir un ascensor en Artia, puestas en marcha recientemente, terminarán antes de finales de año. El elevador estará situado en la calle Darío de Regoyos, a la altura de los números 10 y 12, y unirá esta vía con Pío Baroja, en la parte superior del barrio. El alcalde, José Antonio Santano, y la delegada de Obras, Cristina Laborda, visitaron ayer la zona.
Los trabajos tienen un plazo de ejecución de cuatro meses, por lo que se espera que el ascensor entre en funcionamiento antes de finales de este año. La propuesta fue una de las más votadas en la edición de 2018 de los presupuestos participativos. La ingeniera del área de Obras Virginia Canales concretó que el elevador «estará integrado en una estructura de hormigón, y conectado con la calle Pío Baroja a través de una pasarela de estructura metálica y quince metros de longitud».
La instalación contará con «una parada intermedia para salidas de emergencia», que sólo se utilizaría en casos de emergencia, «a través de un camino con la plazoleta recientemente urbanizada al oeste del talud». El ascensor tendrá una velocidad de un metro por segundo y capacidad para transportar 1.275 kilos, lo que equivale a «diecisiete personas», señaló Virginia Canales. El proyecto, con un presupuesto de 460.265 euros, ha incorporado asimismo la perspectiva de género: el ascensor será transparente en ambos frentes y contará con una cámara de seguridad.
José Antonio Santano señaló que «las ciudades son para todas las personas, y todas tienen derecho a moverse libremente y con la mayor comodidad posible». En materia de mejora de la accesibilidad hay actuaciones «sencillas» como rebajes de acera o elevaciones de la calzada, y también obras de mayor envergadura como la instalación de ascensores y escaleras mecánicas, «sobre todo en los puntos en los que hay más volumen de población y desniveles mayores». En este sentido, «el caso de Artia es un ejemplo claro». Las escaleras mecánicas que ya existen en el barrio «dan un servicio importante», pero limitado para «algunos colectivos» como las personas que van en sillas de ruedas.
Una reivindicación de la AVV
La construcción de un ascensor, recordaba el alcalde, «era una vieja reivindicación de la asociación de vecinos de Artia». «Hemos luchado por ello trece años», añadía el presidente de dicha entidad, José Barreiro. «No es un capricho: si lo hemos pedido, es porque el barrio lo necesita», subrayaba Barreiro, que se mostraba contento por la construcción del ascensor «aunque haya tardado tanto».
Cristina Laborda indicó que se realizó un estudio previo «para encontrar la ubicación perfecta que provocara las menores afecciones posibles». La finalmente escogida cumple con esos requisitos, y además no provoca una disminución de plazas de aparcamiento, «algo que es importante en este barrio». Otro de los criterios que se ha tenido en cuenta ha sido provocar el menor impacto posible en las viviendas del entorno. «Había distintas opiniones, pero este era el punto más adecuado para construir el ascensor», añadió Santano.
El futuro ascensor, resumía el alcalde, quiere dar «una respuesta cómoda y segura» a las dificultades de movilidad y accesibilidad que tiene Artia. Dentro de este tipo de actuaciones, «pronto veremos los proyectos para los ascensores que se van a construir en la calle Iñigo de Loiola, una actuación privada pero que cuenta con ayuda pública», adelantó Santano.
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