«A los iruneses nos esperan días mágicos»
El alcalde prendió minutos después la hoguera, cuyas llamas alumbraron los primeros instantes de la noche de San Juan, primera de los sanmarciales de este año
Juanma Garate abrió las fiestas con un discurso emotivo, lleno de guiños a la ciudad y cargado de agradecimiento
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
Llamas al cielo para iluminar la noche más corta del año. Música y gente por las calles para aportar el ambiente que merece San Juan, arranque oficial de las fiestas de San Pedro y San Marcial. Una «noche mágica, como la de los Reyes Magos», señaló en euskera, al inicio de su Saludo Oficial de las fiestas Juanma Garate. El ya ex ciclista profesional, desde lo alto de la balconada del consistorio, tenía la responsabilidad de pronunciar un discurso ante cientos de irundarras congregados en la plaza de San Juan. «Impresiona estar aquí arriba», admitió antes de referirse de nuevo a sus Majestades de Oriente, «los únicos acostumbrados a esto. Para mí es un honor y un placer estar aquí y me gustaría dar las gracias a todo el pueblo de Irun por permitírmelo». Un primer agradecimiento que el público respondió con la primera ovación.
Garate lanzó un guiñó al 'pregonero' del pasado año, el guionista de 'Ocho apellidos vascos', Diego San José, «que tan buen rato nos hizo pasar desde aquí» y que, «como yo, también es de San Miguel, aunque no del colegio Lekaenea. Me dijo hace unos días que él no sabía que se podía repetir esto del Saludo de fiestas ¡Se ha picado! Me preguntó si al tercer pregón te dan vale de descuento en Mendibil... ¡Qué grande eres Diego!».
Efectivamente, Garate ya se encargó del Saludo de las fiestas en 2002, cuando el acto se producía de puertas para adentro, en la Sala Capitular. «Este nuevo formato es un acierto», valoró. «Más personal, más cercano a vosotros, que es a quien va dirigido este saludo y que sois quien año tras año hacéis realidad las fiestas de San Pedro y San Marcial».
Joven promesa confirmada
Garate admitió que en estos trece años entre un Saludo y otro, ha cambiado. «Pero no voy a dejar de andar en bicicleta, aunque lo de subir montes lo dejaré sólo para el día de la opilla». Recordando 2002, Garate se ve como «un chaval al que se le estaba abriendo un escenario deportivo inimaginable. La ciudad de Irun, con Alberto Buen a la cabeza, me dio la oportunidad de saludaros las fiestas. Estaba como un flan, me temblaban las piernas como si estuviera subiendo el Mortirolo. Hoy también me tiemblan, pero por la emoción. La emoción de recordar que no ha habido un sólo día entrenando en las carreteras de la comarca en el que no sonara un claxon a modo de ánimo o no viera algún niño revolviéndose en el asiento trasero del coche intentando no perderme de vista. La emoción de ver una bandera de Irun junto a otra del Real Unión en lo más alto del monte San Pellegrino, en Italia, el día de una de las victorias más importantes de mi carrera. Eso marca para siempre, os lo aseguro. La emoción, siguió, «de recordar cómo con vuestros ánimos he podido conseguir cosas que jamás habría soñado en un escenario que hoy ha apagado sus luces y que, aún así, a oscuras, me habéis ayudado a encontrar suavemente el suelo de nuevo». Aquí, de nuevo, Garate repetió «eskerrik asko Irun», frase que la ciudad volvió a responder con aplausos.
Tras ese agradecimiento, reconoció que ahora le toca «recuperar hábitos perdidos, como el de ser irunés en San Marcial y llevar a mis tres hijos a las barracas; o el de aprender a ser irunés en verano, para lo que, me dicen, hay que meter muchas horas en la playa de Hendaya. Lo tenía olvidado, pero prometo que lo haré».
Volviendo a la noche de ayer, admitió que es la que más le gusta de todos los sanmarciales, sobre todo por los recuerdos de infancia, en los que con sus amigos del barrio competía contra «los de Anaka y El Pinar. Levantando nuestro tesoro de madera y de todo lo que ardiera. El resultado era el fruto de una semana de trabajo». Y San Juan era «nuestra noche. En la que éramos los dueños de la fiesta. La única noche en la que podíamos salir con un mechero en un bolsillo y petardos en el otro. Nosotros decidíamos cuando se encendía la hoguera. ¡Qué recuerdos más bonitos!». Recuperó la idea de que la de San Juan «es una noche mágica. Como las noches y los días que durante la próxima semana nos esperan a todos los iruneses. ¡Vamos a disfrutar! Gora Irun! Gora San Marcial!», terminó.
La hoguera en llamas
Sólo unos minutos después de que Garate cerrara su intervención, el alcalde, José Antonio Santano, se acercó a prender la hoguera. Lo cierto es que cuando encendió el fuego, la noche aún no era tal, aunque el sol, ya muy bajo, teñía de naranja los bordes de las nubes que adornaban el cielo y anocheció enseguida. Las hojas y ramas secas esperaban desde media tarde en mitad de la plaza de San Juan y, antes de alimentar las llamas, recibieron el tributo en forma de bailes por parte de los dantzaris de Kemen.
Y así, la hoguera ardió, elevando al aire los malos humos e iluminando el camino para vivir las fiestas de la ciudad con alegría y pasión. Empiezan los sanmarciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario