El legado de un arquitecto «de frontera»
Fernando García y Lauren Etxepare son los autores del libro sobre Luis Vallet de Montano que se presentó este viernes en el Casino de Irun
- JOANA OCHOTECO
- IRUN
Tras más de cuatro año de trabajo, el libro 'Luis Vallet de Montano (1894-1981). Arquitecto de frontera' ya es una realidad. La publicación firmada por Fernando García Nieto y Lauren Etxepare Igiñiz, está dedicada a la memoria de quien fuera arquitecto municipal de Irun y autor de muchos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. El Casino de Irun acogió este viernes el acto de presentación de la obra, en el que el presidente de la entidad, Pedro Lasagabaster, y Marina Vallet de Montano, nieta del arquitecto, acompañaron a ambos autores.
El libro es el número 4 de la colección 'Arquitectos guipuzcoanos' que edita el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, y ha visto la luz gracias a la colaboración y el apoyo financiero de esta entidad, el Casino de Irun, el Ayuntamiento de Irun, la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Fundación Museo Jorge Oteiza. Pedro Lasagabaster ratificó que «es un honor para mi, para la Junta directiva que presido y la asociación que represento el haber podido colaborar en la edición de este libro». Lasagabaster recordó que Luis Vallet, además de socio del Casino, fue co-autor junto con José Antonio Ponte del edificio que es la sede de esta entidad.
'Luis Vallet de Montano. Arquitecto de frontera' consta de 238 páginas e incluye cerca de doscientas imágenes. Fernando García y Lauren Etxepare ofrecieron un resumen de la biografía y obra del arquitecto irunés, así como en el proceso de trabajo llevado a cabo para escribir el libro. «Tanto a Lauren como a mi, nos seducían las obras más conocidas de este arquitecto», pero cuando surgió la idea de emprender el proyecto «no éramos conscientes de que desconocíamos todo o casi todo sobre su trayectoria profesional y el perfil humanista e intelectual de su persona», explicó Fernando García. Lauren Etxepare incidió en que «es un arquitecto conocido, pero no tanto como debería».
Colaboración de la familia
Para ahondar en la figura de Luis Vallet, «contactamos con su familia y Marina, su nieta, se mostró dispuesta a colaborar desde el primer instante», abriendo las puertas de la casa en la que se conserva, «tal y como fue», el estudio en el que trabajaba el arquitecto. Tras un primer año dedicado a clasificar la documentación en una base de datos, «fuimos un poco más conscientes de la importancia y envergadura de la obra de Luis Vallet».
El Conservatorio de Irun, el propio edificio del Casino de Irun, la casa de Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea, de la avenida Iparralde o la hoy sede de la Policía Local, son algunos ejemplos de ese legado, sin olvidar otros, hoy en día desaparecidos pero igualmente significativos como el edificio de Porcelanas Bidasoa o la Alhóndiga municipal. Tal y como señaló Lauren Etxepare, Luis Vallet «no tenía 'un' estilo, sino que tenía todos los estilos que quería. Los aprendía y hacía suyos con una facilidad asombrosa y de manera magistral. En ese sentido era único, un maestro».
Junto a su legado profesional, también la biografía personal de Luis Vallet entraña mucho interés: a través de entrevistas personales con testigos que le conocieron, los autores recogen en la publicación «otra impronta sobre su personalidad jovial y su compromiso con la sociedad de su tiempo». Mientras escribían la obra, «decidimos añadir al libro el subtítulo 'Arquitecto de frontera'». Este término «tiene muchas connotaciones en Luis Vallet de Montano: buena parte de su vida la dedicó a cruzar fronteras, un ir y venir vital y profesional», explicó Fernando García.
Los tiempos difíciles
Además de los múltiples estilos entre los que discurrió su trabajo, su vida personal también estuvo marcada por «una frontera mucho más triste, que tuvo que atravesar en octubre de 1936 junto a su mujer embarazada, para exiliarse a Francia» debido a la Guerra Civil. «Hasta 1943 no obtiene permiso para regresar a Irun. Fueron momentos difíciles, tras la guerra y con la pérdida de la condición de arquitecto municipal», que le obligó a «reiniciar su carrera. No lo tuvieron fácil, ni él ni su familia. Había sido bárbaramente acusado por sus acciones en Irun durante los días que duró la guerra, cuando Luis Vallet de Montano únicamente se aferró a su compromiso profesional de arquitecto municipal y jefe de bomberos de Irun, intentando garantizar lo que estuvo en su mano: las condiciones mínimas y humanitarias de los habitantes de la ciudad durante los bombardeos». En 1977, «en un acto de justicia, se le reconoce y reintegra en la plantilla municipal, en su plaza de arquitecto de Irun, y lógicamente, su jubilación forzosa». Luis Vallet de Montano falleció pocos años después, en 1981.
Su nieta Marina Vallet explicó que «mi abuelo murió cuando yo tenía 9 años, y a través de este trabajo y las entrevistas para hacer el libro le he ido conociendo más. Era una persona muy abierta, polifacética, muy querida y con un espíritu joven. Vivió momentos difíciles, pero trabajó duro. Quienes lean este libro», aseguró, «van a aprender mucho sobre la historia del Bidasoa, y sobre importantes cosas que sucedieron aquí y que mucha gente no conoce».
La obra 'Luis Vallet de Montano. Arquitecto de frontera' ya está a la venta en las librerías de Irun.
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