Los usuarios del aeropuerto de Hondarribia siguen con atención las incidencias que están ocurriendo estas últimas semanas. Si no es una cancelación, los vuelos salen con retraso en el mejor de los casos. Pero también hay operaciones complejas como el vuelo Madrid-Hondarribia del pasado jueves. La aeronave intentó aterrizar en la terminal guipuzcoana «pero una vez tocó tierra volvió a subir», explica uno de los pasajeros. «A la segunda consiguió tomar tierra pero nos llevamos un buen susto», zanja.
Desde que el pasado 17 de agosto terminaran las obras de recorte de la pista, doce operaciones de Vueling, que realiza la ruta entre Donostia y Barcelona, han sido desviados al aeropuerto de Loiu. Los que han dejado unos 1.800 afectados. Una circunstancia que ya fue anunciada tanto por la compañía como por Vueling cuando comunicaron que iban a seguir operando en Hondarribia. Además, la semana pasada también se canceló un vuelo de Air Nostrum que debía realizar la ruta entre Palma y Hondarribia.
Todos esos vuelos estaban operados por el Airbus A-319 de la compañía Vueling que cubre los trayectos entre Barcelona y Hondarribia. Un avión que tras el recorte de la pista tiene limitada su operatividad en el aeropuerto guipuzcoano en días en los que la meteorología es adversa. Desde Vueling aseguran que se trata de un periodo «especial» hasta que comiencen las obras de ranurado de la pista, previstas para septiembre. A partir de entonces la compañía catalana utilizará aeronaves más pequeñas ATR-72 de Air Nostrum, lo que le permitirá continuar con su ruta con Barcelona hasta final de año, fecha en la que se espera que terminen los trabajos en la pista. Las obras de ranurado de la pista comenzarán en septiembre y se estima que finalicen en diciembre.
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