Un estudio de Tecnalia destaca el potencial en energía solar y de biomasa que tiene Irun
En su aplicación máxima en la ciudad, placas fotovoltaicas podrían generar hasta el 45% de la demanda local de electricidad y calderas de biomasa, hasta el 58% de la energía térmica utilizada
El presupuesto municipal de 2018 incorporó una partida novedosa que tenía el objetivo de que el Ayuntamiento contratara un estudio sobre las potencialidades del municipio en la generación de energías renovables. Aquel diciembre de 2017 no era la primera vez que se hablaba algo de eso porque, anteriormente, EH Bildu ya había mencionado acciones en esa línea dentro de un posible paquete de medidas para desarrollar un autoabastecimiento energético local, aunque lo hizo de manera menos concreta.
El caso es que fruto de aquella partida, el Ayuntamiento de Irun cuenta ya con un estudio en el que Tecnalia ha estimado el potencial de energías renovables en el municipio «en valores máximos», detalló la responsable del informe, Irantzu Urkola, del área de Eficiencia y Planificación Energética de Tecnalia.
- Medidas de ahorro
- PAES
- El Plan de Acción para la Energía Sostenible contempla medidas pasivas (aislamiento), activas (calderas más eficientes) y de renovables.
- Potencial
- Dada la situación del parque de edificios de la ciudad, el potencial de mejora es enorme sólo con la aplicación de medidas pasivas: rehabilitación de ventanas, fachadas y cubiertas.
- Plan de Acción
- El estudio recomienda elaborar un plan municipal que conciencie sobre los beneficios de las rehabilitaciones de edificios e incluso las financie.
- Energía solar
- Térmica y fotovoltaica
- La energía del sol se puede aprovechar con placas térmicas, que se usan para calefacción y agua caliente, o fotovoltaicas, que generan electricidad.
- Potencial
- El estudio revela que, más allá de las exigencias de la normativa para el uso de placas térmicas en nueva construcción, las fotovoltaicas podrían llevar la producción local de energía solar hasta un máximo del 25% del consumo, un 45% si se aprovechara la totalidad de edificios industriales.
- Térmica de biomasa
- Balance neutro
- Se trata de generar energía térmica (calefacción y agua caliente) mediante la combustión de material biológico, normalmente perdigones de madera prensada o 'pellet'. Sus emisiones se compensan con las que los árboles de los que proviene la madera han absorbido en su vida por lo que se considera un sistema neutro.
- Potencial
- Con la biomasa potencialmente disponible en la ciudad se podrían satisfacer el 58% de las necesidades de Irun, teniendo en cuenta criterios sociales, económicos y ambientales.
Dos objetivos y tres líneas
El trabajo se ha planteado en dos áreas, cada una con su propio objetivo. Por un lado, «hemos querido conocer la realidad actual del parque de edificios de Irun en cuanto a consumo y demanda energética y emisiones», explicó Urkola. Por otro, «partiendo de esa información hemos planteado diferentes escenarios hipóteticos que podrían darse en el futuro para analizar el impacto que tendrían distintas medidas que se pueden implementar». Se han desarrollado escenarios con diverso desarrollo de medidas previstas en el PAES (Plan de Acción para la Energía Sostenible, propuesta europea para los municipios a la que Irun está adherida), escenarios con diferentes grados de implantación de paneles fotovoltaicos y escenarios con distintos grados de utilización de la biomasa.
Las conclusiones en las tres líneas apuntan a «un gran potencial». En el caso de las medidas de ahorro que recoge el PAES, «dada la situación del parque local de edificios, la rehabilitación de fachadas y cubiertas y la sustitución de ventanas supondrá un gran ahorro energético. Convendría elaborar un plan municipal para concienciar e incentiva económicamente la apuesta de los privados por estas mejoras». El delegado de Desarrollo Sostenible, Miguel Ángel Páez, recordó que ya hay ayudas en esa línea de eficiencia energética.
En la energía solar, y teniendo en cuenta que se trata «de un estudio de máximos» respetando límites normativos y criterios económicos, el estudio cifra en un 25% de la energía actualmente consumida la que se podría obtener mediante placas fotovoltaicas en edificios residenciales, «hasta un 45% si se usaran también los industriales». En el caso de la biomasa, Urkola señaló que se trata de utilizar combustible natural para alimentar calderas, «preferiblemente centrales que den servicio a toda una comunidad o varias, que es cuando resulta más eficiente». Estimando la biomasa potencialmente disponible en la ciudad, «se podría llegar a abastecer hasta un 58% de la demanada de energía térmica» que actualmente se destina en Irun a calefacción y agua caliente.
Urkola insistió en que se trata de escenarios «máximos, no óptimos, pero con rigor técnico y atendiendo a criterios sociales y económicos; es una guía para ayudar al Ayuntamiento a afrontar el futuro en términos de sostenibilidad ambiental y energética». Páez contextualizó este informe en «una línea de trabajo que desde hace unos años» mantiene el consistorio a la vista del cambio climático, «en la que hemos dado algunos pasos y vamos a ir dando cada vez más».
La técnico del área de Desarrollo sostenible, Maider Basurto, apuntó el trabajo que se está realizando «para incorporar al Plan General medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que sean de obligado cumplimiento para nuevos edificios públicos y privados». Las conclusiones del estudio realizado por Tecnalia determinarán en buena medida el contenido de esos cambios en la normativa municipal.
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