#G7 Manifestación histórica en nuestra comarca. 15 mil personas con multitud de reivindicaciones y un lema ‘No al G7, construyendo otro mundo’

Al pasar por el puente de Santiago, en el que se sitúa la frontera que divide Euskal Herria en dos, se ha realizado una acción reivindicativa para denunciar las diferentes fronteras impuestas. Los zanpantzar han pasado por ellas traspasando las pancartas que se referían a diferentes tipos de fronteras que queremos derribar: la primera tenía como lema ‘Las fronteras impuestas en el mundo’ haciendo referencia a la persecución contra los y las migrantes; la segunda, ‘fronteras impuestas en la sociedad’, haciendo referencia a las diferentes discriminaciones (sexismo, LGTBIfobia, racismo...) y la tercera pancarta hacía referencia a las ‘Fronteras impuestas a los pueblos’, refiriéndose a las fronteras que dividen los pueblos negando el derecho de autodeterminación.
La manifestación ha terminado en el exterior de Ficoba. En el acto realizado, los y las portavoces de las plataformas han leído el texto aprobado ayer en asamblea en euskara, francés y castellano.

Desde ayer tarde y hasta que finalice la cumbre del G7 las movilizaciones se han trasladado a Baiona.
Llamamiento del contra G7 leído al terminar la manifestación
La contracumbre del G7 de Hendaia e Irun ha unido a miles de participantes, nos ha permitido organizar centenares de actividades, dar vida al campamento alternativo y realizar y multiplicar tanto acciones como manifestaciones.
Nos movilizamos cara a un G7 dividido, del cual no surgirá nada. A pesar de mantener un discurso que dice incluir la lucha contra las desigualdades, la cumbre del G7 es y será el estandarte de políticas neoliberales y autoritarias. El G7 lleva a cabo políticas que han aumentado las desigualdades sociales, han reforzado las divisiones y las dominaciones basadas en el racismo y al patriarcado, han colonizado continentes, esquilmando sus recursos naturales a la vez que se levantan muros y se impide la libre circulación de las personas migrantes pobres, han organizado la industrialización de la agricultura, se potencia la industria armamentística, han acelerado la crisis medioambiental, los desarreglos climáticos y la pérdida de la biodiversidad.

Con este contra G7 queremos mostrar que es posible resistir al sistema que destruye las bases de la humanidad. Al contrario que la globalización neoliberal, desarrollar alternativas es posible desde los territorios y los comunidades que priorizan la cooperación ante la competición; los bienes comunes y los derechos humanos ante los beneficios privados; la igualdad y la diversidad ante el éxito individual y ante la uniformización cultural. Como en muchos otros lugares del mundo, aquí, en Euskal Herria, se construyen relaciones diferentes, otro tipo de sistemas basados en la cooperación, circuitos cortos y locales, relaciones humanas respetuosas con la naturaleza, democracia real.
No se trata de idealizar realidades que pueden ser contradictorias, sino de comprender que confluir, desarrollar cooperaciones múltiples a partir de lo local, a partir del propio territorio, nos permitirá responder mejor a los retos que enfrentamos. La opresión de las mujeres, el drama de los emigrantes, los desarreglos climáticos, la industrialización de la agricultura y de la alimentación, la extinción de la biodiversidad, la desarticulación del derecho laboral, y el desmantelamiento de los estados de bienestar... Todo esto nos llama a fortalecer las luchas y redes de solidaridad a nivel local, nacional, estatal, continental y mundial.

Nuestras alternativas construyen territorios más unidos, solidarios, y mejor equipados para defendernos ante la mercantilización de nuestras sociedades y nuestras vidas, para hacer frente a la deslocalización y la puesta en competencia de pueblos y personas, a la destrucción de la naturaleza y de las culturas populares. De esta manera desarrollamos una mayor capacidad de recuperación ante las crisis importantes y colapsos futuros.
Nuestras alternativas permiten igualmente a los y las ciudadanas, y en particular a los y las más precarias, de reapropiarse el ejercicio de la democracia, de reconectar con el compromiso político, de tomar consciencia de su propio poder y su importancia en el transcurso de los acontecimientos. Lo hemos visto a través del movimiento de los chalecos amarillos, a través de las movilizaciones feministas o las marchas a favor del clima. Todo esto implica el reconocimiento del derecho a la experimentación y a la autodeterminación en los terrenos políticos, económicos, alimentarios, energéticos y culturales. Por esta razón nos solidarizamos con las movilizaciones actuales de los ciudadanos/as en Argelia, Hong Kong, Catalunya, Palestina, Sudán y otros lugares.

Galería de fotos: https://flic.kr/s/aHsmGimDrP
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