IRUN
Dos trayectorias de Oro
Jaime Rodríguez Salís y la delegación de Irun de la Asociación de Donantes de Sangre de Gipuzkoa recibieron ayer en el Ayuntamiento la Medalla de Oro de la Ciudad
18.11.12 - 01:31 -
Dos perfiles distintos, uno individual y otro colectivo, recibieron ayer sendas Medallas de Oro de la ciudad. Una para Jaime Rodríguez Salís y otra para la delegación local de la Asociación de Donantes de Gipuzkoa. Al primero, por una trayectoria vital intensa y muy ligada a su Irun natal en la que ha habido espacio para el desarrollo de negocios, la construcción de vivienda, el fomento del arte y la cultura y la investigación de la historia. Ésta última, deja como legado trascendental el descubrimiento del pasado romano irundarra, la antigua ciudad de Oiasso. En el caso de los donantes, los méritos más que justificados pasan por una labor altruista de más de 40 años en los que miles de irundarras han colaborado para mejorar, incluso salvar, la vida de otros miles de vecinos guipuzcoanos.
El Pleno de la Corporación refrendo el jueves por unanimidad el acuerdo que el pasado mes de junio ya habían alcanzado todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento. Ayer, tuvo lugar el acto protocolario que volvió a dejar pequeña la sala capitular del consistorio. La Banda Municipal de Txistularis, al son del Alkate soinua, recibió a la Corporación, que escoltaba a Jaime Rodríguez Salís y a Juan Iturrioz, ex presidente de la delegación local de donantes y figura elegida por el colectivo para que lo representara en la recepción de la medalla.
El alcalde, José Antonio Santano, dedicó unas palabras a Salís y a los donantes, advirtiendo que «no todos los años entrega el Ayuntamiento estas medallas». Repasó las trayectorias de uno y otros antes de pasar a los agradecimientos. A él, «porque dediques tu ingenio a esta ciudad» y a ellos, por su «altruismo y solidaridad con mayúsculas; por ese compromiso personal y silencioso en el acto humanitario que más vidas ha salvado». Quiso señalar que aunque «muy distintos», los distinguidos en el día de ayer «no lo son tanto» y los reunió en una sola idea recogida en unos versos de Mario Benedetti: «Con tu puedo y con mi quiero, vamos juntos compañero».
Un ejemplo en Gipuzkoa
Para presentar a la delegación local de los donantes de sangre, acudió el presidente de la asociación guipuzcoana a la que pertenece el equipo irundarra. Sabin Urcelay comenzó «defendiendo por qué esta delegación de Irun merece esta medalla». Citó que es un grupo de voluntarios que «sin pensar en ellos, pensando sólo en los demás», viene trabajando desde hace 42 «prácticamente todas las semanas». Cifró en «más de 40.000 las donaciones recogidas en Irun, que equivalen a muchas personas que sonríen, pasean y trabajan gracias a ellas». Alabó cómo han conseguido que el mensaje de los donantes se asiente en la sociedad irundarra, citando como ejemplos lo que hacen colegios como «La Salle y Toki Alai, empresas como Tesa, los medios de comunicación locales, los clubes deportivos de la comarca...». Acabó con dos mensajes. «En la situación actual, cada semana 50 personas dejan todo a un lado para ayudar a alguien a quien no conocen ni conocerán; eso enriquece a una sociedad», dijo antes de reconocer que la asociación guipuzcoana «muchas veces depende de esta delegación, como en agosto; muchas veces nos habéis sacado de apuros con vuestras donaciones y sois un ejemplo para Gipuzkoa».
Un hombre que eligió todo
Mertxe Tranche presentó la figura de Jaime Rodríguez, empezando por confesar que se conocen desde hace cinco años y que «sólo la lógica del cariño» podía justificar que fuera ella quien lo hiciera y no «alguno de tantos» que le han acompañado «aventuras empresariales, culturales, arqueológicas y enológicas». Tranche dibujó un esbozo de su árbol genealógico porque «Jaime es descendiente de los Balzola, de los Camino, de los Salís, de los Gal, de los Etxeandia... prácticamente de todos los hombres y mujeres que en el siglo XIX se pusieron al frente del progreso de nuestra comunidad, y la construyeron, y la dotaron de tanta justicia como les fue posible y de tanta cultura como fueron capaces. Es descendiente de Aquilino, que construyó casas, y de su hijo Luis, que nos contó nuestra historia como nadie había hecho». Destacó que «pudo elegir cualquiera de sus sangres o ninguna, cualquier camino o ninguno. Pero, sorprendentemente, los eligió todos: agricultor como los Camino; como Aquilino se ha enriquecido construyendo casas; como los Salís y los Gal, ha apreciado y sustentado la pintura y el arte; como Policarpo, ha trazado calles, unas hermosas y otras no tanto. Como su madre, nos ha construido por dentro con sus palabras. Con sus investigaciones, desde su presidencia de Arkeolan y de LUKT, ha contribuido a que conozcamos mejor nuestra historia, en ocasiones, a que la descubramos o, literalmente, la desenterremos». Termino diciendo «que es un privilegio compartir espacio, esta nuestra ciudad, y tiempo, este nuestro tiempo, con un hombre así».
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