«Agradecemos las muestras de apoyo que hemos recibido de la clientela»
Las dependientas de Los Boes se despiden de los clientes en un escrito en el que también critican la actitud de la empresa
- M.J.A. | IRUN.
El 28 de junio, en el establecimiento del paseo de Colón y el 30 de julio, en la tienda de la avenida República Argentina, fue el último día de trabajo para las dependientas de Los Boes. Después de compartir toda una vida tras los mostradores de este veterano comercio irunés, son algo más que compañeras. «Formamos una familia», dicen.
Son diez mujeres, de edades comprendidas entre los 52 y los 60 años, que están en un momento comprometido para regresar al mercado laboral. Tienen sobrada experiencia en su oficio, «pero el pequeño comercio de Irun no anda boyante y el perfil de dependienta que piden las franquicias es otro», se lamentan. Su situación, en este momento, es delicada. «Nos han echado al paro. Nos hemos ido sin nada y estamos a la espera de la indemnización que establezca el Fogasa», señalan.
Varias generaciones
A pesar de la situación en que se encuentran, sin querer «salir en la foto» ni significarse de manera individual, las diez exempleadas de Los Boes no se resignan a bajar la persiana «sin agradecer, de corazón, todas las muestras de apoyo que hemos recibido de los clientes. Han sido muchos años de relación con ellos, en los que nos hemos contado nuestras alegrías y nuestras penas y sabemos lo que han sentido el cierre de la tienda. Durante varias generaciones, familias enteras han vestido en Los Boes».
En una carta suscrita por las diez mujeres, las extrabajadoras del comercio irunés dan las gracias «a la clientela, en general y a la de Irun, en particular, por la solidaridad que han demostrado hacia nosotras».
En el mismo escrito, las firmantes critican la actitud de la empresa. «Durante muchos años, Los Boes han sido referencia en el textil de Irun», dicen. «Los tiempos de bonanza han pasado y la gerencia ni ha sabido, ni ha querido acomodarse a los nuevos tiempos. No ha sabido invertir para el futuro, ni modernizarse, ni hacer un plan de viabilidad, centrándose únicamente en el beneficio inmediato».
Las dependientas aseguran haber insistido «durante muchos años y reiteradamente» en aquellos puntos imprescindibles «para que la empresa se renovara, pero se ha demostrado que no les interesaba».
Las exempleadas de Los Boes acusan, por último, a su antigua empresa de ampararse en la crisis para «dejar en una situación precaria al colectivo de trabajadoras. La falta de previsión ha sido continua. La empresa no ha intentado rehacer el negocio y se ha limitado a esperar su muerte lenta», concluyen.
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