«Me consideran un artista emergente, pero no puedo arriesgarme a vivir del arte»
Utilizando un neumático tintado como pincel, ha convencido a los jurados de varios certámenes de pintura
Melchor Balsera Ganador del Concurso de Pintura Adour-Bidasoa
- MARÍA JOSÉ ATIENZA | IRUN.
La vanguardia en el tema y en la técnica ha jugado a favor de Melchor Balsera, a la hora de hacerse con el primer premio del Concurso de Pintura Adour-Bidasoa. Licenciado en Bellas Artes, ha obtenido cerca de una decena de galardones en los últimos cuatro años, además de ser finalista o seleccionado en una larga lista de certámenes.
Su obra titulada 'Olfato' ha sido elegida por el jurado del Adour-Bidasoa como la mejor de las 77 presentadas, pero ésta no es la primera vez que envía un cuadro al concurso irunés.
No, no es la primera. Me presenté también el año pasado y quedé seleccionado. Eso me hizo pensar que había interés por mi obra en este concurso. Me decidí a probar suerte este año y me ha tocado el premio gordo.
¿Son los concursos una buena vía para promocionar su obra?
Creo que sí, porque poco a poco voy dándola a conocer. En este momento, el tema del arte está bastante complicado y para promocionarte tienes que hacer de todo; tienes que ser artista, comercial, relaciones públicas, transportista... Los concursos son una manera darte a conocer y por ahora estoy teniendo suerte.
No tendría suerte si la obra no fuera buena. ¿Puede describirnos el cuadro ganador?
Es un cuadro de mediano formato, acrílico sobre papel encolado en tabla. Mi impronta es trabajar con un neumático entintado y lo hago rodar por ese papel. Es un cuadro de la serie 'Con-sentido', que hace alusión a los cinco sentidos, en este caso al olfato. Me gusta utilizar expresiones poco convencionales, nada ortodoxas. En este cuadro, un dedo en la nariz, que es una forma de señalar poco correcta.
Es muy original utilizar un neumático como pincel y el resultado final es sorprendente, pero no parece que sea fácil. ¿Cómo se le ocurrió?
Yo soy licenciado en Bellas Artes y estoy acostumbrado a lo académico: el pincel, el acrílico, el óleo... Es lo que aprendes. Pero de repente, un día ves un gesto cotidiano, como una rodada en la carretera que te inspira y piensas: 'Voy a seguir esa línea para poder expresarme. Y empiezas. A partir de ahí, comienzas con los ensayos, que han sido muchos y tienes que trabajar muchísimo. Cada uno de los cuadros, muchas veces no ha salido a la primera y he tenido que insistir e insistir, romper el papel y volver a empezar desde el principio. Es un trabajo largo. No es algo que te enseñen en la facultad, es algo en lo que tienes que avanzar por tí mismo.
Además de dedicarse a la pintura, tiene alguna escultura colocada en espacios urbanos.
Sí, de hecho, yo me licencié en la especialidad de escultura, pero me dedico más a la pintura. Tenía un profesor que decía: 'Si piensas en pequeño te quedas pequeño y si piensas en grande, te querrás hacer grande', pero no tengo un espacio donde trabajar en grande y las esculturas pequeñas no me llenan. Esa es mi historia con la escultura.
En este momento, ¿puede dedicarse profesionalmente al arte o tiene algún otro trabajo?
Este año se me ha dado muy, muy bien. No me puedo quejar en absoluto. Los años 2012 y 2013, también fueron buenos, pero el año pasado, por ejemplo, fue nesfasto. Me consideran un artista emergente, pero no soy muy conocido y no me puedo arriesgar a vivir del arte. Estoy trabajando en un colegio como monitor de artes plásticas y eso hace que pueda pagarme las facturas. Después, el dinero que consigo en los concursos lo reinvierto en la compra de materiales y en transporte, que cuesta un 'pastizal'.
Su resultado en los concursos es esperanzador.
Sí y este año estoy encantado de la vida y muy agradecido a Irun y al Adour-Bidasoa. La única pena es que no he podido estar allí el día de la entrega de premios.
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