El primer depósito de nueva generación
Iparragirre Bajo está ya en pruebas, después de 14 meses de obras para una completa reconstrucción
El agua es un recurso escaso en el mundo. Por eso Naciones Unidas aprobó en 1992 dedicarle un día cada año, el 22 de marzo, una jornada que sirviera para reivindicar su importancia y desarrollar actividades de sensibilización entre la población.
Hace ya décadas que la comarca no padece de problemas de abastecimiento, pero muchos recordarán los que la asolaron antes de que se construyera Endara. El embalse es ahora la piedra angular del sistema de abastecimiento comarcal que gestiona Servicios de Txingudi en Irun. Para sumarse a este Día Mundial del Agua, la empresa pública abrió ayer las puertas de Iparragirre Bajo, uno de los depósitos desde los que se distribuye el agua a los hogares del Bidasoa.
«Es de los años 70 y estaba ya en mal estado», explicó ayer la gerente de Servicios de Txingudi, Leire Zubitur. «En 2016 hicimos un estudio y vimos que era mejor reconstruirlo entero». La obra arrancó hace 14 meses y ya ha finalizado. Se están realizando todas las pruebas y controles pertinentes para que entre en servicio en cuestión de semanas. Cuando lo haga, tendrá funciones ampliadas ya que además de suministrar el agua a los hogares de San Miguel, Anzaran y El Pinar, también lo hará a los vecinos de Mendelu y Zubieta. «Hasta ahora les llega el agua de Errandonea, en Hondarribia, pero desde el punto de vista hídrico lo óptimo es hacerlo desde aquí», apuntó Zubitur. «Eficiencia y punto de vista comarcal», destacó el vicepresidente de la Mancomunidad y alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu. «Son criterios que deben guiarnos y que se están aplicando, buscando siempre las soluciones más convenientes a medio y largo plazo».
Efectivamente, ésa es otra de las características del nuevo depósito. No tanto por su tamaño (en realidad es algo menor que la versión antigua) y sí por su caudal máximo, Iparragirre Bajo está diseñado para abastecer en el futuro los nuevos desarrollos que puedan darse en Vía Irun, San Miguel-Anaka y Zubieta. Tiene capacidad para dar servicio a 9.000 abonados, casi el doble de los que atendía antes.
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La obra ha costado 1,4 millones de euros y no es la única de estas características que se prevé en los próximos años. «El actual plan decenal de inversiones, que va hasta 2025, también contempla renovar Iparragirre Alto, que es de la misma época que éste, y Errandonea, que tiene una parte de los 90 que está bien, pero otra de los 70 en la que hay que actuar», anunció Zubitur.
«Después de mucho tiempo en el que hemos hablado de saneamiento porque había mucho que hacer ahí, volvemos a hablar de abastecimiento, que fue lo que en origen llevó a constituir la mancomunidad: garantizar el agua potable», recordó José Antonio Santano, presidente de Servicios de Txingudi y alcalde de Irun. Del nuevo Iparragirre Bajo destacó la incorporación de «una microturbina para aprovechar la fuerza que trae el agua y generar energía renovable. También hay que mencionar la preocupación que ha habido por el acabado exterior, con un diseño que, sin encarecer la obra, le da al edificio del depósito un aspecto más moderno que encaja mejor en un entorno urbano como éste en el que está situado», en pleno barrio de Oinaurre, junto al futuro semienlace con la autopista y en el punto de arranque de la Ronda Sur.
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