Traer la historia al presente
El Ficab se centra hoy en la reconstrucción histórica y la arqueología experimental. La griega Joanna Tachmintzis acude al Amaia para presentar 'Pasaje a la historia', una de las tres cintas que se podrán ver desde las 18.30
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
El neolítico en lo que hoy es Austria ('Sonidos de la Edad de Piedra'), los juegos nemeos de la Grecia clásica ('Pasaje a la historia') y la extrañas construcciones de hace dos milenios a orillas del hoy conocido como río Ohio, en Estados Unidos ('Misterios de los antiguos arquitectos') comparten la sesión del Ficab de esta tarde en el Centro Cultural Amaia, a partir de las 18.30 horas, con entrada gratuita. El nexo común es el uso de la arqueología experimental y la reconstrucción histórica para traer al presente el conocimiento que se tiene sobre las realidades antiguas.
Para presentar una de ellas, 'Pasaje a la historia', estará en el auditorio Joanna Tachmintzis, jefa de producción y voz de la narración en este proyecto independiente de factura griega. «Nuestro objetivo era contar tres historias: la del yacimiento de Nemea; la de su descubridor, el profesor Stephen Miller, y la de los juegos que cada cuatro años se celebran allí en una reconstrucción histórica de lo que ocurría sobre las mismas piedras hace más de dos milenios». Impulsora de la idea de llevar todo esto a un documento audiovisual, habla con pasión, y en perfecto castellano, de cada una de las tres facetas se reúnen en 'Pasaje a la historia'.
«Nemea es conocida por el león que mató Hércules en uno de sus 12 trabajos», dice Tachmintzis con media sonrisa. «Pero es mucho más. En la Grecia clásica había cuatro juegos panhelénicos. Los olímpicos, en Olimpia son los más conocidos ahora. También son famosos los de Delphos y Corinto, No tanto los de Nemea. Pero hace 2.300 años, los cuatro tenían la misma fama y prestigio».
El yacimiento es «impresionante, con cosas que no hay en el resto. Está el estadio, claro», pero ha aparecido toda la 'villa olímpica': «los apartamentos en los que se alojaban los atletas (agrupados no por ciudad de origen sino por la disciplina en la que competían), piscinas para ellos, un templo para los rituales previos a la competición, zona de calentamiento, vestuarios y un túnel de más de 30 metros que iba de éstos al estadio». Las paredes de piedra de ese túnel guardan aún las marcas que los atletas helenos hicieron en ellas. «La mayoría de las veces para poner su nombre, aunque hay algún 'tal atleta está muy bueno', comentario al que otro añadió 'será para tus ojos'».
Todo este patrimonio estaba «bajo un campo de viñas. Sólo se veían tres columnas. El profesor Miller, en los años 70, con financiación privada estadounidense y griega, compró el suelo y llevó adelante la excavación. En 40 años de trabajo encontró todo eso, y muchas cosas sobre los juegos que no se habían descubierto en Olimpia ni en otros sitios. Lo incluyó todo en un museo que hizo allí mismo y luego donó todo al Estado. Es un hombre humilde, un trabajador incansable que merecía este reconocimiento», señala Tachmintzis.
Él fue el promotor de los juegos nemeos de la edad moderna, una competición «abierta a todo el mundo que, de momento, se limita a las pruebas de correr que se hacían en la Antigüedad». Se compite como entonces, incluso con el mismo sistema de control de salida, reconstruido por el propio Miller a partir de sus investigaciones. «Hasta se corre descalzo. La única diferencia es que se lleva túnica». La próxima edición será en 2016 y Tachmintzis anima a «los irundarras y a todos los vascos» a inscribirse en ellos a través de www.nemeangames.org.
Éstas tres historias, la del yacimiento, la de Miller y la de los juegos recreados, son las que mezcla Yiannis V. Lapatas, «un director fabuloso y reconocido», en este documental que llega a Irun tras haber recogido premios en los Film Festival del Peloponeso y Baghdad.
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