Arantxa Hernández (Maquilladora): «Es más difícil maquillar bien a una novia que crear un zombi»
Es la encargada de caracterizar a los tres muertos vivientes que animarán las actividades de la Semana de la Movilidad Sostenible
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
La semana que viene, durante seis días, Arantxa Hernández tendrá que convertir a los actores Mario Simancas, Marijo Pontesta y Beñat Larruquert en la familia Zombirrabeitia, los tres zombis que animarán las actividades organizadas con motivo de la Semana de la Movilidad Europea Sostenible. Beasaindarra de 25 años, ingeniera química de formación y maquilladora por vocación, Arantxa trabaja para la productora irunesa Espoiler Films y hace de freelance «para cualquier trabajo de maquillaje que salga».
-¿Cómo llega una ingeniera química a trabajar de maquilladora?
-Yo estudié Ingeniería Química, pero mientras hacía la carrera me fui preparando como maquilladora, de manera autodidacta, porque a mí siempre me ha gustado maquillar. Leía libros, aprendía de otros maquilladores y luego está Internet, donde encuentras cantidad de cosas que te sirven para aprender.
-¿Cuánto tiempo tarda en caracterizar a un actor como zombi?
-No siempre dispongo del tiempo que me gustaría. Me amoldo a lo que que me dan. El jueves pasado, para la presentación de la Semana de la Movilidad, me dieron hora y media para maquillar a los tres zombis y tuve que arreglarme, pero no es lo mejor. Cuando tengo tiempo suficiente, dedico alrededor de 45 minutos a cada zombi, para que el maquillaje sea un poquito más elaborado.
-Pues en hora y media se arregló muy bien, porque las heridas de la familia Zombirrabeitia daban verdadero asco. ¿Qué materiales utiliza para hacerlas tan reales?
-Las heridas las hago con latex y con gelatina de la de cocinar, de esa que venden en cualquier supermercado, para darles más volumen y que tengan un aspecto más real. Luego utilizo pintura y sobre todo sangre, mucha sangre artificial, que es un material químico que se compra ya hecho. La sangre es lo que más repelús da.
-Además de caracterizaciones del zombis ¿qué otros tipos de maquillajes realiza?
-Hago trabajos para una productora de Irun que se llama Espoiler Films. Me dedico a maquillar para cortometrajes, para videoclips, para spots publicitarios... para todos los trabajos que vayan saliendo. También trabajo de forma freelance, haciendo maquillajes de novias y para actos sociales.
-¿Y qué le resulta más difícil, presentar una novia ideal o crear un muerto viviente aterrador?
-Pues la respuesta no es sencilla, pero diría que es más difícil maquillar bien a una novia. Una novia tiene que quedar perfecta para un día muy especial, que además es un día único que no se va a repetir. Ese maquillaje requiere toda la profesionalidad, porque tiene que ser perfecto. No puede haber un fallo. Un zombi, en cambio, siempre te puede quedar bien, le pongas lo que le pongas. Siempre que consigas que dé repelús, estará bien. Así que diría que es más difícil maquillar una novia. Pero también diría que el maquillaje de zombi requiere mucho más trabajo, porque es un maquillaje más elaborado y porque tienes que trabajar con latex, con gelatina...
-¿Cuál es el tipo de maquillaje con el que más le gusta trabajar?
-El social y de novias, creo que precisamente porque me parece más complicado, aunque en realidad trabajo a gusto siempre que se trate de maquillar.
-Aunque su vida laboral es todavía corta, ¿recuerda algún momento especialmente complicado o estresante en su trabajo?
-Una noche, sobre las 12, me llamaron para ver si podía hacer un cordón umbilical para un bebé. Era para un cortometraje y tenían que empezar a rodar a las ocho de la mañana. Estuve hasta las cuatro de la madrugada haciéndo el cordón y lo hice con lo que tenía a mano. El rodaje era en pleno monte. El bebé tenía dos meses. Me lo dieron desnudo para que lo embadurnara de sangre y le pusiera el cordón. El pobre bebé lloraba y teníamos que darnos prisa porque hacía frío. Fue una experiencia que no se me olvida, porque lo pasé muy mal.
-El trabajo para la Semana de la Movilidad va a ser más llevadero.
-Sí, son seis días en los que tengo que hacer tres zombis. Es un trabajo bonito. Lo único malo es un madrugón que tendremos que darnos uno de los días, porque la familia zombi tiene que estar lista para las ocho de la mañana.
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