«En un rinconcito que no conoce mucha gente, se hace cultura»
Carmen Celaya ha recibido un homenaje de la Asociación Makila | A sus 90 años, coordina el taller de lectura que se celebra cada martes en los locales del Centro Social Luis Mariano
Cada martes, una de las salas del Centro Social Luis Mariano se convierte en un refugio literario, una reunión entre amigas, un espacio en el que compartir y aprender juntas a través de las letras. Cada martes, Carmen Celaya imparte el taller de lectura de la Asociación Makila en el que participan catorce mujeres que no se pierden ni una sesión. «Cuando empezamos, algunas nos conocíamos, pero ahora somos todas amigas».
Carmen cumplió noventa años este 2019 y la entidad le ha rendido un homenaje en el que le fue entregada la makila de la asociación. «Fue emocionante. Cuando yo iba a las comidas de homenaje a los nonagenarios» que organiza Makila cada año «les decía las ganas que tenía de que me tocase a mí también». No pudo asistir a la de este año, sin embargo, «porque falleció mi marido». Pero, unas semanas después, los miembros de Makila «tuvieron el detalle de hacerme el homenaje a mí sola. Fue muy bonito», afirma agradecida.
Hace ya una década que Carmen dirige ese taller de lectura. La actividad ya existía anteriormente, pero la entidad que la patrocinaba dejó de hacerlo «y la directiva me propuso hacerme responsable del grupo. Estábamos muy contentas con el taller y nos daba pena dejarlo. Acepté encantada», explica Carmen Celaya. Su profesión fue la de maestra, primero en su Navarra natal y, cuando se casó y vino a Irun, en Gazteluzar. Dirigir el taller de lectura es diferente a su anterior labor como profesora de escolares de 1º y 2º de Primaria, pero sí es «un poco, seguir haciendo algo parecido».
Un grupo «muy activo»
Carmen Celaya recalca que en ese grupo «todas somos iguales. Tenemos unas normas: no se interrumpe, cada cual da su opinión» sobre el libro que estén leyendo «y las demás la respetamos. No todas pensamos igual y hay puntos de vista diferentes», pero, en cualquier caso, «todas nos expresamos. Es un grupo muy activo». Carmen concreta el funcionamiento que sigue el taller de lectura: «la biblioteca nos proporciona un catálogo de los libros que tienen en existencia y elegimos los que nos parecen mejores para el taller. Repartimos el contenido del libro que hemos escogido en varias sesiones, cuatro o cinco según las páginas que tenga. Leemos en casa la parte que corresponde cada semana y, los martes, la comentamos y debatimos». Se reúnen en una sala del primer priso del Centro Social Luis Mariano y, allí, «en un rinconcito que no conoce mucha gente, se hace cultura».
El balance de esta década es que «hemos leído más de cincuenta libros». Carmen se encarga de que todas esas historias y las impresiones que han suscitado en las lectoras se conserven: «cuando acabamos cada libro rellenamos unas fichas con los datos, un resumen, lo que nos ha gustado más y lo que menos... A final de curso, recojo todas esas fichas y las recopilo en un cuadernillo. Así tenemos un recuerdo de lo que hemos leído». Una labor minuciosa y detallista que denota el buen hacer de una maestra y el amor por la literatura de una gran lectora.
Algunos libros les han marcado tanto que no es necesario recurrir al archivo para recordarlos: 'La cinta roja' de Carmen Posadas, una biografía de Eleanor Roosevelt, 'Los años de peregrinación del chico sin color' de Haruki Murakami, 'Intemperie' de Jesús Carrasco... «Algunos gustan más y otros menos, pero de todos se saca algo». La que el grupo tiene ahora entre manos es precisamente otra biografía, «sobre la Reina Victoria. Empezaremos con ella después de Navidades y seguro que será interesante».
Excursiones y visitas
Pero en el taller de Carmen Celaya no sólo se lee: «todos los años hacemos, a final de curso, una excursión cultural». Uno de los viajes fue a Vitoria-Gasteiz, «para ver in situ» los lugares en los que transcurre la novela de Toti Martínez de Lezea que habían leído ese curso. Otra sesión especial que Carmen recuerda con cariño fue la que compartieron con la escritora irunesa Virginia Gasull, autora de la novela 'In vino veritas': «tuvimos la suerte de que aceptó nuestra invitación de venir una tarde al taller. Fue una delicia: nos explicó todo, contestó a todas nuestras preguntas... Una maravilla de sesión», asegura.
El taller de lectura es, en definitiva, un espacio de enriquecimiento para todas del que «ninguna se da de baja. Lo pasamos muy bien». Entre las participantes hay tanto mujeres a las que siempre les ha gustado la lectura como quienes han descubierto hace poco esta afición. «Incluso, una de las participantes está aprendiendo ahora a leer. ¡Pone un interés! Le cuesta, pero cada vez lo hace mejor y no falta nunca», explica. También Carmen Celaya ratifica su intención de seguir ahí, coordinando ese taller: «me encanta, y mientras pueda, seguiré».
No le faltan méritos a esta mujer para haber recibido ese homenaje de Makila: además de dirigir el taller de lectura, es integrante de la Junta Directiva de la entidad desde su fundación, en 2002. Junto a Amador Hernández, Gregorio Gallo y Encarnación Ferrán, son los veteranos de la directiva de la asociación, al pie del cañón desde hace cerca de dos décadas.
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