domingo, 22 de diciembre de 2019

«Montamos el Belén en el garaje porque en casa ya no nos cabía»

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 22 de Diciembre de 2019.

«Montamos el Belén en el garaje porque en casa ya no nos cabía»

11 metros. El Belén de la familia Martiarena-Rucandio en su garaje de Señor de Aranzate llama la atención de pequeños y mayores./F. DE LA HERA
11 metros. El Belén de la familia Martiarena-Rucandio en su garaje de Señor de Aranzate llama la atención de pequeños y mayores. / F. DE LA HERA

El escenario tiene más de 11 metros de largo, incluye luces y elementos de agua y cuenta con cerca de 200 objetos entre las figuras y el atrezo. La familia Martiarena-Rucandio ha hecho de su tradición todo un espectáculo

IÑIGO MORONDOIRUN.
No me atreveré a decir que es el mayor Belén que hay en Irun, pero seguro que no habrá muchos comparables. Es fruto del camino que Francisco Martiarena y Ana Rucandio iniciaron y que ella siguió ensanchando tras el fallecimiento de su marido. «En casa había un Nacimiento de figuras pequeñas y un año compraron unas más grandes», recuerda Francis, uno de los tres hijos del matrimonio junto a Eduardo y Juan Ignacio. «Luego llegaron los Reyes, en camello y cada uno con su paje. Cada año se sumaba alguna figura nueva y cuando se incorporó el conjunto de la Anunciación, ya no cabía en el hueco que teníamos en casa y empezamos a montarlo en el garaje».
Eso ocurrió «hace ya más de 15 años», calcula Ana. «No era como el de ahora. Durante años el Belén siguió creciendo». «Le traíamos figuras de Sevilla, de Madrid, de una tienda de Donostia...», apunta Francis. «Aunque la mayoría están compradas aquí, en Irun. En Mayre», añade Eduardo. «Una vez estuvimos en Madrid mirando figuras en la plaza Mayor y no me gustaron, no tenían la calidad de éstas», afirma Ana muy segura. Las suyas son de porcelana, con muy buenos acabados y alto grade detalle. «Lo que no tengo son figuras que se muevan porque siempre me ha parecido que o una cosa o la otra; teniendo esta colección no veo sentido a meter de repente una figura mecánica. De todas formas ahora ya no compramos más porque no sé si éstos querrán seguir. Si quieren, ya irán comprando ellos».
162
figuras componen el gigantesco diorama de la familia Martiarena-Rucandio. Además de José, María, el Niño y los Reyes Magos, pastores, agricultores, ángeles y personajes de todo tipo elevan el número de figuras humanas hasta las 52. Están acompañadas por más de un centenar de animales (perros, gallinas, bueyes de arado, burros, cabras, aves...), incluido un rebaño de 40 ovejas.
De momento, tanto Eduardo como Francis colaboran en el montaje anual del conjunto, que mide cerca de un metro de ancho y casi once de largo. «Para lo que mi madre llama el 'tinglado' (las cosas que no se ven pero que hacen falta para que luego quede lucido) solemos necesitar un par de días: los caballetes, las tablas de soporte, toda la parte eléctrica para las luces y los elementos de agua, las montañas, la iluminación general...», explica Eduardo. Para montar después la escena, incluidas las 162 figuras entre personas y animales a las que hay que sumar casas, piedras y arbolado, «estuvimos cuatro personas en dos de los días festivos del puente de diciembre», completa Francis.

«La gente entra a verlo»

Muchos colaboradores sí, pero un una sola voz de mando. «No basta con hacer las cosas bien, hay que hacerlas como le gustan a ella», dicen los hijos. «Pues sí, busco el detalle en cómo se colocan las figuras. Todos los años es parecido, pero siempre cambio algo. Si después de todos estos años no puedo tener mis manías a la hora de montar el Belén...», se justifica Ana, encantada del respaldo que encuentra en la familia para mantener viva esta pasión suya.
Y no sólo en su familia. El garaje que acoge el escenario se encuentra en la parte alta de la calle Señor de Aranzate. «Cuando estamos aquí, abrimos la puerta del garaje y mucha gente que pasa, como le llama la atención, entra a verlo. Sobre todo niños que salen del colegio El Pilar, pero también adultos», cuenta Ana. «Yo estoy encantada de que la gente entre y lo vea. A mí me gusta mucho, pero lo veo un poco sobrecargado... Me gustaría que tuviera un poco más de profundidad». «Para el año que viene lo miramos», acceden sus hijos.

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