viernes, 20 de diciembre de 2019

«Una tarde nos trajeron a mi padre en estado lamentable, tiritando y casi sin poder andar»

Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 20 de Diciembre de 2019.

«Una tarde nos trajeron a mi padre en estado lamentable, tiritando y casi sin poder andar»

El centro de día para mayores Artia de Irun ya no tendrá plazas concertadas con la Diputación, tras detectarse «deficiencias» en la atención y una «pérdida de confianza» con la empresa gestora./DE LA HERA
El centro de día para mayores Artia de Irun ya no tendrá plazas concertadas con la Diputación, tras detectarse «deficiencias» en la atención y una «pérdida de confianza» con la empresa gestora. / DE LA HERA

La familia de un anciano atendido en el centro Artia de Irun puso sobre aviso a la Diputación. La institución foral alertó hace dos semanas a los allegados de que iban a trasladar a los usuarios por «deficiencias» que la mayoría dice desconocer

Arantxa Aldaz
ARANTXA ALDAZ
El centro de día Artia en Irun ha permanecido bajo una relativa calma hasta hace apenas dos semanas. Una llamada de la Diputación avisó entonces a las familias de la veintena de ancianos allí atendidos de que iban a trasladarlos de centro en cuestión de días por una serie de «deficiencias» en la atención, que la mayoría dice desconocer y que la institución foral tampoco ha querido precisar más allá de que no se estaban cumpliendo «los estándares de calidad de nuestro modelo de atención». No se quiere generar alarma. Hablan de «una pérdida de confianza» con la empresa a la hora de gestionar el centro. Recientemente se convocó a una reunión con los familiares para explicarles cómo se iba a proceder a los traslados, que se harán efectivos el 1 de enero, en otros centros de día del municipio, una vez expire el contrato en vigor con la empresa.
Los familias con los que ha hablado este periódico, y que prefieren mantener el anonimato, recibieron la noticia con «sorpresa» y con la preocupación lógica para que sus allegados estén bien atendidos. «Fueron amables y escuetos. No nos dijeron mucho más allá de que tenían que trasladar de plaza a nuestro familiar dentro del mismo municipio», relata una mujer que tiene a su madre, nonagenaria y con problemas de demencia, en el centro. Tras varias quejas de usuarios y las inspecciones realizadas por los servicios forales en los últimos meses, la Diputación ha decidido no renovar la concertación de plazas con este recurso, como adelantó ayer este periódico. Se trata de una medida extraordinaria, que no se había tomado en los últimos cinco años en ningún centro foral.
«Saqué a nuestro familiar de allí de inmediato», relata una familia que denunció
«Lo positivo es que se ha intervenido cuando han visto que algo no funcionaba bien»
Una de las quejas que puso sobre aviso a los servicios sociales la presentó la familia de un anciano que fue atendido en el centro Artia a lo largo de varios meses hasta la pasada primavera y que pidió su traslado tras constatar problemas en la atención. «Decía que tenía frío, pero como siempre las personas mayores se quejan de frío, pues no le dimos importancia. Pero empezó a ser un día y otro. Se quejaba de que no ponían la calefacción. Hasta que empezó a venir con catarros. Un día nos lo trajeron en un estado lamentable, tiritando y casi sin poder andar». Aquella escena les puso en alerta y pidieron el traslado a través de servicios sociales.
Según cuentan, la petición de que dieran de baja a su familiar en el centro fue respondida por la gestora del centro con una llamada «en tono muy desagradable» que colmó su paciencia. «Salí corriendo y en un minuto fue a sacar de allí a mi familiar. Allí me encontré a todos los ancianos sentados con sus abrigos alrededor de una mesa. No había calefacción, eso seguro. Otra cosa es que luego la pusieran, como dicen. Pero durante los meses que estuvo nuestro familiar allí no funcionaba. Siempre había una excusa, que faltaba una pieza, que al día siguiente vendrían a arreglarlo...». Dice que el resto de quejas son cuestiones «subjetivas, difíciles de comprobar, como el hecho de la calidad de las comidas, o de la falta de ocio. Allí no les hacían hacer nada». Lo que tiene claro es que en el centro en el que ahora está atendido «la diferencia es abismal. Está mucho mejor. Ahora sí que sabemos lo que es atender bien a una persona mayor y no lo de antes».
«No he visto mal a mi madre, pero no tiene capacidad para contar lo que pasa»
«Si no se cumplen los estándares de calidad, tomamos medidas», dice la diputada Peña
La gestora del centro afirma que, sin la concertación, en febrero cerrarán
El Ayuntamiento de Irun había sido informado porla Diputación
Allegados de ancianos que actualmente siguen atendidos en el centro afirman que no han sido testigos directos de problemas, pero por una razón simple: «Nosotros recogemos a nuestros familiares del transporte que les lleva al centro. Allí no estamos ni vemos lo que pasa. Confiamos en que estén bien atendidos, porque son plazas concertadas con la Diputación. Para nosotros es difícil de creer que en un servicio con financiación pública puedan darse deficiencias, pero al menos lo positivo es que sí ha habido un control y vigilancia suficientes como para intervenir cuando han visto que algo no está bien», dice otro hombre.

Labor de control

«Mi madre a mí no me ha dicho nunca nada, tampoco la he visto mal, pero no tiene capacidad para contar lo que pasa», trasladaba ayer otra mujer. Los problemas de comunicación de los ancianos, muchos de ellos con problemas de demencia, suelen impedir saber qué tipo de atención reciben en el centro, de ahí que la confianza en el trabajo de las profesionales y en el control que haga la institución correspondiente sea fundamental.
El Ayuntamiento de Irun había sido informado previamente por la Diputación de los problemas que había en el centro y de la decisión de trasladar a los usuarios de las plazas concertadas a otros recursos del municipio, con la garantía de que se iban a mantener las plazas concertadas igual que hasta ahora.
Ayer, la Diputación se reiteró en lo manifestado en la información publicada por este periódico. La diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, insistió en que la institución foral «realiza en todos los centros de día y residencias de Gipuzkoa inspecciones periódicas, así como otras extraordinarias cuando recibe una queja. Es nuestra labor vigilar que se cumpla con los estándares de calidad, y cuando no se cumplen, tomamos las medidas oportunas en cada caso», como ha hecho en con el centro Artia. Desde la empresa, la responsable dijo ayer que, sin la concertación de plazas, se ven obligados a cerrar a partir de febrero.

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