Irun, una palabra envuelta en brumas
Parece que dos casas solariegas pudieron aportar los toponímicos para la universidad Irun-Uranzu, que finalmente acabó quedándose sólo con el primero de ellos
Multitud de teorías, con más o menos justificación, defienden orígenes diversos del nombre de la ciudad
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
La ciudad celebra este año sus 250 años como municipio de pleno derecho, totalmente independiente de la vecina Hondarribia. Ese dominio sobrevino por las condiciones en las que Alfonso IX concedió a Hondarribia su Carta Puebla en 1203. Es aquél, precisamente, el primer documento que consta en el que Irun (con esa denominación y esa grafía) fue referido como un núcleo definido, según apuntan Sagrario Arrizabalaga y Lourdes Odriozola en su 'Historia de Irun'.
En los siguientes siglos, ese lugar, calificado casi siempre como aldea, es citado de diversas formas: Yrun, Iron, Irune; Iranzu, Eranzu, Erançu, Eranchu... juntos o por separado. De nuevo según las citadas historiadoras, la que se consolidó 'oficialmente' desde el siglo XVI fue la versión Irun-Uranzu, con la yuxtaposición de ambos toponímicos y precedida de 'universidad'. Se trata de aplicar aquí la séptima acepción que el diccionario de la RAE concede a esta palabra, 'conjunto de poblaciones o de barrios que estaban unidos por intereses comunes, bajo una misma representación jurídica'. Fue el día 27 de febrero de 1766 cuando Irun conquistó plenos poderes y una Alcaldía gracias a la real cédula que a tal fin firmó el rey Carlos III. En fechas cercanas, adquirió la condición de villa.
Siglos después, el origen del nombre de la actual ciudad de Irun sigue sin resolverse de forma definitiva. Teorías hay para todos los gustos, pero ninguna de ellas cuenta con confirmación, sólo con defensores y detractores que valoran en mayor o menor medida la lógica de los argumentos que las sostienen.
José Antonio Loidi publicó en un Boletín de Estudios de Luis de Uranzu Kultur Taldea una investigación al respecto. Lo primero que hizo Loidi fue desmentir que Uranzu sea la euskerización del castellano Irun, alegando que «tan vasco es uno como el otro». Defiende que fueran «dos lugares» cuya denominación podría corresponderse con sendas casas solariegas que, con esos nombres, en 1625 Lope de Isasti registró entre las 101 existentes en la ciudad; al parecer, 'Irun' en la zona de la actual plaza de San Juan y 'Uranzu' en el ahora barrio de San Miguel. En cualquier caso, eso no resuelve el origen de ninguno de los nombres.
Una teoría 'romana', sugiere que en la raíz 'Iru' se esconde el concepto de ciudad ('hiri'), atribuyendo a este hecho que las urbes 'vascas' de la época compartan hoy base toponímica que en nada se relaciona con su denominación romana: Irun (Oiasso), Iruña (Pompaelo) e Iruña de Oca (Veleia). Entre quienes consideran que no tendría sentido llamar Ciudad a una ciudad, algunos defienden 'ir' como variante antigua de 'ur', agua. Con el sufijo locativo '-un', Irun sería un 'lugar de agua', definido por el Bidasoa, sus extensas marismas y la cantidad de ríos y regatas afluentes que condicionaban todo el territorio. Otros apuestan por 'Villabuena' como resultado de 'Iri' y 'hun', que en dialectos del euskera navarro, decía el propio Loidi, se emplea en lugar de 'on' con el significado de bueno.
Hay líneas argumentales que defienden una toponimia con origen en la flora de la zona. Junco se traduce hoy al euskera como 'ihi', pero existe otra versión antigua como 'yun' o 'iyun' (de la que deriva que el nombre propio Juncal se diga Yune). La extensión de esta planta en la parte de marisma de Irun justifica esta tesis. Hay otra teoría equivalente basada en las zonas más secas de este territorio que, antes de la acción humana, poblaban los helechos, 'ira' en euskera. De ahí, 'iraun' podría considerarse helechal.
Otros lo han asociado a la cuestión del tres ('hiru' en euskera) traduciéndolo alegremente como 'Trinidad' o dándole a su ene final condición locativa: 'en tres'. Las explicaciones posteriores (que había tres caminos, tres islas, tres aguas, tres picos en Aiako Harria...) las descarta Loidi redordando que «cualquier vascoparlante para decir 'en tres' jamás nos dirá 'irun' sino 'irutan'». Y como aventurarse requiere osadía más que justificación, se acumulan en publicaciones de todo tipo traducciones de Irun como 'Hierro' (del inglés 'iron'), 'Bellavista' (que recoge sin explicación alguna un diccionario enciclopédico), 'Villa de hilanderas' (por traducción directa del verbo vasco 'irun'), 'desfiladero' (¿?), 'Último' (por relación con una voz árabe con ese significado)...
Nueva información
Loidi defiende que parece obvio que la ciudad tomara el nombre de la homónima casa solariega, como ocurre en tantos municipios guipuzcoanos, y que sería, probablemente, una de las primeras de la zona. Aunque parece inclinarse por la relación etimológica del vocablo 'irun' con el concepto de ciudad 'iri', no consigue explicarse por qué razón aquella finca primigenia pudo identificarse con ese nombre.
La información de la que disponía Loidi en 1992 era menos que la que existe hoy. Gracias al trabajo arqueológico de los últimos años, parecen quedar pocas dudas respecto a la localización de la 'ciudad' romana de Oiasso: un alto explanado que, usando referencias actuales, aún se aprecia entre las avenidas de Iparralde y de Salís, desde el Ayuntamiento hasta aproximadamente el punto en el que se encuentran las calles Sarasate y Francisco de Gainza. En esa zona, que quedaba elevada respecto a todo lo que había a su alrededor, se han encontrado restos de viviendas romanas, del taller de un herrero, de las termas... Según las referencias de las que disponía Loidi, es la misma loma en la que se ubicaba la casa solariega que presentaba por nombre Irun.
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