Fran Sánchez: «En Canarias soy el Fran vasco, allí mis amigos me llaman Patxi»
Un irundarra con acento canario
El partido lo empezó en Irun, el descanso fue en Cádiz y aunque la segunda parte la jugó en Canarias, un penalti lo ha traído de vuelta a Irun
Les presento a Fran, a Patxi y a Cuco. Tres hombres en uno. Fran siempre, Patxi en Las Palmas y Cuco en Irun. ¿O es al revés? Patxi en Irun y Cuco en Las Palmas. Todo depende de dónde se junte con sus amigos. Así es este chico con tres nombres y doble 'nacionalidad'. Así es la unión del sol canario con la lluvia vasca. Así es la vida sin fronteras, sin aduanas. Así es el día atrasando el reloj una hora. Así es la nochevieja cuando celebras el año nuevo dos veces. Así es el destino cuando se juega partido a partido. Así es Fran, con raíces irundarras y acento canario.
-Fran, tu acento te delata...
-(Risas) ¿Tú crees?
-No hay duda, ¡eres canario!
-Pues no, soy irundarra.
-¿En qué barrio de Irun hablan canario?
-(Risas) Yo vivía en la Avenida de Navarra, soy del barrio de Dumboa. El caso es que mi abuelo era vista en la Aduana y mi padre también trabajaba ahí. Cuando se abre la frontera y desaparece la Aduana, pues...
-¿Os tocó volar?
-Más o menos. Mi abuelo se fue destinado a Cádiz. Tenía un buen trabajo, así que, al poco tiempo, avisó a mi padre. Le advirtió de que allí le podría ir mejor que en Irun. Era un momento complicado por aquí...
-Pero tu acento no es andaluz...
-¡No! En Cádiz pasé poco tiempo. Primero se fue mi padre y a los dos o tres meses, toda la familia. En Cádiz estuvimos nada más que un año. De ahí ya nos fuimos para las Palmas. Allí he vivido 24 años...
-¿Eras muy pequeño cuando te fuiste?
-Pues con 8 años me fui a Cádiz y con 9 a las Palmas.
-¿Eras consciente de lo que dejabas aquí?
-¡Claro! Recuerdo que toda la cuadrilla íbamos al mismo cole, que ese año hicimos todos los amigos juntos la comunión, que teníamos un equipo de fútbol... Fue un año de mucho vínculo y a mí me tocó irme.
-Vaya...
-Al principio lo echaba mucho de menos, no te voy a engañar. Lo bueno era que parte de mi familia seguía aquí en Irun, así que vine muchas veces. Cada vez que había unas vacaciones, ¡yo venía a Irun! Me siento muy afortunado, siempre que venía quedaba con mis amigos. 25 años más tarde puedo decir que tengo los mismos amigos. Tengo las mismas amistades. Eso vale oro.
-Pues sí porque te fuiste a la otra punta del país...
-(Risas) Sí, es verdad. El año en Cádiz se me pasó muy rápido. Ahí no fui muy consciente de lo que pasaba. Ya después, el salto a las Palmas... Imagínate, fue todo muy diferente.
-¿Sí? Por ejemplo...
-El colegio. Aquí hablábamos euskera, allí no. Aquí íbamos al cole hasta las 5 de la tarde y allí a la una y media ya habíamos terminado. Todo era muy diferente. Y el tiempo...
-Allí no saben lo que es el sirimiri, ¿verdad?
-Allí casi siempre hace sol. Pero mira, yo pasaba los mejores momentos en cada sitio. De septiembre a junio estaba en Canarias y de junio a agosto estaba aquí.
-¡Siempre al sol!
-(Risas) Es es. Disfrutaba de lo mejor en cada sitio, pero el euskera lo perdí. Eso ha sido imposible.
-En Canarias no hablan mucho euskera, no...
-Pues no. Y eso que Canarias es un sitio de muchos emigrantes. En mi clase tenía compañeros de Latinoamérica, de otros lugares de España... Pero vascos no.
-Eras el más exótico.
-Yo siempre dije con orgullo que era vasco y a entrenar siempre iba con mi camiseta de la Real Sociedad
-¿Qué decían tus amigos?
-Allí todos me llaman Patxi, soy el Fran vasco. (Risas) También tenía cosas del Bidasoa. Recuerdo que fui a ver un partido que jugó contra el Cadagua Galdar. El entrenador tenía barba...
-Inconfundible: Juantxo Villareal.
-Eso. Sí, sí. Recuerdo que fuimos con nuestras banderas de Irun a ver ese partido.
-Podías haber jugado a balonmano, era la época dorada.
-Sí, pero yo siempre he sido de fútbol. Mi vida ha sido el fútbol. De hecho, recuerdo que mi equipo fue uno de los primeros equipos canarios que vino a la Donosti Cup. Me tocó jugar contra mi equipo de Irun. (Risas) ¡Me había olvidado de eso!
-¿Te ficharon en Canarias, pero seguiste siendo de la Real?
-Bueno, de la Real y del Madrid. Mi abuelo es muy madridista y si ve que digo que soy de la Real...
-Aquí del Madrid y allí de la Real.
-Eso es. En las Palmas me hice más de la Real. Me hacía estar más cerca de las cosas de aquí.
-Y eso que te separaban muchos kilómetros y una hora de reloj.
-Sí, por eso celebrábamos el año nuevo dos veces. Ahora ya tenemos más posibilidades de venir y hemos pasado muchas navidades en Irun, pero al principio no podíamos venir tanto... Primero tomábamos las uvas con la gente de Irun y después, una hora más tarde, lo hacíamos con los de Canarias.
-Dobles celebraciones, sol, fútbol... ¿por qué decides volver?
-Pues todo pasa por algo y en esto el fútbol también ha tenido mucho que ver. Llevo diez años dedicándome al fútbol como preparador físico. Este verano mi equipo tenía que jugar el play off para subir a Segunda División B, pero nos pasó algo muy dramático.
-En el fútbol son habituales los dramas...
-Te cuento. Teníamos el ascenso casi conseguido. Era casi un hecho, por eso yo ya había planeado que iba a poder venirme un mes entero con mi familia a Irun. Por primera vez en quince años, iba a tener tiempo para poder estar más de una semana. Me hacía mucha ilusión, pero... En el minuto 92 de partido con un penalti nos quedamos sin ascenso. Fue un palo muy duro porque yo estaba muy ilusionado. Además el fútbol siempre ha sido mi ilusión y lo he dado todo.
-¿Qué hiciste?
-Hace dos años tuve una hija y me hacía mucha ilusión que pudiera conocer más a su familia de Irun y pasar más tiempo con ellos. En un minuto todo se fue al traste, pero por primera vez decidí poner por delante del fútbol a mi familia. Me dije: «¿el destino no ha querido que yo pase un mes en Irun? Pues va a ser un año o el tiempo que sea». Y me vine a Irun con mi hija y mi mujer.
-El partido no acaba hasta que pitan el final.
-Eso es. Ese penalti me cambió la vida y aquí estoy. Feliz. Gracias a un amigo que es entrenador en el Real Unión, han contactado conmigo los del equipo Lagun Onak de Azpeitia. Estoy trabajando allí.
-¿El fútbol te persigue?
-(Risas) Parece que sí. Estoy muy contento. Son futbolistas jóvenes, pero que tienen muchas ganas. Estoy disfrutando mucho.
-Estarás recuperando el euskera.
-Ellos lo hablan todo el rato y yo no me entero de nada. (Risas) ¿Pero sabes quién me está enseñando?
-¿Quién?
-Mi hija. Mi hija es la que nos está enseñando a mi mujer y a mí a hablar en euskera. (Risas)
-¿Y ahora qué va a ser de este irundarra con acento canario?
-Pues no lo sé. Ya veremos, partido a partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario