Igor Díaz Mateos y Alexander Fernández Soria (Freestylers): «El miedo no es quedarse en blanco, el miedo es no sacar algo muy bueno»
El freestyle, el rap, las rimas y el ritmo son lo suyo y son de los mejores (o los mejores) de la zona, no hay batalla que se les resista
Son dos versos libres, pero que riman. El estilo libre, el freestyle, los ha unido y enfrentado en batallas. Batallas con una única arma: la palabra. Es un debate en el que se enfrentan ideas, pero no hay políticos. Hay insultos, pero no propaganda. Hay rimas, pero no promesas vacías. Hay ingenio, hay ritmo, hay rap, hay respeto y hay amistad. Los portavoces, de los mejores aquí en el norte, son Aigor y Halex. Sí, así se hacen llamar Igor y Álex sobre el escenario cuando se convierten en esos versos libres que riman y hablan con ingenio y soltura. Empieza el show.
-3,2,1... ¡dale! Y así empezamos esta batalla, Igor.
-(Risas) Nos falta un poco de música y algo de público, que siempre ayuda a hacerlo mejor.
-El público es soberano y en este caso, en el de las batallas, masivo.
-Sí, la verdad es que cada vez hay más gente a la que le gusta el freestyle y las batallas. El público ha evolucionado, se nota. La gente ya no está por la labor de que el fútbol sea el único modo de ocio.
-Vuestros versos son más emocionantes que cualquier partido de fútbol, Álex.
-No sé si más emocionantes, pero más ingeniosos... ¡seguro!
-Las batallas disputadas parecen...
-Es la intención. Luego fuera el ambiente es muy bueno, pero la batalla es la batalla. Algunos de mis mejores amigos han salido después de batallas.
-Igor, ¿es posible que seáis amigos después de una batalla?
-¡Claro! El que no conoce estos enfrentamientos se queda sorprendido. Siempre nos preguntan por el ambiente de después.
-En las batallas os insultáis, normal que sorprenda el buen ambiente. ¿Hay normas o límites?
-Nuestro límite es que la rima sea de calidad e ingeniosa. No valen insultos gratuitos. Hay valores, siempre. El rap ha cuidado mucho eso y por eso tiene un ecosistema muy respetuoso.
-¿Tú también lo entiendes así, Álex?
-Sí, sí. Es como un debate. De hecho, nosotros nos conocimos en una batalla. Ahí empezó nuestra amistad y desde entonces hemos hecho varias cosas juntos.
-¿Sí? Contadme, qué verso o qué batalla os unió.
-Fue en un evento regional en Irun. Acudía gente de la zona, gente de Euskadi. Para mí era la primera vez, mi primera batalla. Fui a ver qué pasaba y la experiencia fue muy buena.
-¿Ganaste?
-No. Avancé rondas y vi que no se me daba del todo mal, pero caí contra el mejor del momento. Él me ganó en semifinales y para mí fue una gran alegría.
-También se pierde con deportividad. ¿Cómo fue tu primera batalla, Igor?
-Mi primera vez fue muy peculiar. En este mundillo hay dos formas, está el freestyle con el que no tienes necesidad de enfrentarte, simplemente rimas y fluyes, y luego están las batallas. Yo siempre había hecho freestyle, pero nunca una batalla. La primera fue en la Razzmatazz, en Barcelona, delante de muchísima gente.
-No me digas que te quedaste en blanco...
-(Risas) ¡Para nada! No salió mal, pero fue lanzarme a la piscina directamente. De todas maneras, es muy raro que alguien se quede en blanco.
-¿De verdad? ¿No tenéis miedo?
-Nuestro miedo no tiene nada que ver con quedarse en blanco, el miedo es no sacar algo muy bueno. El miedo es sacar algo mediocre.
-¿Cómo se practica el ingenio y la rapidez mental que tenéis, Álex?
-Es pura práctica. Con el tiempo te vas dando cuenta de que vas desarrollando habilidades, introduciendo técnicas, y lo vas plasmando en lo que haces. El rap es la calle, pero puede ser en tu casa o en eventos. Es pura práctica y disciplina.
-Suena fácil, Igor, pero...
-La capacidad de rimar y de fluir es pura práctica mecánica. Es verdad que tienes que estar predispuesto a que tu cabeza esté preparada para el ingenio o la fluidez mental. Hay presentadores, por ejemplo, que sin rimar parecen del mundillo. Si tienes predisposición, desarrollas la práctica y así llega el responder rápido y el ser ingenioso. Notas los resultados.
-Pero es difícil conseguirlos.
-Es difícil, sí, pero la mayor traba que había antes es la vergüenza. El miedo a fracasar era el problema. Ahora eso se ha vencido, se ha expandido y ahora somos más. Antes no teníamos con quien juntarnos, ahora hay vídeos, miles de metodologías o gente con la que te puedes juntar y practicar.
-¿Han cambiado mucho las cosas desde que descubriste el freestyle o las batallas?
-Descubrí el rap por casualidad. A raíz de ahí, vi unos vídeos en Internet de batallas en italiano. Recuerdo que veía la parafernalia y me gustaba. Eran dos personas improvisando y rimando. Se contestaban el uno al otro. Eso era lo que yo entendía a pesar de no saber italiano. (Risas)
-Álex, tú eres más joven. ¿También has visto muchos cambios?
-Yo lo descubrí a raíz de unos amigos, fue hace muchos años. Me sorprendió mucho que pudieran hacer rimas en el momento y que sonaran musicales. Era rap en el momento. Me gustó mucho y me fui introduciendo poco a poco. Y sí, ahora se nota que somos más.
-¿Hay más como vosotros por aquí?
-Hay más gente a la que le gusta el freestyle o las batallas, pero no hay gente que esté compitiendo a nuestro nivel.
-Espera, Igor, ¿hay un ranking como en el tenis?
-Algo así, sí. Hay una liga profesional que creó un chico de Logroño y hay un ranking para acceder a esa liga. Ahí competimos nosotros. Cada año los tres primeros del ranking entran en la liga. Yo estoy noveno, pero es muy difícil, hay mucha gente compitiendo por toda España.
-Vaya, ¿competís entre vosotros, Igor?
-Claro, es que es mucha casualidad que aquí estemos dos tan cerca. Hay gente que lo practica a otros niveles, eso sí, pero como nosotros... En Euskadi hay pocos más.
-Sin embargo, público cada vez tenéis más...
-Eso sí. Antes te juntabas en la calle, echabas unas rimas y te miraban tus amigos.
-Igor...
-¡Y nos echaban de todas partes! (Risas) Ahora no, ahora haces un evento en redes sociales y se crea un corro de cien personas.
-¿Es solo apto para jóvenes?
-¡Qué va! En Irun actuamos hace poco, lo hicimos para probar. Nos sorprendió mucho que la mayoría no eran jóvenes. La media sería de unos 60 años y pensamos que no nos iban a entender...
-¿Os echaron?
-Todo lo contrario, lo pasaron genial y acabaron súper entregados.
-Mañana actuáis en la gala del deporte, los deportistas son un público exigente...
-(Risas) Intentaremos fluir y que lo pasen bien. ¡Sin duda!
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