«Los días de lluvia los niños van a estar 7 horas dentro del aula sentados en sus sillas sin poder salir»
Los profesores del centro Toki Alai de Irun envían una carta a los padres donde muestran su impotencia por no poder cumplir las medidas de seguridad
La vuelta al cole del curso 2020/2021 se ha convertido en el mayor reto educativo de este año. Es la prueba de fuego para las autoridades y los centros escolares, cerrados desde hace seis meses por la pandemia del coronavirus. Los docentes lo veían venir. El retorno a las aulas iba a ser «complicado». Y así ha ocurrido en decenas de escuelas guipuzcoanas, que lamentan no tener los «suficientes» recursos para hacer frente a esta nueva forma de impartir clases, que no ha hecho más que empezar.
A los profesores de Toki Alai ikastetxea, en Irun, no les ha hecho falta esperar a ver cómo transcurren los primeros días (las clases comienzan hoy) para advertir a los padres de la «difícil» situación a la que se enfrentan. Las familias han recibido una carta en su correo electrónico en la que los docentes y la dirección del centro les avisan de los «inconvenientes» para poder cumplir las medidas preventivas instauradas por el Departamento de Salud. «A la hora de preparar el plan de contingencia nos hemos encontrado con unos obstáculos muy preocupantes», recoge el mensaje que mandaron dos días antes de que comenzara el curso, que tanto en Irun como en Hondarribia empieza hoy debido a la festividad del 8 de septiembre.
«Hemos hecho un plan de contingencia lo más detallado posible», aclara Ander Errazkin en representación del profesorado de Toki Alai, «pero hay muchos aspectos que no tienen solución». Según explica, en el edificio de Primaria, conocido como Sius, «los problemas vienen de atrás y sabíamos que con el Covid se iban a agudizar». El comedor, el gimnasio y doce de las aulas de las que disponen «son muy pequeñas, no llegan a los 40 metros cuadrados, y los grupos de alumnos muy grandes», unos 24 niños por clase.
Así, denuncian no poder mantener la distancia de seguridad mínima de 1,5 metros entre cada estudiante. La separación entre pupitres, al menos estos primeros días, va a ser de 30 centímetros. Es más, en un aula de Primero, para poder meter 25 mesas de forma individual -«con intención de mantener la distancia»-, una de las mesas impide el uso de la pizarra, tal y como se aprecia en una de las imágenes que enviaron a los padres del centro. Además, «con las condiciones y recursos actuales», se lamentan, «el carácter de grupos 'burbuja' también se va a romper en varias ocasiones»: por ejemplo, en el autobús -«aunque siempre tendrán el mismo sitio y preferentemente se sentarán por aulas y cursos, acudirán juntos alumnos de diferentes clases y niveles»- o cuando un profesor especializado en una materia tenga que impartir clase en diferentes cursos. Y no solo eso. «Los días que llueva, los alumnos deberán permanecer siete horas en el interior del aula, sentados en sus sillas». El centro tiene una zona cubierta «muy pequeña» y «no hay espacio para que los alumnos estén en ella por aulas y manteniendo las distancias necesarias».
Ante este panorama «desolador», tanto Errazkin como sus compañeros piden «nuevos espacios a nuestra disposición fuera del colegio y más profesores». Aseguran que tanto Educación como el Ayuntamiento de Irun tienen conocimiento de su situación: «Llevamos tiempo en contacto con ellos, pero no tenemos respuesta. Desde el consistorio nos ofrecieron algunos espacios, pero cuando les dijimos que sí, volvieron las trabas. Que si no había sillas ni mesas... Al final seguimos igual».
Las familias, «preocupadas»
El personal de Toki Alai va a hacer todo lo que está en sus manos para cumplir el plan de contingencia y mantener a sus alumnos «seguros», pero, «inevitablemente», empiezan el curso «con mucha incertidumbre y miedo. No entendemos que a nivel social se tomen tantas medidas y que haya un cole con 500 niños y niñas y medio centenar de docentes en estas condiciones».
La opinión de la asociación de padres de este centro coincide. Nerea Iñarra, representante de este colectivo, asegura estar «preocupada y asustada por las condiciones en las que van a estar nuestros hijos». También por «cómo van a reaccionar psicológicamente a esta situación». Y añade que recibir ese mensaje del equipo directivo justo antes de retomar las clases «no ayuda. Más bien nos pone más nerviosos». «Los días de lluvia van a tener que estar confinados más de 20 niños dentro de una clase un montón de horas. ¿Eso es seguro?», se pregunta otro padre de un niño de cuarto.
Críticas sindicales a un «insuficiente» inicio del curso escolar
El sindicato ELA denunció ayer que «si el Departamento de Educación no planifica, traslada y pone en marcha cuanto antes recursos para garantizar las medidas sanitarias, los problemas de contagio en nuestras escuelas son previsibles». Por su parte, Steilas califica como «insuficiente» el inicio del curso escolar, debido a que, su juicio, «no se puede garantizar la seguridad del personal en los centros educativos». Asegura que el personal de los centros «ha carecido en general de recursos para desempeñar su trabajo de forma adecuada y segura».
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