«Es satisfactorio ver sobre el terreno proyectos en los que hemos trabajado tantos años»
La ONG bidasoarra dedica su calendario de 2020 a las comunidades de la etnia chimán, que habitan «el territorio más olvidado del país»
Los indígenas de la etnia chimán, que habitan el territorio del curso alto del río Maniqui, en la Amazonia boliviana, protagonizan el calendario de 2020 de Taupadak. Hace ya seis años que la ONG bidasoarra dirigió su mirada hacia este lugar, «el más olvidado del país», en el que viven 570 familias. Desde entonces, Taupadak ha puesto en marcha proyectos ambiciosos, que entrañan un complicado trabajo logístico, más que nada porque el único acceso posible es el fluvial, «a través de un río sinuoso de escasa profundidad y lleno de trampas que facilitan los naufragios», explica el fundador de la ONG, Toño Puerta, en el texto del propio calendario.
Para entrar en contacto con estas comunidades, no hay otro medio de transporte que la canoa. A principios de año, Taupadak distribuyó entre las familias del territorio 15.000 injertos de cítricos, para lo que tuvo que utilizar 34 canoas. Aún más complicada se presentaba la construcción de un centro de salud, proyecto co-financiado por el Ayuntamiento de Irun, que está en marcha en este momento. «Como transportar ladrillos desde un núcleo urbano era muy costoso», explica Toño Puerta, «desplazamos hasta el lugar a sus fabricantes», quienes estuvieron preparando allí mismo el material necesario.
Los datos
- Calendario 2020
- Lleva por título 'Bidea urratzen ari gara/Vamos dibujando el camino', con textos de Toño Puerta y fotografías de José Ignacio Domínguez.
- Lugares de venta
- Fotokop, Elkar, Brontë Liburu-denda y Administración de Lotería del paseo Colón, 28. El precio es de 7 euros. La recaudación irá destinada a proyectos para las comunidades de la etnia chimán.
Este rosario de obstáculos no ha impedido que Taupadak lleve a cabo diferentes proyectos, como pozos de agua potable, huertos de cultivo y granjas avícolas familiares, que contribuyen a mejorar la alimentación y la salud de la población. Tampoco parecía sencillo, a priori, impartir talleres de equidad de género para empoderar a las mujeres chimanes, un proyecto que ya se ha hecho realidad.
Testigos de la buena marcha de éstas y otras iniciativas son Gema Garmendia y María José Lecuona, vicepresidenta y tesorera, respectivamente, de la ONG, que este verano viajaron a Bolivia «por cuenta propia, con nuestras familias, aprovechando días de vacaciones», señalan. Ambas llevan muchos años realizando labores de gestión, pero nunca hasta ahora se habían decidido a cruzar el charco.
«Éramos las únicas del entorno de la ONG que no conocíamos aquello. Es un viaje caro, se necesita tiempo y queríamos ir con la familia», dice Gema. «Teníamos muchas ganas de conocer los proyectos en los que hemos estado trabajando y al final, hemos podido encontrar el momento», añade María José.
La sensación, después de ver sobre el terreno los proyectos que han plasmado en papel durante casi dos décadas «es muy satisfactoria, porque hemos visto, realmente, las cosas que se han hecho, como la Escuela de Música, el colegio de enseñanza, la cancha deportiva con cubierta, que ha financiado el Ayuntamiento de Irun y que se acaba de inaugurar, proyectos como los pozos, los huertos de verduras, los maizales...», comenta la tesorera.
Tres horas de camioneta para recorrer 130 kilómetros, desde San Ignacio de Moxos hasta San Borja, diez horas de canoa y 40 minutos de caminata por la selva llevaron a Gema Garmendia y María José Lecuona a presenciar otro proyecto financiado desde Irun, que es «el que más nos enorgullece en este momento: los talleres de empoderamiento para mujeres chimanes», señala la vicepresidenta de la ONG. «Han conseguido hasta involucrar a los maridos para que participen. Ha sido muy bonito verlo. Hasta hace poco, algo así era totalmente impensable, porque las mujeres allí son el último eslabón de la cadena de discriminaciones».
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