sábado, 22 de mayo de 2021

El pelotón crece y crece

Noticia publicada en diario Vasco,el sábado día 22 de Mayo de 2021.

El pelotón crece y crece

Al calor de unos motores eléctricos cada vez más accesibles, se dispara el uso de las bicicletas, sobre todo en carretera y montaña, pero también en el contexto urbano

Iñaki Arana, propietario de Ciclos Santiago, el taller de la calle Santiago./ FOTOS F. DE LA HERA
Iñaki Arana, propietario de Ciclos Santiago, el taller de la calle Santiago. / FOTOS F. DE LA HERA

IÑIGO MORONDO

Tras el confinamiento, salimos con ganas de hacer deporte al aire libre. Aquellas primeras licencias para abandonar las casas un rato con motivo de hacer ejercicio llevaron a mucha gente a recuperar (o probar) el ciclismo como ocio. Con el objetivo de evitar las aglomeraciones del transporte público, muchos optan ahora por la bicicleta en la ciudad y cada día se ven ciclistas cruzando el paseo de Colón de Irun en cantidades impensables no hace tanto. La línea ya era ascendente, pero como con tantas cosas, la pandemia ha traído un acelerón.

En este tiempo, en Europa, el incremento del uso de la bici ha sido del 8%. En Francia, por ejemplo, del 10%. En Gipuzkoa, según los aforos que realiza el departamento de Movilidad de la Diputación Foral, del 31%.

Partimos de una realidad innegable: aquí tenemos mucho que pedalear para poder compararnos con la mayoría de europeos. «Sobre todo en lo de usar la bicicleta para ir a trabajar o de compras. En Francia se usa mucho más», señala Michel Beighau, propietario de Ciclos Jaizkibel, en la plaza de San Juan. «Lo que hay aquí es una gran cultura de la bici para el deporte», apunta, «pero la bicicleta para moverte en la ciudad ya está creciendo».

El boom ciclista se ha notado especialmente en la vertiente de ocio, pero también en la de movilidad. En ambos casos, muy arropado por el motor eléctrico. «Gente que llevaba tiempo sin hacer bici se ha reenganchado con bicis eléctricas para carretera y para montaña», comenta Gorka Arbelaiz, en su tienda de la calle Anaka, uno de los templos ciclistas de Irun. «Con eléctricas todo el mundo puede hacer rutas preciosas a puro disfrute y quien las prueba, vuelve encantado». «Pero hay que tener cuidado, sobre todo en montaña, porque el motor te ayuda a subir, pero luego hay que bajar y esas bicis pesan», advierte José Antonio Dones, que lleva 36 años tras el mostrador de Cyclope, en la calle Pinar. «Llevamos 20 años vendiendo eléctricas. El gran cambio ahora han sido esas eléctricas para hacer deporte». «Es normal», subraya Juan Nieva, de Ciclos Artia, la tienda que se encuentra junto al polideportivo Azken Portu. «Las conversaciones que tienes encima de la bici no las tienes en otro contexto, ni siquiera cuando con la misma gente paras a tomar un pintxo». Por eso, quienes por distintas razones no se veían capaces de mantener el ritmo, «ahora se han comprado eléctricas».

En el contexto de lo urbano «la eléctrica va a ser clave. Las previsiones en el sector hablan de que las ventas se van a multiplicar por tres en los próximos 5 años», dice Nieva. «En ciudades como Vitoria, tan llanas, la gente ya va en bici porque hace 3-4 kilómetros sin esfuerzo. Aquí, para ir de Behobia a Ventas, que sería esa distancia, necesitas eléctrica. Y mejorar las infraestructuras para que para las bicis sea más fácil circular».

No todo es oro

La estimación a nivel mundial apunta a un aumento de negocio en el sector del 40%. Lo llamativo de este boom ciclista es que tiene muchas vertientes negativas. La primera de todas, los robos. Lo apuntan los cuatro anteriores y también Iñaki Arana, del taller Ciclos Santiago, en la calle homónima. «Es un problema grave. Se roban muchas bicis, aquí o si vas a Donostia en Topo y la candas allí. La gente busca cosas de segunda mano o bicis baratas por temor a que le roben una bici que le haya costado un dinero». De las que cuestan mucho también hay robos, «incluso de los garajes de la gente», advierte Arbelaiz, aunque, insiste, «el problema, sobre todo, es con las que están en la calle». «En otros países, esto no pasa», se resigna Dones.

Otra arista está asociada al propio despegue del sector. «No hay recambios». Se le pude atribuir esta frase a cualquiera de los entrevistados. «No hay stock y lo que van haciendo va a los fabricantes de bicis. Luego, a las grandes cadenas de tiendas. Talleres como el mío», advierte Arana, «estamos en riesgo. De momento no me ha faltado, pero cada vez cuesta más encontrar y va a peor». Unas ochenta bicis pasan cada mes por su taller entre reparaciones y mantenimiento. En Ciclos Artia son cerca de 3.000 al año. «Es una parte muy importante del negocio». «La venta deja poco margen» corrobora Beighau, pero es que además, ahora «tampoco hay bicis para vender. Estamos perdiendo clientes todos los días porque nos falta género». «Y para el año que viene las marcas nos están poniendo condiciones complicadas para hacer los pedidos», añade Dones. «Hay un boom de la bicicleta que para algunos dejará mucho dinero y a otras los va a llevar a la quiebra. El resto intentaremos sobrevivir como hemos hecho siempre, dando muchos pedales para acabar haciendo pocos kilómetros cada día pero muchos al cabo del año».

No hay comentarios: