miércoles, 22 de febrero de 2012

El trabajo oculto de SOS Bebés Robados

Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa sección Sociedad Euskadi , el miércoles día 22 de Febrero de 2012.

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El trabajo oculto de SOS Bebés Robados

NOTICIAS DE GIPUZKOA ACOMPAÑA A FLOR DÍAZ, PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN, DURANTE UNA JORNADA EN SU OFICINA DE IRUN

IRUN, IRAITZ ASTARLOA - Miércoles, 22 de Febrero de 2012 - Actualizado a las 05:25h

Flor Díaz, presidenta de SOS Bebés Robados, archiva unos documentos relacionados con la presunta trama de adopciones irregulares

(I. Azurmendi)

FLOR Díaz nos recibe en la pequeña oficina que SOS Bebés Robados Euskadi tiene en Irun, aunque tarda en atendernos. Son las 11.03 de la mañana y Flor está al teléfono, explicando a una señora, posible afectada por la trama de las presuntas adopciones irregulares, las ventajas de hacerse una prueba de ADN.

"Yo te mando el kit a casa. Es muy sencillo de hacer y solo cuesta 80 euros. Con esto entras en el banco nacional de ADN y, si hay alguna coincidencia, ellos te llaman y te avisan", explica con paciencia. Sin dejar de hablar, nos señala las sillas que tiene frente a la mesa de trabajo y nos invita a sentarnos. Diez minutos más tarde, todavía al teléfono, se encoge de hombros por no haber podido atendernos como desearía.

Al cabo de un par de minutos Flor se despide y cuelga el teléfono. "Ya verás cómo es esto. Ya es la tercera llamada que tengo en lo que va de mañana", cuenta mientras se entretiene buscando unos papeles en el montón de archivadores y carpetas que ocupan la pequeña oficina.

"Cuando tengo un rato, entre llamada y llamada, me pongo a ordenar todos los papeles", dice Flor, que guarda con escrupuloso orden cada uno de los casos que ha pasado por SOS Bebés Robados. Los separa por provincias -ella se encarga de las denuncias de Gipuzkoa y Bizkaia mientras otra compañera de la asociación, Leire, hace lo propio con los casos alaveses- y los archiva según el año y la clínica en la que sucedieron los hechos. Esto le permite tener controlados los avances judiciales que suceden en cada caso.

Araña unos minutos hasta que vuelve a sonar el teléfono y se enfrasca nuevamente en otra conversación que tiene como protagonistas denuncias, documentos y pruebas de ADN. Esta nueva llamada le obliga a buscar entre los papeles la historia de una familia concreta y, en esta búsqueda, encuentra otro documento que deja separado sobre la mesa.

Cuando acaba la conversación explica el porqué. "Mira, se trata de un caso del año 95", advierte. "Tenemos casos del 92, del 95 y hasta del 97", señala ante la sorpresa que ha causado este documento. "De momento, nos están diciendo que se van a estudiar los casos hasta 1990 y estamos muy preocupados con esto. Los afectados de la década de los 90 están muy preocupados por si no se investigan sus historias. No sabemos qué va a pasar, pero estos casos son los que más nos interesan, porque son de los pocos en los que los implicados pueden seguir vivos y, en algunos casos, ejerciendo", asevera.

"¿Te molesta que me fume un cigarro?", pregunta educada mientras abre la ventana de par en par. El calor que desprende la estufa encendida, única fuente de calor del lugar, se esfuma en apenas unos segundos. Con medio cuerpo fuera de la ventana, para que el olor del tabaco no se cuele en el despacho, apura rápido unas caladas, pero vuelve a sonar el teléfono y el pitillo queda consumido a medias.

Esta vez es una compañera de la asociación quien llama para informar de que, por la tarde, varias familias visitarán la oficina en busca de información y asesoramiento. También se fijan varias citas para los próximos días, citas que Flor apunta en una agenda para evitar inoportunos olvidos.

EL TELÉFONO

En contacto con las familias

Aunque todas las llamadas responden al mismo patrón, no duda en explicar su función. "El trabajo principal es coger el teléfono para informar a la gente. Las familias llaman, sobre todo, en busca de asesoramiento a la hora de poner las denuncias y aquí les ayudamos".

Para ello la asociación tiene preparados varios documentos tipo que facilita a las familias para que los cumplimenten. El principal, y el que más se demanda, es un modelo de denuncia, en el que las familias únicamente tienen que contar su historia, firmar y entregarla en la Fiscalía de la provincia correspondiente. Además, la asociación rellena una ficha técnica con los datos de cada historia.

Quedan solo diez minutos para que el reloj dé las 12.00 y una nueva llamada da inicio a una hora caótica en el despacho de Flor. El teléfono fijo y el móvil suenan sin cesar, a veces turnándose, a veces a la vez. "Esto es una locura, de verdad". Es todo lo que llega a afirmar Flor entre una llamada y otra. En 53 minutos, Flor atiende un total de trece llamadas. "Y ahora está bastante tranquilo", se atreve a afirmar. "La semana de las exhumaciones -la segunda de enero- esto fue una auténtica locura. Fue para morirse porque la gente estaba muy angustiada. De verdad que no te lo puedes ni imaginar. Fue como para tirar el teléfono y echarte a llorar", recuerda.

Sobre la mesa de trabajo, se acumulan Post-it con encargos. La presidenta de SOS Bebés Robados Euskadi tiene que hacer encaje de bolillos para llegar a todo. "Hoy, por ejemplo, tengo que ir al banco, pero no sé cuándo lo voy a poder hacer", expresa resignada. "Es que la gente no es consciente del trabajo que supone esto, es demasiado para una sola persona y yo ya no llego a todo", denuncia.

PETICIÓN POR NECESIDAD

En busca de un local

Por ello, desde hace un tiempo, una de las principales ambiciones de la asociación es conseguir que les cedan un local en el que poder establecer una oficina en condiciones. "Es muy importante. Esto es muy pequeño y no tengo sitio para nada. Además, una oficina supondría tener un horario al que la gente tendría que ceñirse para llamar por teléfono. Es que es increíble. Muchas personas no son conscientes de que tú también tienes una vida. Te llaman a cualquier hora y eso tampoco puede ser", espeta seria.

Y es que, desde hace ya un tiempo, Flor no conoce lo que son los fines de semana o las vacaciones. "De lunes a viernes me paso los días aquí. Por la mañana atiendo todas las llamadas que hay y por la tarde recibo a las familias. Hay días en los que tranquilamente me pueden dar las diez de la noche aquí metida ordenando papeles", indica. Los fines de semana, asimismo, aprovecha el tiempo para, junto a otros miembros de la asociación, ordenar y archivar papeles. Y, por si esto fuera poco, tiene más proyectos en mente. "Quiero hacer una base de datos en condiciones, pero no tenemos dinero. Además, hacerla nos llevaría mucho tiempo porque son muchos los datos que tenemos que meter", lamenta.

Si la falta de tiempo es un problema, la falta de financiación es igual de importante. "No nos dan ayudas de ningún tipo porque para todo tenemos que presentar proyectos por escrito y yo ni tengo tiempo ni sé hacerlo", se queja.

De esta forma, pequeños gastos como la tinta de la impresora o los sellos para enviar los kit de extracción del ADN al domicilio de las familias se van sumando a otros menos pequeños, como la factura del teléfono, que al mes asciende a los 300 euros. Todos ellos recaen sobre el presupuesto familiar y la situación roza ya lo insostenible.

Antes de dar por finalizada la mañana, a Flor todavía le queda tiempo para mostrar el último documento que está estudiando la asociación. Se trata de la ley de adopciones aprobada en 1987, un texto que le enfurece. "Mira, lee este párrafo", invita mientras señala un breve texto con el ratón del ordenador. "La hicieron", dice leyendo literalmente de la pantalla "para evitar el odioso tráfico de niños que en ocasiones se da". "Ellos (la clase política) ya lo sabían. Es increíble que ahora hagan como que no saben nada y se echen las manos a la cabeza. Nos tratan como tontos a todos", dice enfadada.

Minutos antes de las 13.00 horas nos despedimos hasta un par de horas después. Flor ha decidido probar suerte en el banco, esperanzada con que no hayan cerrado, y se despide con prisa.

A primera hora de la tarde, apenas llaman un par de personas de Bizkaia afectadas por la presunta trama. Ante la aparente tregua que ofrece el teléfono, tiene más tiempo para hablar de los entresijos de la investigación. "En Gipuzkoa nos estamos moviendo mucho, pero estamos muy preocupados con lo que está pasando en Bizkaia porque no están por la labor de investigar. Se están archivando casi todos los casos y algunos hasta están prescribiendo. ¿Cómo puede prescribir un caso del año 80? ¿Entonces qué va a pasar con el resto?", se pregunta.

REUNIONES CON AFECTADOS

Asesoramiento in situ

Pero es a partir de las 17.00 horas cuando empieza el ajetreo vespertino en el despacho. Entonces, el teléfono queda relegado a un segundo plano para dar protagonismo al timbre, un sonido que anuncia la llegada de familias en busca de asesoramiento. Al igual que sucede por las mañanas, parece que todo el mundo se pone de acuerdo para llegar a la misma hora. Y es que las tres familias que visitan a Flor llegan en apenas seis minutos, por lo que la presidenta de la asociación improvisa una pequeña sala de espera mientras atiende a quien ha llegado primero. "Puedo pasarme media tarde cosiendo una colcha de macramé que, si tienen que venir varias personas, van a hacerlo todas a la vez", dice en tono jocoso ante un hecho que se ha repetido ya en demasiadas ocasiones como para que le pille por sorpresa.

Con infinita paciencia escucha las historias que los afectados le cuentan mientras revisa una y otra vez la documentación que aportan. Hoy está sola pero, con frecuencia, recibe la visita de alguien de la asociación que le ayuda a poner en orden los datos por las tardes.

"Lo que hacemos con los afectados es repasar la documentación que nos traen, buscar todas las erratas y contradicciones en fechas que pueda haber y ayudar a las familias a redactar la denuncia para que la entreguen en Fiscalía", relata.

Han pasado varios minutos desde las 19.00 horas y Flor decide que es suficiente por hoy. Apunta en varios papeles el trabajo que le queda pendiente y recoge sus cosas. "Ya has visto. Este es nuestro agobio diario", asevera mientras cierra la puerta hasta el día siguiente.

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