RESIDUOS
La Diputación pedirá la prórroga del acuerdo para enviar residuos a Bizkaia
Insiste en que no está en sus previsiones una incineradora «ni siquiera más pequeña»
28.02.12 - 02:35 -
El diputado foral de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Alduntzin, anunció ayer que el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa solicitará en su próxima asamblea una prórroga del convenio que permite trasladar basuras de este territorio a Bizkaia y que concluye el próximo mes de mayo.
Alduntzin recordó que el convenio incluye la posibilidad de prorrogarlo tres años más, aunque recalcó que la Diputación de Gipuzkoa calcula que solo hará falta hacerlo un año. Según las previsiones forales, para entonces ya serán visibles los resultados del sistema de recogida de residuos urbanos puerta a puerta que se prevé implantar en 34 municipios que se sumarán a los cuatro que ya lo hacen en la actualidad.
Los planes de la Diputación de Gipuzkoa chocan sin embargo con los de Bizkaia, que ya ha mostrado sus reticencias a prorrogar un convenio que, según sus responsables, está condicionado a la construcción de una incineradora. Ayer, Juan Carlos Alduntzin insistió en que el gobierno de Bildu «no tiene entre sus previsiones» levantar una infraestructura de este tipo, «ni siquiera más pequeña». Pese a esta postura, se mostró convencido de que la Diputación vizcaína prorrogará el convenio.
Alduntzin insistió en que tras las conversaciones que ha mantenido con los responsables vizcaínos no espera que se rechace la prórroga. No obstante, señaló que «habrá que ver si quieren someter al juego político una cuestión meramente de servicio público».
Para defender su posición, el diputado foral esgrimió el argumento de que el convenio «no está condicionado a la construcción de la incineradora, sino a que Gipuzkoa hiciera una planificación y gestione sus residuos, que es a lo que nos hemos comprometido. Nosotros no hemos variado porque tenemos previsto cumplir esta condición a finales de 2015».
Es un punto de vista que no comparte la Diputación de Bizkaia. Sus responsables están a la espera de conocer el plan de gestión de residuos de Gipuzkoa y la decisión final sobre el convenio, que debe prorrogarse anualmente, será adoptada por las Juntas Generales del territorio. La diputación vizcaína no quiso comentar ayer las declaraciones de Alduntzin «por respeto institucional», pero fuentes forales recordaron que el convenio, «aunque no incluye la palabra incineradora, sí que contiene el compromiso de construir el centro de gestión de residuos, donde está incluida esta infraestructura».
El convenio, firmado el 12 de junio de 2008, recuerda que este centro de gestión, aprobado en Gipuzkoa por las mancomunidades, «sustituirá a los vertederos actuales como infraestructura de cierre del sistema de gestión de residuos» del territorio. Además, establece que «si por razones justificadas el Centro de Gestión de Residuos de Gipuzkoa sufriese algún retraso en su puesta en marcha», el plazo de tres años podrá ser prorrogado anualmente.
Menos basura
Queda por ver qué es lo que las Juntas Generales de Bizkaia consideran justificado. En el caso de que rechacen la petición de prórroga, Gipuzkoa se colocaría en la incómoda posición de tener que gestionar toda la basura que se envía al territorio hermano (más de 88.500 toneladas en los últimos cuatro años).
Según los datos que ofreció ayer Juan Carlos Alduntzin, el problema no es tan escabroso como parece. El diputado de Medio Ambiente ofreció los datos oficiales de recogida de residuos durante 2011 facilitados por las mancomunidades. De las cifras esgrimidas se deduce, según el responsable foral, que «merece la pena que los ayuntamientos hagan esfuerzos para avanzar en el camino de que los residuos no vayan al vertedero». Es decir, que avancen hacia el sistema de recogida puerta a puerta.
El pasado año se recogieron en Gipuzkoa 350.593 toneladas de residuos, de las que 225.053 fueron trasladadas a vertederos. Esta cantidad supone un descenso con respecto a 2010, año en el que se recogieron 356.733 toneladas y 230.078 fueron al vertedero. Y revela también una «tendencia a la baja» en la generación de basura que ha provocado un cambio en la manera de afrontar el futuro. «La planificación en vigor marcaba una tendencia al alza, pero se ha producido una desviación a la baja del 25% y hacia ese camino debe tender la gestión de residuos para los próximos años», afirmó Alduntzin.
Puerta a puerta
La crisis económica y el descenso del consumo es una de las razones que explican que cada vez se genere menos basura. Lo que no está tan claro es el motivo por el que el reciclaje de residuos no va en aumento. «En los últimos cuatro años se nota un estancamiento en el porcentaje de tasa de reciclado, que no supera el 35% en la mayoría de las mancomunidades», explicó el diputado foral. Este estancamiento, por el contrario, «no se produjo en Oiartzun, Hernani y Usurbil, donde se ha implantado el puerta a puerta y el reciclaje asciende al 85,99%».
Según los datos de la Diputación, estos tres últimos municipios también destacan a la hora de contabilizar la fracción orgánica que recicla al año cada habitante. «El mejor dato con el quinto contenedor es el de Sasieta, con 22 kilos, mientras que los ayuntamientos del puerta a puerta cuadruplican esta cifra, con 87 kilos».
Alduntzin recordó que por cada guipuzcoano se envía al vertedero casi 310 kilos de residuos y de lo que se recicla «casi la mitad es papel, cartón y vidrio». Cada tonelada de residuos que va al vertedero «cuesta 140 euros». «Estamos haciendo una burrada al echar un montón de euros a la basura porque lo que no logramos reciclar tiene un costo elevado», subrayó. La solución, insistió el diputado, es la recogida puerta a puerta, sistema que excluye a la incineradora «porque no es rentable y porque realizando bien la recogida selectiva esta infraestructura no es viable».
El responsable de Medio Ambiente se mostró convencido de que el puerta a puerta puede ponerse en marcha en municipios como San Sebastián y no solo en pequeñas poblaciones. Para demostrarlo, recordó que este sistema «funciona en ciudades muchísimo mayores como Bruselas y Turin», localidades donde, no obstante, hay plantas incineradoras.
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