Línea 2. Autobús urbano, en su recorrido por el barrio de Ventas. :: F. DE LA HERA
La reforma de las líneas de los autobuses urbanos quedó el pasado miércoles sobre la mesa del Pleno porque el Gobierno no encontró apoyos suficientes. Más allá de las discrepancias concretas sobre el planteamiento, que parece haberlas y algunos grupos ya las han hecho públicas, en el Pleno lo que más se le recriminó al grupo gobernante, el PSE, fueron cuestiones de procedimiento.
Ya dijo aquel mismo día el alcalde, José Antonio Santano, que iba a buscar las soluciones «por tierra mar y aire». El lunes reunió a la Junta de Portavoces y recibió la información sobre la propuesta de la Diputación Foral «con membrete», dijo remarcando el carácter oficial que le habían reclamado en el Pleno. Y el mismo lunes anunciaba la convocatoria de la Mesa de Movilidad, como le sugirieron el resto de grupos. Todos ellos coinciden en que hasta ahora «no ha habido debate real», sino una propuesta del Gobierno que ha sido explicada. Consideran que la Mesa de Movilidad es el lugar para plantear dudas, discrepancias, alternativas y propuestas «si el Gobierno va con la idea de escuchar», y sólo el PP ha querido avanzar las suyas.
Tres posturas distintas
Bildu, PP y Ezker Batua valoraron ayer, por separado, la nueva situación en el debate de los autobuses. Para la coalición abertzale, el mayor problema es que aprecian que «las razones del Gobierno para modificar el servicio de transporte público urbano son exclusivamente económicas», mientras Bildu mira «a los principios del Plan de Movilidad Urbana Sostenible», explicó el portavoz, Oinatz Mitxelena, en un discurso bilingüe. El edil anunció que será en el contexto de la Mesa de Movilidad donde plantearán «la discusión sobre líneas y trazados», buscando «satisfacer las necesidades de uso que vemos que existen en la ciudadanía».
La portavoz del PP Juana de Bengoechea recordó las tres discrepancias principales que ya mostró en el Pleno. «Pedíamos una garantía de que Diputación cambiará sus líneas para complementar los cambios municipales y que lo hará el mismo día», y eso ya lo tienen. Otro desacuerdo derivaba de que con las modificaciones «se desatiende la conexión centro ciudad-Centro Comercial Txingudi», para lo que el PP propone la solución que explicó el edil Santiago Reyes: «Alargar uno de cada tres servicios de la línea 2 hasta el Centro Comercial». La tercera pega, la del servicio taxibús en Meaka, se debía a la obligatoriedad de usar tarjeta Lurraldebús y a no poder hacer luego transbordos gratuitos. Si bien parece que el Gobierno asume corregir la segunda parte, para la primera Bengoechea pedía «algo tan sencillo como hacer recibos con nombre y DNI del usuario, fecha y hora, para poder pagar con dinero y dejar constancia del viaje».
Por su parte, Ezker Batua se refirió a que el mero hecho de que el dictamen no se aprobara en el Pleno «ya ha supuesto mejoras: se va a mejorar la participación con una convocatoria de Mesa de Movilidad no para escuchar al Gobierno, sino para hacer un debate; hemos visto un documento oficial de diputación con sus planteamientos, y el Gobierno ha asumido que los usuarios del taxibús puedan hacer transbordos gratuitos». Sin embargo, para Manuel Millán esto «de momento es insuficiente» y llevará a la Mesa de Movilidad propuestas para evitar lo que considera «un tijeretazo a un servicio público básico en el que lo que hay que hacer es mejorar la calidad».
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