El sirimiri se sumó a la fiesta
Artesanos, dantzaris, trikitilaris y bertsolaris recuperaron su escenario tradicional y animaron la jornada por la mañana
La Euskal Jira regresó a la plaza Urdanibia y celebró casi todas las actividades programadas pese a la lluvia
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Pocas cosas hay tan nuestras como el sirimiri, pero por muy familiar que nos resulte hay veces que nos incomoda demasiado, especialmente cuando hace acto de presencia en las fiestas populares. Es lo que ocurrió ayer en la Euskal Jira, regada desde el punto de la mañana por una fina lluvia que, a ratos, arreció convirtiéndose en chubasco y hasta en chaparrón.
A pesar de que el tiempo no acompañó, organizadores y protagonistas de la fiesta, protegidos con paraguas y chubasqueros, decidieron celebrar prácticamente todos los actos previstos. El público no acudió en masa como en anteriores ediciones soleadas de Irungo Euskal Jira, pero fue el suficiente como para que dantzaris, trikitilaris, bertsolaris y artesanos se sintieran arropados durante toda la mañana en la plaza de Urdanibia.
Este escenario tradicional, al que regresó ayer la fiesta vasca de agosto, ofreció al público las actuaciones de grupos de dantza y trikitixa, que crearon un animado ambiente en la renovada plaza. También los bertsolaris fueron muy aplaudidos por el público. Sin embargo, la organización se vio obligada a suspender el herri kirolak, porque a la hora en la que estaba programado la lluvia caía con intensidad.
Gurdias a cubierto
«Hemos empezado la mañana bajo la lluvia y así seguimos», decía Lucas Quintana, secretario de Irungo Euskal Jira, mientras preparaba unos pintxos de txistorra en la barra instalada en la plaza. «Hemos montado el bar y los artesanos han colocado sus puestos sin que parara de llover. La pena ha sido que a la hora del herri kirolak caía con bastante fuerza y lo hemos tenido que suspender, pero el resto de los actos se han desarrollado con normalidad».
Tampoco se pudo completar la exposición de gurdias en la plaza Urdanibia, por miedo a que sufrieran algún desperfecto de cara al desfile de la tarde. «Salvo las de Behobia, Meaka y Hendaya, que sí están aquí, el resto se ha quedado a cubierto en un pabellón de la avenida de Letxunborro que nos ha cedido el Ayuntamiento y de allí saldrán directamente para el desfile», añadía Lucas Quintana.
De las tres gurdias expuestas por la mañana en la paza Urdanibia, la de Behobia fue la más visitada, especialmente por el público menudo, ya que representaba un gallinero con animales reales en su jaula. Decenas de niños y niñas acudieron como moscas a la miel a la gurdia de la 'república independiente' para ver al gallo y a las gallinas de esta bonita carroza presentada a la Euskal Jira 2015.
Y tarros de rica miel , entre otros muchos productos, fueron los adquiridos por el público asistente a la fiesta vasca en los puestos artesanos instalados en la plaza. Además de los apicultores y reposteros, cesteros y artesanos de la piedra, el cuero y la madera ofrecieron sus productos en la Irungo Euskal Jira.
Doce años lleva viniendo a la fiesta irundarra del mes de agosto el cestero Iñaki Aguirrezabala, de Matxinbenta, organizador de la feria de los artesanos. Iñaki es conocido ya en la comarca del Bidasoa no solo por sus artículos, sino también por las demostraciones y talleres en los que, tanto él como su mujer, explican el proceso de fabricación manual de los productos, desde la recogida de las cepas de castaño en el bosque hasta la exposición en los puestos de las diferentes ferias a las que acuden.
«Llevo 32 años haciendo cestos», contaba Iñaki Agirrezabala, mientras mostraba al público su trabajo. «Nací en una familia de cesteros. Mi madre hizo este trabajo desde los 14 hasta los 60 años y yo empecé con 8 años. Entonces no me gustaba, porque lo que quería era jugar, pero ahora me dedico a ello y no lo puedo dejar. Me gusta mucho ver el interés de los niños cuando ven cómo se hace nuestro trabajo». Si pagáramos por horas de dedicación, el trabajo de Iñaki no tendría precio.
A las dos de la tarde, los participantes en las actividades matinales de la Euskal Jira celebraron una comida de hermandad y cruzaron los dedos para que la lluvia les diera una tregua en el desfile de la tarde.
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