lunes, 30 de septiembre de 2019

El factor clima entra en la historia

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 29 de Septiembre de 2019.

El factor clima entra en la historia

Lleno. El público siguió con mucho interés la intervención de Mertxe Urteaga./FLOREN PORTU
Lleno. El público siguió con mucho interés la intervención de Mertxe Urteaga. / FLOREN PORTU

Kyle Harper, autor del libro, defiende que las fluctuaciones climáticas fueron determinantes en la evolución del Imperio romano

MARÍA JOSÉ ATIENZAIRUN.
El geógrafo Ptolomeo (Alejandría, 100- 170) dejó escrito que en su ciudad llovía todos los meses, excepto en agosto. El Norte de África, hoy territorio semidesértico, era entonces una tierra fértil y generosa, que se iba a convertir en el granero del Impero romano.
El historiador Procopio (Cesarea, 500-Constantinopla, 565) fue testigo de que en el año 536 «el sol proyectó su luz sin brillo, como la luna y se parecía sobremanera al sol durante un eclipse, pues los rayos no eran claros como los que genera normalmente. Desde que esto sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra, ni de la pestilencia, ni de nada que trajera la muerte».
Las citas sobre el clima de Ptolomeo y Procopio fueron dos de los textos citados por Mertxe Urteaga en su tertulia literaria sobre el libro 'El fatal destino de Roma. Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio', del estadounidense Kyle Harper. Investigador, profesor y rector del departamento Classics and Letters de la Universidad de Oklahoma, Harper introduce en este libro un planteamiento «innovador y rompedor», que es la relación causa-efecto entre el clima y la expansión y destrucción del Imperio Romano. A factores como la fatiga militar o las corruptelas e intrigas políticas, el autor suma las fluctuaciones climáticas como factores determinantes de la historia de Roma.
«El estudio climático al que se refiere el libro empieza alrededor del año 250 a.C., coincidiendo con la conquista de Iberia», explicó Mertxe Urteaga. «Harper defiende que los cambios en el Imperio romano vienen marcados de manera determinante por las fluctuaciones del clima. Pretende que la expansión de Roma coincide con un periodo de bonanza climática excepcional que historiadores y climatólogos han denominado Óptimo Climático Romano (OCR). Este periodo, que acompaña al Imperio hasta la crisis del siglo III, permite, entre otras cosas, que tierras marginales fueran cultivables en una proporción tal que pudieron superar incluso las obtenidas con las conquistas militares. Cuando ese periodo de bonanza climática acaba, comienzan los problemas».
«La expansión de Roma coincidió con un periodo de bonanza climática excepcional»
Desde finales del siglo II, «los días sonrientes de la OCR terminan, aunque la ruptura no es súbita. Hay una transición climática que se prolongó tres siglos».
Como las de Ptolomeo y Procopio hay cientos de citas sobre el clima a lo largo de la historia. «Harper ha colaborado en un proyecto que consiste en reunir todas las fuentes históricas que hablan sobre acontecimientos climáticos. Es una base de datos impresionante y compartida. Está en la red y se puede consultar», añadió Urteaga.

Pruebas científicas

Este registro de citas, unido a una eclosión de investigaciones científicas sobre el clima realizadas durante los últimos años, son los pilares sobre los que se asienta el rompedor planteamiento de Harper. Entre las investigaciones citadas, se encuentran los testigos de hielo de la base Vostok de la Antártida. Se trata de muestras cilíndricas, obtenidas mediante la perforación del sustrato que constituyen potentes indicadores de procesos del pasado. Otras pruebas científicas expuestas por Harper son las señales climáticas que quedan registradas en las secuencias de los anillos de los árboles y los estudios de estalactitas y estalagmitas, que recogen las condiciones climáticas del exterior , al igual que los sedimentos de los lagos.
Estas investigaciones explican, entre otras muchas cosas, la cita de Procopio. «A principios de 536 se produjo una enorme erupción volcánica en el hemisferio Norte, que lanzó megatones de aerosoles de sulfato a la estratosfera. Las pruebas han conformado una explosión aún más terrible en el trópico en el año 540. En menos de cuatro años, gigantescas nubes de sulfatos bloquearon la entrada de energía solar».
La reflexión de Mertxe Urteaga sobre 'El fatal destino de Roma' es que, aunque no puede hacerse «propietaria de los planteamientos de Harper», sí comparte «una visión de la diacronía de la historia no lineal, no ligada exclusivamente a los acontecimientos; una historia que refleja que las condiciones medioambientales son inseparables de su evolución, porque la condicionan en gran manera».

No hay comentarios: