El origen de la medicina en Irun
El doctor Juan José Martínez Rodríguez fue el primero de los doce ponentes de la Jornada de Historia Sanitaria que Irun 1522 ofreció ayer y dio detalles sobre los primeros profesionales de la salud irundarras de los que se tiene constancia
UN REPORTAJE DE JON GUEZALA - Domingo, 24 de Noviembre de 2019 - Actualizado a las 06:04h
El doctor Juan José Martínez, ayer, durante su ponencia sobre la historia médica de Irun, en Ficoba. (Irun 1522)
La mayor parte de los avances médicos a lo largo de la historia han llegado de mano de guerras, desastres y epidemias;los doce ponentes que participaron ayer en la Jornada de Historia Sanitaria Aplicada a Mejora de las Consecuencias de los Campos de Batalla que la Fundación Irun 1522 celebró ayer en Ficoba lo dejaron bien claro.
Es complicado ser consciente de las enormes zancadas que los profesionales de la medicina han dado en los últimos siglos en su campo de conocimiento sin tener en cuenta la perspectiva histórica. Hace cuatrocientos años, por ejemplo, se pensaba que era imperativo purgar las heridas provocadas por armas de fuego pues se consideraba que la pólvora era tóxica. Por ello, según explicó el doctor José María Urkia, segundo ponente del evento de Irun 1522, los médicos de la época vertían todo tipo de sustancias sobre dichas heridas, desde miel hasta leche materna, antes incluso de sacar la bala.
La mayoría de dichas sustancias solo provocaban que las heridas se infectasen, empeorando aún más el estado de salud del paciente. El objetivo de la actuación era siempre el mismo, que brotase pus, cuanto más mejor, pues se entendía que se aceleraba el proceso natural de cura de tejidos del cuerpo humano.
A ese y a otras muchas creencias erróneas tuvieron que enfrentarse los profesionales de la salud, y sobre todo los pacientes, de siglos pasados hasta que, a base de ensayo y error, se fueron conformando las bases de lo que hoy llamamos medicina moderna.
La comarca del Bidasoa no ha sido ajena, ni mucho menos, al proceso de evolución de la disciplina. Su enclave fronterizo ha supuesto históricamente que haya sido escenariode cruentas batallas en más de una ocasión. Así, según explicó el doctor en Medicina y Cirugía Juan José Martínez, a pesar de que en el siglo XVI Irun apenas tenía 600 habitantes, siendo todavía una unidad territorial dependiente de Hondarribia, contaba ya con un hospital.
El primer hospital de Irun fue el de Santa Margarita, que estaba situado tras la parroquia del Juncal, “a orillas del río Bidasoa, en el camino que unía a Irun con Hendaia”. Según datos recopilados de distintas fuentes por el doctor, el edificio en el que se encontraba “fue construido en el siglo XIII” y “fue destruido por tropas francesas a comienzos del siglo XVII”. “Lope de Isasti señalaba en 1625 que era un hospital para los pobres mendicantes”, narraba Martínez.
El segundo hospital, mucho más conocido ya que el edificio en el que se encontraba perdura hasta nuestros días, era el de Nuestra Señora de la Purísima Concepción. Ubicadas en la plaza Urdanibia, sus antiguas dependencias albergan a día de hoy el Euskaltegi municipal y la galería Menchu Gal. El centro se fundó, tal y como aseguró Martínez, a petición expresa del general Sancho de Urdanibia, natural de Irun y vecino de Cádiz, que dejó por escrito en su testamento que legaba dos mil ducados de plata a la reconstrucción del hospital de Irun tras ser destruido por los franceses.
El encargado de construir el edificio fue el capitán Pedro de Aramburu, que compró unos terrenos “en el lugar denominado Corrocoiz por cien ducados de plata”, en palabras del ponente. Una vez edificado, el hospital fue entregado a sus patronos en septiembre de 1652. Tenía, en el momento de su inauguración, “24 camas con sus correspondientes enseres”.
Según señaló Martínez, el importante papel del centro en la vida irundarra tuvo dos motivos principales: la labor que en el mismo se realizaba con los pobres de la población y que el sueldo que ofrecía el hospital a los profesionales sanitarios que adquirían plaza en el mismo se sumaba al que pagaba el municipio.
El cierre del centro hospitalario a principios del siglo XIX también fue provocado por dos factores: la mala gestión del administrador Domingo José de Olazábal, que dejó una gran deuda económica tras fallecer, y la destrucción del edificio durante la Guerra de la Independencia.
Durante el periodo en el que el hospital estuvo activo fueron numerosos los profesionales sanitarios que utilizaron sus instalaciones. Llegado a este punto es imprescindible la distinción que el doctor Urkia realizó ayer durante su conferencia en Ficoba: la Medicina y la Cirugía eran “dos mundos distintos” en el Renacimiento. “La cultura médica, escrita completamente en latín, se recluía en los libros y para los médicos el paciente se situaba lejos;en cambio, la labor de los cirujanos, de los que se manchaban las manos, era considerada de segunda categoría”, explicaba Urkia.
Los primeros de Irun
El primer médico que dio servicio en Irun del que se tiene constancia, según los datos del doctor Martínez, fue Estevan de Yrigoyti, que fue contratado por los patronos del hopital de Nuestra Señora de la Purísima Concepción el 9 de julio de 1651. Su labor era la de atender a los enfermos del centro y realizar visitas a domicilio tanto en el centro de la localidad, a los que cobrara un real de plata, como a los caseríos, a los que cobraba dos. El contrato especificaba que el médico debía residir en el hospital y su salario era de 300 ducados de vellón.
A Yrigoyti le sustituyeron en el cargo sucesivamente Felix de Berrotaran, Mathias de Beynza, Pedro de Gaztambide y muhos más, hasta llegar a Ildefonso de Achúcarro, último médico de dicha época, que dejó el puesto en el hospital en febrero de 1800.
En cuanto a los cirujanos, entre los siglos XVII y XVIII siempre hubo un mínimo de dos contratados en la localidad bidasotarra. El primero de cuyo contrato se tiene constancia es Gabriel de Iribarren, cuyo nombre aparece en el acta municipal del 9 de mayo de 1649, aunque en dicho documento no se especifican las condiciones del contrato.
El siguiente fue Juan de Seyn, contratado el 2 de febrero de 1656, con un salario de 120 reales de vellón. Junto a este también sirvió durante muchos años Pedro de Irazával. Tras múltiples sucesiones, el último de los cirujanos de la época en la ciudad fue Ramón Aramburu que ejerció en el municipio entre 1794 y 1823, año en el que fue cesado “debido a su ideología política liberal”, por la que, a pesar de sus largos años de servicio. llegó a tener que mendigar.
Todo lo que precede a estas líneas es solo un pequeño fragmento de todo lo que explicaron los doctores Martínez y Urkia y el resto de ponentes del acto de Irun 1522;un bautismo de fuego que resultó todo un éxito para la fundación.
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